19- ella era mi hermana.

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-¿de cuál modo?- dijo viendo el desorden. -¿Camila hizo esto?- pregunto horrorizada viendo el desorden, eso me dio mala espina.

-sí, tuvo un momento de descontrol- ella soltó un jadeo horrorizada.

-Jesús, esto no puede volver a sucedes – estaba tan blanca como una hoja de papel.

-¿Qué sucedió?-dije con curiosidad.

-hace cinco años Camila era una persona completamente diferente, era incluso más extrovertida de lo que soy yo, su vida se basaba fiestas, peleas clandestinas y mucho alcohol, la típica etapa de rebeldía que sufrimos todos, pero a ella le afecto mucho más, su madre trabajaba mucho pues era la que tenía que traer el sustento para su hogar, pese a que recibía ayuda de su marido, Camila gastaba mucho dinero, sé que incluso llego a drogarse varias veces, ella tenía dos vidas, entrelazadas pero  lograba mantenerlas alejadas la una de la otro, en aquella época, nosotros nos dejamos de hablar, pues a pesar de a lo que se dedican mis padres ellos no me dejaban salir, y eso la molestaba bastante, desde los catorce hasta los dieciséis Camila asistía regularmente a las peleas, e incluso tuvo un novio que vivía de este mundo, su relación era muy destructiva para ella, un fin de semana como cualquiera había una pelea importante, pues según lo que tengo entendido, dos familias se reunirían para un gran negocio de tráfico de drogas, el novio de esta creo que tenía una hermana, o algo así, Camila y ella se volvieron sumamente unidas, ese fin de semana   no asistió, pues estaba enferma, la chica murió, el novio de Camila la había prometido para que uno de los jefes la usara esa noche y como ella no asistió él tuvo que dar a aquella chica, fue violada por más de tres hombres y después la asesinaron, Jonatán nunca le dijo la verdad, no sé qué mentira le abra metido, pero fue muy fuerte hasta el punto que logro que ella se culpara por la muerte de la chica desde ese fin de semana, cambio completamente, se encerró en ella misma, de vez en cuando camia tenían ataques de histeria en el colegio rompiendo todo a su paso, tuvo que visitar al psicólogo, después de eso su vida se centró en los libros- termino de narran tenía mi mandíbula y puños apretados.- no se lo puedes contar, ella piensa que no sabemos nada de eso, así que no se lo vas a preguntar nada respecto a eso, me entiendes.- simplemente asentí con la cabeza.

-¿cómo es su apellido?

-de quien.

-el novio de Camila

-Jonatán ferreri, desapareció después de lo sucedido.- y fue como si me hubieran dado un gancho al estómago.

-¿Cómo se llamaba ella?- al parecer no entendió mi pregunta- ¿Cómo se llamaba la supuesta hermana de ferreri?- dije con tanto odio y desprecio su nombre.

-según supe, anya...- y lo vi todo rojo esta vez fue mi puño el que impacto contra la pared.

-ella no era su hermana- dije con la mandíbula apretada.

-porque lo dices.- dijo con el entrecejo junto

-porque ella era mi hermana- su cara fue de asombro total.- él era amigo de mi hermana nos hizo creer que la quería como una hermana y así la llamaba y presentaba en muchas ocasiones, me imagino que así se la presento a Camila- la deje con la palabra en la boca, no podía seguir viéndola, Salí de la casa maldiciendo en los idiomas que conocía.

Camine hasta el lugar favorito de mi hermana, su casa en el árbol me subí allí, y seguía como hace cinco años, sus fotos y cosas favoritas estaban allí, cogí su última foto, estábamos los cuatro hermanos, ella en la espalda de Alan, Adam y yo a cada lado, éramos felices, todo se arruino después de su muerte. Pase allí arriba lo que quedaba de día, quería recordar a mi hermanita, la niña de la casa, pues fue la última y única niña que logro tener nuestra madre. Cuando el cielo estuvo poblado de estrellas baje de allí volviendo a encerrar los recuerdos de anya.

-te estuve buscando toda la tarde, el hombre por fin hablo, para solo decir, que saludos de Jonatán ferreri y que pronto nos veríamos, ahora está muerto- dijo Adam cuando siquiera había entrado en casa.

-¿porque murió tan pronto?- pregunte con voz monótona.

-Alan lo mato en un arranque de ira- se encogió de hombros y luego lo perdí de vista.

Pase de largo hasta mi cuarto cuando entre allí el sonido del agua corriendo fue lo que llamo mi atención, lentamente me acerque hasta la puerta, abrí un poco, y vi a Camila de espalda, volví a cerrar la puerta antes de que la tentación me gana y me metiera con ella en la ducha, en vez de eso me desvestí colocándome un pantalón de chándal para dormir, tirándome sobre la cama revise mi móvil para tratar de distraerme pero mi atención de desviaba cada vez más seguido a la puerta del baño, sin poder concentrarme deje el móvil en la mesita de noche y con una creciente erección me acoste boca abajo en la cama. Minutos después el agua dejo de correr.

-¡maldición!, alix me has asustado- solo gire mi cuello y cabeza para verla, y me arrepiento totalmente. Con su mano ajustaba su toalla aplastando sus senos volviéndolos más notorios, su piel húmeda por su reciente baño- ¡ALIX!- grito al ver que no les taba prestando atención.

-que decías- dije moviendo mi cabeza.

-que si me puedes dar algo de tu ropa y las pastillas para el dolor.- dijo lo último con una mueca. Rápidamente me levante, olvidándome de esa parte de mi anatomía que no controlaba por completo- y creo que necesitas una ducha de agua fría – su mirada estaba clavada en mi tienda de campaña.

-es lo que pasa cuando he visto tu cuerpo desnudo más de una vez y ahora no estas ayudando mucho con esa minúscula toalla y piel húmeda- le di una rápida mirada por todo su cuerpo mordiendo mi labio inferior.

-la ropa, por favor- dijo sonrojada y con voz temblorosa.

Deje de jugar con ella y le pase una de mis camisetas más grandes, junto con unos bóxer licrado, que estoy seguro se le ajustarían perfecto a ese gran trasero, le volví a dar la cara dejando la ropa en la cama- las pastillas están allí-señale la mesilla donde estaba mi teléfono- y para el agua tienes que bajar. -Dicho esto pase por su lado dándole una nalgada, encerrándome en el baño, escuchando el chillido de su parte.

Con una dosis de auto-amor logre controlar esa necesidad fisiológica, envolviendo una toalla a mi cintura Salí del baño, Camila ya estaba acostada, su exuberante trasero resaltando debajo de las sabanas hasta que se movió para mirarme fijamente.

-¿qué haces aquí?-dijo con la mirada seria al igual que su voz, su actitud me confundió.

-este es mi cuarto, y tú eres la intrusa aquí- le respondí de igual modo, no lo dudó ni un segundo levantándose de la cama, se dirigió a la puerta - ¿A dónde crees que vas? – pregunte siguiendola gasta la puerta.

Sin responder a mi pregunta cerró la puerta, verdaderamente me dejo perdido su tono y actitud, sin ponerme nada, me lance en la cama pada dormir.

Me desperté temprano, colocándome ropa deportiva baje con energía suficiente para pasearme por el GYM.

-¿Qué hace Camila en el sofá durmiendo?, hijo- fue lo primero que me dijo mi madre nada más atravesar la puerta de la cocina.

-buenos días para ti también- ignorando su pregunta saque leche de la nevera.

-no estoy de humor, ¿Por qué Camila está durmiendo en la sala y no en un cuarto?- respondió sin dejar de mirarme.

-no tengo idea- no quería verla a los ojos,

-alix...- dijo en tono de advertencia.

-enserio que no lose mamá- la vi durante unos segundos a los ojos y eso pareció bastarle.

-está bien – sigue con su lectura del periódico, yo termine de servir cereal con leche y lo comí rápidamente.

Y como para llegar al GYM toca pasar por la sala no me resistí para ver a Camila, estaba en una postura rara en el sofá, estaba seguro que sus músculos dolerían cuando se despertara, una minúscula parte buena de mí, que se despertó solo por ella, no resistió en verla en aquella pose, así que con cuidado de no despertarla la levante en mis brazos para empezar a subir a mi cuarto.

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora