9-trabajo

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-yo te puedo ayudar a resolver ese problema mal humor, si me dejas te hago disfrutar pasar un buen momento para los dos- la adrenalina inundo mi cuerpo al ver que se acercaba cada vez más, ¿valentía o estupidez?, no sé qué fue lo que me impulso, pero uno de mis tacones termino dándole un fuerte golpe en la cabeza, este me soltó desequilibrado por el golpe, y volví a golpearlo, pero no solo con mis tacones, mis puños y patadas aterrizaron en su cuerpo, cuando vi que no se podría levantar fácilmente, recogí mis cosas y Salí de allí como alma que lleva el diablo.

Unas cuadras después un auto me seguía logrando alterar mis nervios.

-Camila espera- solo porque reconocí esa voz fue que me detuve y di la vuelta, rápidamente Alan me atrapo en sus brazos- sube, te estas congelando- abrió la puerta para mí, y sin más me deje caer sobre el frió asiento.

El sonido de mi teléfono me saco de mi estado de limbo, tenía mis ojos hinchados lo podía sentir, atientas saque la fuente del sonio

-¿alo?-

-buenos días con la señorita Camila Sáenz- dijo una voz muy refinada.

-si señor habla con ella- me aclare la garganta.

-habla con Fabio Cortez, del gimnasio triple A, para informarle que ha obtenido el empleo, la espero mañana a las 7 a.m. claro si todavía le interesa el trabajo.-su voz era firme.

-sí señor, claro que me interesa el trabajo

-bien la espero el día de mañana a las siete a.m. Se agradece la puntualidad, que tenga buen día- sin más corto la llamada, deje que mi espalda impactara en la cama y dure unos minutos más así. Hasta que decido levantarme, coloco a cargar mi móvil y me encierro en el baño para mi rutina matutina, con una de mis camisas más anchas y un short de mezclilla, me dedique a ver televisión.

Cuando los programas me aburrieron me levante del sillón, para ocupar mi tiempo cocinando algo, las imágenes de la noche anterior se repetían sin cesar en mi cabeza, cuando termine de cocinar y no me podía concentrar, me decidí en ir por mi cadenita.

-hola, ¿esta alix?- el mismo chico de ayer me recibió.

-hola claro, ya lo llamo-

-pero que sea de verdad, no tengo tiempo- digo malhumorada antes de que se fuera a buscar a alix.

-quiero mi cadena- exigí en cuanto apareció en mi campo de visión.

-buenos días para ti también- dijo con burla.

-no estoy de genio quiero mi puta cadena en este momento-dije dándole golpecitos en el pecho con mi dedo índice.

-si no quiero dártela que pasa.

-es mía, me la dieron a mí, así que dame esa cadena- mi malhumor me estaba superando.

-soy yo el que tengo la cadena no estás en condiciones de exi...- mi rodilla voló a su hombría logrando que se doblara por el dolor y le di otro un golpe en la espalda lo cual aproveche para quitarle rápidamente mi cadena.

Volví con grandes pisadas a mi casa, cerrando de un portazo y subiendo las escaleras para guardar mi cadenita y volver a dormir.

-buenos días, espero que siempre sea igual de puntual- dice el señor Fabio viendo su reloj de muñeca.

-buenos días señor Fabio y esa es una de mis reglas-dije sin dejar lo formal.

-bien vamos a mi oficina y terminamos de arreglar algunos puntos- me guio a una oficina en el segundo piso del edificio.

Allí duramos media hora, firme el contrato, arreglamos los horarios, y algunas cosas más, me dieron una copia del contrato que guarde en el bolso que cargaba.

-bien ahora ve con Andrea ella te va a explicar el resto de tus labores – dicho esto me volví a acompañar hasta a recepción- Andrea, enséñale a Camila cuáles son sus labores.

-si señor.- y sin más ella se dedicó a explicarme, básicamente mi trabajo era de llevar un control de las personas que entran a entrenar, también encargarme de las inscripciones y de llamar a los instructores por si llega algún cliente en potencia, las que ya están inscritos tienes que pasarme una tarjetica cuando entran y cuando se retirar del gimnasio.

-bien te deseo suerte Camila yo ya termine aquí– dijo Andrea a la hora del almuerzo al parecer era su ultimo día.

Comí un emparedado con un jugo que Fabio nos envió, ese fue mi almuerzo. La tarde paso tranquila, sin ningún problema.

-buen trabajo Camila, que pases buena noche nos vemos mañana- dijo el señor Fabio antes de cerrar el lugar para que nadie más entrar.

-igualmente señor Fabio- recojo mi bolso feliz por mi primer día, de lo que espero sea un productivo trabajo.

Espere con más gente en la parada de bus. Tenía que irme acostumbrando a alguna línea de bus que me saliera económico, cuando estaba llegando a mi casa divise el auto de mi primo.

-¿que deseas?- dije sin mirarlo buscando las llaves de la casa.

-mi padre me ha enviado para entregarte esto- logro llamar completamente mi atención, me estaba tendiendo unas llaves.

-de que son- pregunto un poco insegura recibiéndolas.

-son de tu nuevo carro- señalo algo a mi espalda cuando me gire un precioso auto negro me estaba esperando.

No sé qué marca de auto sea solo sé que me encanta, no es tan grande, es de un tamaño justo es descapotable y de un precioso color negro, ya después buscaría que tipo de auto es.

-gracias- estaba que saltaba de la emoción pero seguía enfadada con mi primo y él no estaba ayudando mucho.

-bien, los papeles están al día, y están dentro de la guantera, está a tu nombre y el tanque está lleno, nos vemos- dicho esto se subió en su carro y se fue.

Sabía que el auto era también parte de regalo de mi padre, pues la mitad del hotel que maneja mi tío, me pertenecerá legalmente cuando sea mayor de los 21 años, ya que eso fue lo que estipulo mi padre hace años, así que mientras cumplo la edad necesaria mis tíos me dan una mensualidad o regalos como el precioso coche que me acaban de traer. Entre en la casa y abrí la cochera viendo el coche de mi madre ahí, Salí nueva mente subiéndome en mi nueva adquisición para guardarla y como dijo mi primo tenia tanque lleno y los papeles en la guantera, revise estos y estaban al día tenia seguro hasta finalizando el otro año, y no me preocupaba por mi permiso de conducción, este lo saque hace algunos años cuando me tocaba hacer de conductor elegido cuando Salía con mi primo de fiesta, yo era la responsable de que volviéramos a salvo.

-Disculpa no puedes pasar si no me das tu tarjeta- ya tenía una semana trabajando, y no me he vuelto a topar con ninguno de los dos hermanos que tengo por vecinos.

-Tú no sabes quién soy- una castaña de largas piernas se estaba encargando de dañarme mi mañana, hace menos de diez minutos comencé con mi turno de hoy y ya tengo mi primer problema.

- linda si te esto pidiendo tu tarjeta es porque no sé quién eres- dije sonriendo tan falsamente como pude.

-mira déjame pasar porque te estás jugando tu puesto de trabajo- amenazo golpeando suavemente la mesa del mostrador.

- lo siento, pero no puedo señorita...

-Camila déjala pasar- me sobre salto escuchar la voz de Fabio- la están esperando en la oficina principal señorita González- deje que la señorita estirada siguiera su camino, esta me dio una sonrisa de superioridad.

-cuando la señorita González venga déjala pasar es hija de uno de los socios del GYM-

-alguien más que deba dejar pasar sin poner objeción alguna señor- dije tratando de disimular mi irritación.


CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora