25-enfermera.

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-tendrá que tomar estas pastillas, no se puede mover mucho, y necesitara ayuda para muchas cosas- esta vez estaba apretando la mandíbula y no por el dolor sino por la punzada de celos que sentía, ya descubrí porque sonreía tanto, Camila está en bragas y la camisa a duras penas le tapa su goloso culo y sus pezones se notaban a través de la tela.

-mejor manda a alguien para que me ayuden a subir- su sonrisa se borró al ver mi rostro, salió pitando de allí- me podría pasar un vaso con agua para las pastillas –suavicé notoriamente mi voz con ella, rápidamente salió del cuarto, segundos después entro Justin con una nueva sonrisa lobuna.

-ni lo pienses- sus ojos me miraban confundidos.

-¿de que hablas?

-no te quiero ver cerca de ella, está vetada- su ceño se frunció en respuesta.

-hermano no puedes hacer eso, no la has visto, tiene un buen culo...

-está vetada fin de la historia- no dijo nada pues Camila entro en ese momento con el vaso con agua que le pedí- gracias- le di una corta sonrisa antes de que Justin me tendiera dos pastillas, y se dedicó a vendar mi muslo

-eso aliviara el dolor, que no salga de la cama y no esfuerce la pierna, va a necesitar que lo ayuden en gran parte de las cosas, y no lo deje solo mucho tiempo, en unos días volveré para quitarle la costura.- le hablaba seriamente mirando a Camila, la sonrisa juguetona ya no estaba en su rostro.

-está bien- dijo con los ojos entrecerrados- y disimule mejor a la próxima que a las mujeres no nos gusta ese tipo de miradas- cruzo sus brazos sobre su pecho, entraron dos hombres.

Camila Salió primero del cuarto, y los dos hombres me levantaron de la camilla, y guiaron por la casa, Camila iba delante nuestro y fue una maldita tentación, sus dos nalgas revotaban en cada paso que daba y sabía que no era el único que está disfrutando de la vista, cuando por fin me dejaron en mi cuarto pude respirar tranquilo ya nadie más se comería con la vista a Camila.

-me podrías ayudar a quitarme la ropa, me quiero dar un baño-

-no creo que puedas, el medicamento en nada te dejara fuera de juego- y como si mi cuerpo le perteneciera, comencé a sentirlo pesado y me costaba cada vez más tener los ojos abierto, sentí como se subía en la cama, sus piernas se posaron a cada lado de mis caderas y sentí sus manos en el borde de mi camiseta.

-me gustaría estar en esta posición en otro momento- pesadamente coloque mis manos en sus muslos.

-ni lo creas es para quitarte la camiseta, ahora sube tus brazos.- sentía la presión de la tela bajo mis brazos.

-si te quedas esta noche conmigo.

-ni loca

-necesito a alguien que me cuide y quien mejor que tu- subí los brazos y le permití quitarme la camisa eso fue lo último que recuerdo.

Un dolor punzante en mi pierna fue lo que me alejo de los brazos de Morfeo.

-alix, despierta, alix- mi brazo era sacudido, así que me rendí y abrí los ojos – ya es hora de que te tomes las pastillas – estiro sus manos en mi dirección.

Me senté en la cama y cogí las cosas de sus manos, trague las pastillas y luego el agua.

-bien tengo que quitarte el vendaje y luego vas a entrar a bañarte

-como mande capitán.

Después de que quitara, limpiara la herida me ayudo a entrar en el baño, allí como puede me bañe, envolviendo una toalla en mi cintura salí del cuarto de baño pues no tenía ropa allí dentro, Camila no estaba por ninguna parte, cuando estaba con los bóxer en su lugar Camila entro con una bandeja con comida en ella.

-necesitas ayuda con eso- señalo la bermuda que tenía en mano.

-por favor- la extendí en su dirección.

-no hasta que coloque un nuevo vendaje.- dejo la bandeja en la cama-desayuna, voy a arreglarme, cuando vuelva  voy a poner un nuevo vendaje.-

-está bien- salió del cuarto y me acerque a la cama para poder desayunar.

-dime porque estás haciendo esto – no terminaba de dar el primer mordisco cuando Alan ya me estaba acusando con la mirada.

-no sé de qué hablas- me desentendí de lo que estaba diciendo.

- nunca antes has necesitado ayuda cuando te han herido, y Camila aparece y la necesitas, ¿qué es lo que estas tramando?- sus brazos cruzados sobre su pecho y mirada acusadora, me conocía tan bien mi hermano pequeño.

-me gusta ser mimado, qué más puedo decir, y me gusta que ella me mime-

-por qué será que eso no me convence.

- no te tiene que convencer lo que pretenda o no hacer.

-alix, ella no es una cualquiera y te advierto tampoco es ingenua, es más lista que un zorro y puede ser tan dulce como una niña de cinco años, juega bien tus cartas y no saldrás quemado – eso llamo lo suficiente mi atención.

-y tú ¿de donde sacas eso?

-como dijo alexia y por lo que yo comprobé, ella le plantó cara a su familia, no dudara en hacerlo con cualquiera y tú mismo lo viste a noche cuando mando a tres hombres más grandes que ella, tiene más pelotas que más de un hombre con los que me he topado.

-¿porque todos me dicen lo mismo?- estaba frustrado por los comentarios que estaban haciendo ese par.

-que no seas idiota con ella, y mantengas tu polla en tus pantalones- sin más salió del cuarto, termine la comida dejando la bandeja en la mesita de boche y me deje caer como una roca sobre la cama pues el sueño me estaba ganando.

CAMILA.

No puedo creer que alexia extrañara estar aquí metida.

-sigo sin poder creer que extrañes toda esta mierda.- estaba enojada, mucho más que enojada.

-deja de ser cascarrabias Camila, y si extrañaba toda esta mierda porque me mantiene distraída de toda la mierda que maneja mi familia, además de que voy a estar en cuarentena cuando este bebe nazca- su mano bajo hasta su poco abultado vientre.

- cascarrabias y todo lo que quieras pero sigue sin gustarme esta mierda y más que me hicieron madrugar más de una hora, para poder llegar aquí- sentí un gruñido en el inicio de mi garganta y estaba tratando de peinar mi alborotado cabello.

-es por una semana, mientras nos entregan el apartamento- su cara estaba radiante, no sabía cómo demonios podía estar así.

-detesto a los tipos que dañaron mi casa, mi vida, son unos malditos desgraciados- no dije más pues en ese momento llegábamos hasta Andrés, sami y para mi más mala suerte ángel.

-qué cara tienes hoy mujer- sami también estaba con una sonrisa de oreja a oreja.

-no me jodan no estoy de genio- dije antes de sentarme y recostar mi cabeza en el hombro de Andrés- tengo sueño- dije con un gimoteo.


CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora