16-dos idiotas.

2.8K 154 0
                                    


-mierdas- digo por el dolor que me provoco la caída.

-fíjate por donde vas criada- levante la vista para encontrarme con un tio con rasgos parecidos a los de alix, exceptuando sus ojos estos son marrón.

-¿disculpa?-dije un poco enfadada

-estas disculpada pero que no se repita así que levántese y siga con su trabajo.-dijo viéndome con desprecio.

-maldito infeliz- dije tratando que no escuchara pues ya había empezado a subir las escaleras.

-cómo fue que dijiste, sirvienta- llego a mi lado y si las miradas matasen, estuviera más que muerta.

-maldito infeliz- dije cerrando los ojos pues el dolor de mis costillas se estaba volviendo más insoportable.

Sentí un jalón de brazo para luego estar de pie, aquel tío me agarrada del brazo con mucha fuerza, hasta el punto de querer soltarme deliberadamente, pero sabía que si me movía bruscamente me lastimaría más dolo que ya estoy.

-suélteme, me está lastimando- dije apretando los dientes para no soltar ningún quejido.

Este zarandeo mi cuerpo logrando que una lagrime se escapara de mis ojos.

-llorar no te va a salvar.- dijo con tanta maldad en su voz que verdaderamente me asusto.

-Alfred suéltala- demando con voz ronca alix.

-me ha insultado y merece ser castigada, tiene que aprender su lugar como sirvienta- dijo, él que ahora sé que se llama Alfred, apretando su agarre.

-ella no es una sirvienta es mi invitada y la estas lastimado – no quería abrir mis ojos, sabía que estaba a nada de ponerme a llorar como si fuera una cría, me soltó empujando mi cuerpo, logrando que cayera de costado, como no tuve mucho tiempo de reaccionar coloque mal mi mano y golpee fuertemente mi costada, rápidamente alix se acercó a ayudarme alzándome en sus brazos.

-¿te duele mucho?-

-enserio eres idiota.- reprimí un quejido al mover mi mano-duele mucho.

-vamos a que alguien te revise- me dejo en un sillón- no te muevas ya vengo. –dijo saliendo de mi campo de vista.

-maldito desgraciado, hijo de su madre y de su padre, capullo sin pelotas...- esos y muchos más insultos salieron de mi boca dirigidos a los dos idiotas culpables de mi dolor.

-una señorita no debería decir todo eso.- dijo una señora elegantemente vestida.

-es una mejor forma de aguantar el dolor, o prefiere que grite.- solté antes de poder controlar lo que decía.- no fue mi intención hablarle mal, discúlpeme señora.- me disculpe antes de que pudiera recriminarme por algo.

-y dime linda ¿que fue lo que sucedió? para que estés insultando a alguien.- dijo con humor en sus ojos pero sería de rostro.

-primero un idiota trato de golpear a una de mis amigas porque está embarazada, así que yo me metí en medio y recibí el golpe, después me le lance encima para golpearlo cuando alix me separo comenzaron a dispararle a mi casa, así llegamos aquí, baje las escaleras y me estrelle con otro idiota el cual me dijo muchas cosas feas, y me trato mal, me levanto del suelo agarrando fuertemente mi brazo y otra vez alix intervino, pero el segundo idiota en vez de solo soltarme y largarse me empujo logrando que me lastimara la muñeca y otra vez el costado- termine tomando una gran bocanada de aire, en los ojos de la señora ya no había rastro de humor y sus labios estaban en una fina línea, se quedó callada observándome fijamente. Realmente me sentía incomoda.

La señora realmente era muy bonita, su cabello castaño perfectamente liso, cejas marcadas y sus ojos de un azul parecido al de los mellizos , nariz respingosa y labios bien definido y abundantes su cara estilizada, y con un cuerpo muy bonito, no sabría decir si es cirugía o no, vestía con un atraje de falda, de piel trigueña.

-mamá- la voz sorprendida de Alan logro que volteara a verlo inmediatamente, y después volver la vista a la señor-¿Qué haces aquí?- dijo sorprendido acercándose a ella y besando su mejilla.

-es que ya no puedo venir ni a mi propia casa – contesto ella.

-claro madre, pero me sorprende verte aquí-

-Si eso ya ha quedado claro Alan.- contesto ella desviando su mirada al sofá donde estaba acostada.

-¡oh!, no te había visto Camila, pensé que estabas durmiendo- dijo rascando su nuca.

-¿Qué haces aquí madre?- esta vez fue alix el que lo pregunto.

-ahora no puedo venir a mi propia casa – volvió a repetir ella- tenemos que hablar.

-claro madre, pero primero tengo que encargarme de Camila- dijo acercándose a mí con otro joven

-será mejor que la llevemos al cuarto con todo para poder curarla- hablan como si yo no estuviera presente.

Alix me cargo y comenzó a caminar detrás del otro hombre, no podía decir palabra alguna, porque si lo hacía en cualquier momento me partiría en llanto, me dejo en una habitación que parece más una enfermería de colegio

-sube su blusa hasta debajo de su busto- alix mansamente obedeció- esto esta feo, muy feo- aplico algunas cosas y luego vendo mis costillas- tendrá que tomar esto para el dolor. Ahora la muñeca- le extendí mi brazo y el toco en diferentes lugares los cuales me causaba bastante dolor- durara con este vendaje dos semanas dependiendo de cómo se cure su cuerpo.- le indicaba a alix mientras terminaba con el vendaje de mi mano.- bien señorita, nada de movimiento bruscos, y se tiene que tomar las pastillas en el horario que es- de una estantería saco algunos botes con medicamentos que alix cogió rápidamente.- será mejor que la lleves a comer algo antes de los medicamentos- dicho esto salió de aquel cuarto.

-vamos tienes que comer algo.- dijo con el impulso de cargarme.

-puedo caminar sola- dije de mal humor, tenía que desquitarme con alguien y quien mejor que con alix. Bajo la atenta mirada de mi acompañante y mordiendo mi labio inferior me senté para luego levantarme de aquella camilla.

-deja que te ayude- trato de acercarse.

-que yo puedo sola- dije irritada caminando con pasos cortos, con un hondo suspiro cuadre mis hombros y mordiendo mi labio inferior para callar cualquier queja, el me dio una mirada de reojo para caminar algunos pasos delante, guiándome hasta a cocina, pude respirar tranquila cuando por fin me senté.

-eres una mujer muy orgullosa – dijo dándome una mirada risueña-ahora veamos qué hay de comer – reviso las ollas sobre la estufa.

-¿Dónde está Alex?- dije tocando suavemente la venda en mano.

- ¿Quién?

-alexia, mi amiga, la embarazada, ella también debe comer-

-Alan esta con ella tranquila, y me disculpo por lo que sucedió con Alfred no le gustan las personas nuevas y más si son mujeres

-que machista- respondí al tiempo que el dejaba un plato con sopa que olía exquisitamente.

- su padre los crio de ese modo, él es un machista este donde este-

-esto esta delicioso- dije dando más cucharadas a la sopa.

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora