cicatrices.

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Narrador...

Alexia y sami al ver que Camila se demoraba más de lo común decidieron ir a buscarla, la dependiente dijo que ella ya varios minutos los cuales se había ido de aquella tienda de lencería, alexia temiendo lo peor,  realizo la llamada que nunca le hubiera gustado hacer.

-alix... se la han llevado- fue un susurro pero el entendió perfectamente, mas no lo podía creer.

-dime que no es verdad... alexia... dimo que es un simple juego- miro los pedazos del jarrón que acaba de romper- solo una cosa te pedí, no la debías de dejar sola, ¡maldita sea! – termino la llamada pues seguir discutiendo con ella no traería de vuelta a Camila.

Llamo a su padre y a marco, para informarles que lo tan temido y lo tan inevitable había sucedido, se habían llevado a Camila, ambos jefes concordaron reunirse, uno con la sed de venganza y el otro por recuperar a su pequeña hija.

-¡La quiero devuelta, no me importa si tenemos que levantar cada roca de esta maldita ciudad, quiero a mi hija devuelta!- grito sus hombre y a los hombres de los Andrade, pues ambos bando tenían como único objetivo encontrar a Camila, pero mientras las horas pasaban y ellos se organizaban Camila ya estaba viviendo su propio infierno.

-sabes has sido una puta muy lista, y veo que has aprendido muchas cosas nuevas- hablaba aquel monstro vistiendo solo unos pantalones, ella esta inerte en la cama pues él la había ultrajado y humillado de la peor manera posible, la había violado de todas las formas inimaguinables.

El sol ya se estaba levantando en un nuevo día, para muchos uno para festejar y ser felices pero para aquella mujer, era el día que su vida cambio, su torturador tenía muchas cosas en su mente para realizar con ella.

-sasha- grito y la estirada joven entro inmediatamente en el cuarto de su señor-cuando sea de noche ponle unas bragas y manda a alguien que la lleve a la sala del sótano, que nada cubra su espalda - dijo a la pelinegra- vas a pagar los cuatro golpes que me has dado, y lo vas a pagar muy caro- acaricio su rostro, pues en un intento de defenderse, Camila lo golpeo, no una ni dos sino cuatro veces y bastante fuerte por lo cual su cabreo era monumental.

Cuando llego el momento indicado por su jefe la pelinegra entro de nuevo en el cuarto y busco alguna braga que ponerle, pues su señor había destrozado el conjunto que tenía en un principio, no lucho, no peleo, ni pataleo, pues los golpes que él le dio dejaron su cuerpo tan débil que no quería perder las pocas energías que tenía luchando para que la cubrieran, la pelinegra salió y algunos minutos después volvió, con dos hombres que no había visto en su vida, pero se grababa cada una de sus facciones, pues se juró a si misma que cuando se recuperara de eso se vengaría de todos y cada uno de los que hicieron parte de su infierno, con una mirada de hambre ambos hombres, cada uno agarrándola por las extremidades, la llevaron a aquel sótano, donde varios hombres estaban expectantes a lo que le sucedería a la morocha.

-ponedla hay amarrad sus brazos que no se pueda mover- un banquillo parecidos a los de los gimnastas, estaba a la altura justa para poder poner a alguien hay y amarrarla a él.

Aparte de los hombres, el cuarto tenía diferentes cuchillos y más instrumentos para la tortura de una persona, el monstro se paseó delante de ella tocando su cuerpo sin ningún descaro, después de manosearla por completo, y escuchando las risotadas de aquellos hombres escogió una pequeña pero filosa navaja.

-lástima que tan hermosa piel sea marcada- y enterró la navaja en el inicio de su muslo – una lástima que seas una puta regalada- bajo cortando la carne, la piel, dejando una cicatriz de no menos de 20 centímetros.

No dijo nada, sus quejas jamás se escucharon mas no pudo contener las lágrimas de lo que estaba viviendo.

-hubieras ido aquel día.- saco la nava y la enterró en su otra pierna- no hubiera que tenido que entregar a anya- imito la acción del corte, la acción de marcar la piel- hubiera cumplido mi propósito con los Andrade, los hubiera destruido desde adentro- saco la navaja viendo aquellas dos marcas, la limpio y cubrió con limón.

El primer corte dolió como el infierno, desde su omoplato hasta mitad de espalda, volvió a repetir el corte solo que esta vez en el lado izquierdo, se negó a dejar salir una sola palabra de su boca, más sus lágrimas corrían por cuenta libre, al igual que su sangre, repitió un par de veces más aquellos dos cortes, logrando que sangraran por montón, y para rematar el dolor de la castaña, permitió que sus hombres la bañaran en jugo de limón.

Eso sucedía a las afueras de la ciudad, mientras que en el lado opuesto  dos hombres perdían la cordura, alix ya había destruido más de la mitad de los muebles del despacho de su padre, mientras que marco no dejaba de ladrar órdenes a los hombres.

Ya tenían una posible ubicación de donde podría estar Camila, se movilizaron con una sola meta en mente, encontrar Camila, mas no sabían que se alejaban de donde ella estaba realmente.

Una hora después fue lo que les tomo darse cuenta de que la información era errada y que no sabían nada de su paradero.

Con cada centímetro de cada una de sus cuatro cicatrices murió una porción de Camila, hasta que ya no existía más como la habían conocido, con cada embestida de aquel monstruo un sentimiento solido creció, y mientras más pasaban los minutos más lágrimas eran derramadas secando su corazón. Cuando su cuerpo no pudo responder, cuando su captor se dio cuenta de que ya estaba rota, la sacaron de aquella casa con una simple manta cubriendo su cuerpo, pero lo que se le quedo grabado en la retina de Camila, fue la imagen de ángel y Jonatán, besándose, y juro para sí misma acabar con todos y cada uno de ellos, juro hacerlos sufrir incluso más de lo que sufrió, y para la puta de ángel se cobraría todas y cada una de las humillaciones que le propino.

En esas veinticuatro horas mataron a una mujer, mataron a una niña con ilusiones, mataron a una adolescente alocada, mataron a un espíritu libre.

Antes de que la subieran en aquel auto derramo la última lagrima, pues ya no le quedaba nada que derramar, podía sentir el sabor de su sangre, la sangre que ella misma saco de su labio, callando cada gemido de dolor, no tardó mucho en perderse en su mente cuando el auto dio marcha, pues la pérdida de sangre, la falta de sueño la llevaron al borde, un borde en el cual no se pudo resistir y se dejó llevar, la salida a su dolor, a su tormento, a su infierno.

Hombres y mujeres barrían las calles de aquella ciudad pues con cada hora alix perdía más la cordura, y nadie podía calmar a aquella tormenta.

Frente a uno de los edificios que poseía marco Sáenz dejaron botada a Camila como si fuera un animal rastrero o la peor basura, sin importarles nada dieron la espalda y se marcharon, no fue sino hasta minutos más tarde que uno de los vigilantes realizaba su ronda que se encontró aquel cuerpo sin alma, sabía quién era y que la estaban buscando, inmediatamente realizo la llamada-

-jefe encontré a su hija- dijo aquel hombre veterano con lastima en su voz.- será mejor que no se demoren o ella no sobrevivirá- le dijo en que edificio esta.

Quitándose su camisa y chaqueta cubrió la desnudes de la joven acostándola boca abajo, miro horrorizado las cicatrices y sabía que su jefe mataría y cada uno de los que la lastimo. En un tiempo record varios autos se estacionaron y los primeros en llegar hasta aquel guarda, fueron alix y marco.

El primero en caer de rodillas fue alix, no podía creer lo que veía, a su mujer, su niña, marcada por una bestia.

-Camila, mi amor, por favor despierta- la movía sin siquiera rozar su espalda marcada, son sus hermanos lo que la alejan de su novia.

-alix, cálmate debemos llevarla con el doctor- dos hombres levantaron a su mujer, y la metieron en una de las camionetas.

-camila...

Fin 

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora