10-carrusel

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-si, los hermanos Andrade - creo que noto mi confusión- los jóvenes Alix, Alan y Adam, ellos son los hijos de los principales socios de esta cadena de gimnasios-

-si señor – me limite a contestas mientras en mi mente mataba de mil y una forma a la morena de piernas largas.

-hola, buenos días- dijo una chica con un bolso en su hombro.

-buenos días, en que te puedo ayudar- dije con la mejor sonrisa.

-venía a ver las instalaciones de GYM- dice esta amable.

-claro con gusto en un momento vendrá un instructor- dije mientras llamaba al instructor Igor.

-alo, hola hija

-alo, hola mami, ¿qué sucede?- digo ya que no es común de que me llame cuando estoy trabajando.

-hija tengo que salir a un viaje del trabajo urgente, sí que cuando llegues a casa no me vas a encontrar.

-¿Por cuánto ma?

-una semana o más hija la verdad no sé, nos vemos te quiero hija.

-yo también madre- dicho esto colgué y seguí con mi trabajo.

Estaba por abrir la puerta de mi casa cuando escuche algo rompiendo se dentro, así que pegue mi oreja en la puerta.

-serás tarado, tenemos que averiguar, él cuanto está involucrado en la vida de esta chica no destruir su casa- un nudo se formó en mi estómago y sin esperar ni pensar en nada corría la casa vecina tocando el timbre como loca.

-¡deja de tocar vas a quemar el timbre!- escuche desde adentro- ¡joder que dejen de tocar!- dicho esto un alix con el ceño fruncido abrió la puerta- tú estás loca que carajos te pasa- lo empuje cerrando la puerta a mi espada.

- hay dos hombres o más metidos en mi casa por tu culpa- dije enfurruñada sin dejar de golpear su pecho.

-verdaderamente tú estás loca, ¿porque crees que es mi culpa?-verdaderamente estaba confundido.

-dijeron: "tenemos que averiguar, él cuanto está involucrado en la vida de esta chica" y antes de que nos relacionáramos nada de esta había sucedido, así que ha de ser por tu culpa-dije al borde de la histeria

Alix se acercó a la ventana para ver por esta en dirección de mi casa, luego subió rápidamente las escaleras, lo seguí y vi como entraba en su cuarto.

-deja que busquen lo que quieran no van a encontrar nada que nos relacione ¿o sí?- dijo levantando una ceja en mi dirección

-de ti no tengo nada en mi casa pero no pienso dejar que destruyan lo que tengo en ella- dije perdiendo los papeles.

-que te calmes mujer, además como estas tan segura que buscan algo que nos relacionen-

-los escuche, bien, los escuche cuando lo dijeron que tenían que ver que tan implicados estábamos.

-¿tienes algo que esté relacionado con algún hombre en tu casa?

-sí, tengo ropa-dije recordando.

-¿Por qué tienes ropa de hombre?-dijo extraño.

-las camisas que tengo las uso de pijama, por lo grande y suaves que son, y algunas mudas de mi primo- dije soltándome de su agarre.

-bien- dijo con la mandíbula tensa- será mejor que esperamos en la sala a que se marchen- dijo saliendo del cuarto dejándome confusa.

Cuando llegue a la sala lo encontré sentado frente al televisor viendo un partido de baloncesto, viendo que no me daría mucha charla me acomode junto a él en el sillón

*deja de ser estúpida que tal y te estén robando y tu como una pendeja aquí sentadota.- me reprocha me vocecita interior, en ese momento mi pierna rebotaba contra el suelo constante mente.

-deja de hacer eso- no le di importancia y me levante para caminar por todo el lugar- quieres quedarte quieta me estas irritando.- dijo sin despegar la vista del televisor.

-claro como no es tu casa la que estas registrando sin tu permiso, como no es tu vida la que está siendo alterada, como no son tus cosas las que están siendo rotas, tu estas tranquilo y fresco como una puta lechuga-dije manoteando a un paso de gritar como loca.

-pues lárgate y enfréntate a ellos tu sola- dijo parándose y señalando la puerta.

-¡pues me largo!- sin más Salí de esa casa dando un portazo.

-maldito infeliz...- dije mientras pasaba hasta mi casa, cuando abrí no escuche ruido alguno, revise todo el primer piso, encontró dos jarrones rotos.

Cuando pase por la cocina cogió un cuchillo, es una buena arma, con eso en mente subí las escaleras viendo para todos lados. Revise cada cuarto y todo parecía normal, hasta que llegue a mi habitación, era un caos total todas mis cosas estaban patas arriba, algunas cosas de mi niñez estaban rotas, pero lo que más me dolió ver roto fue un pequeño pero significativo carrusel, estaba partido en mil pedacitos, las lágrimas picaban en mis ojos hasta que ya no me pude controlar más, recogí los pedacitos clavándome algunos de ellos en mis manos, los recogí todos y al final la bella bailarina de oro, deje todos los trocitos en un trozo de tela que encontré.

  Me quite la ropa así quedando en ropa interior me recogí el cabello en un chongo alto y me dispuse a recoger todo el reguero que eso malditos hicieron en mi habitación, cuando estuvo medianamente recogidas las cosas que todavía estaban buenas, baje a buscar una escoba y recogedor, y sentí que alguien me está viendo, cogí lo que pensé que me serviría de arma, y me di la vuelta encontrándome con alix recostado en el marco de la puerta.

-¿qué quieres?- dije acomodando de nuevo la lámpara en su lugar.

-deberías dejar de andar en ropa interior por la casa nunca se sabe quién te esté viendo- su voz estaba un poco más ronca.

-nadie te invito y es mi problema no el tuyo así que lárgate de mi casa-

-¿qué te sucedió en las manos? – en menos de lo que esperaba estaba agarrando mis manos que hasta el momento no me percataba de la sangre en ellas

-pues que tus amigo rompieron algunas cosas en mi cuarto y, porque mierdas te estoy dando explicaciones, si esto es tu culpa, eres culpable tanto como ellos.- dije quitando sus manos de las mías bruscamente- y deja de entrar en mi casa como si fuera la tuya, nadie te ha invitado así que lárgate de una buena vez- estaba más que enfadada, tenía que desquitarme con alguien y él se atravesó en mi camino.

Cogí lo que necesitaba y lo esquive ignorándolo por completo, sentí sus pasos a mi espalda y en mitad de escaleras me di la vuelta para enfrentarlo.

-¡te dije que te largaras!, que parte no entiendes- dije pegándole con el palo de lo escoba.

-deja de pegarme- forcejeaba con él para que soltara el palo.

-¡suéltalo, y lárgate!- nos como pero termine tumbada mitad de la escalera con alix sobre mi cuerpo – ¡quítate me aplastas!-chille ya que la maldita escalera sí que talla.

-mujer deja de removerte como un gusano- dijo cerrando fuertemente lo ojos, como pude enrolle mis piernas en su cadera y con mis brazos en sus hombros nos di la vuelta dejándolo a él debajo, pues simplemente fue una muy mala idea, ¿Por qué?, pues literalmente lo estaba montando con ropa.

-no debiste de haber hecho eso Camila- su vos estaba ronca y sus manos sujetaban fuertemente mi cadera.

-suéltame- me costó un triunfo decir aquellas palabras pues el muy maldito estaba moviendo sus caderas contra las mías-¡ah!- solté un gemido involuntario.

-tu cuerpo no quiere que te suelte—

-por...favor- suplique.

-¿Qué quieres?-dijo el sin dejar de mover sus caderas.

-suéltame- y una lagrima rebelde salió de mis ojos. El agarre en mis caderas desapareció, y un pulgar en mi mejilla fue lo que sentí el limpio la lágrima.  

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora