oh nana 。jaemin

17.Contact with the nature

— ¡¿Hina?!.

— ¡Sorim!, ¡Me ahogo!.

El peor error que pudimos haber hecho era levantarnos antes de que todos hubieran salido del autobús.

— ¡Chicos bajen con calma!. —regañó el profesor.

Estábamos en el pasillo del autobús todos demasiado juntos, ¡no sé por qué no bajaban inmediatamente!, estábamos ahí apretados unos con otros.

Todos se empujaron unos con otros hasta al fin salir de aquél infernal sitio.

En ese momento otro autobús llegó, pasando frente a mi, unos centímetros más y me hubiera atropellado.

— ¡Sorim!. —Hina me apartó de allí jalándome del brazo.

Observé el lugar. Bosque, tierra, un poco de frío, arboles, cabañas algo lejos, si, habíamos llegado.
Hace tanto que no venía a aquí, siempre me negaba desde la primera vez que vine.

Nuestras cosas estaban amontonadas cerca del autobús y suspiré por ello. Debiamos tomar nuestras cosas.

Me acerqué al montón y traté de encontrar con mi mirada mi bolso.
Cuando al fin lo encontré alguien lo tomó y allí me puse en alerta.

— Toma Sorim. —Herin me sostuvo mi bolso y me alivié.

Deseé que Hina estuviera conmigo en la cabaña.
Al darme mi número de cabaña fui directamente allí, alejándome del grupo de personas que se quejaban por no estar de acuerdo en compartir cabaña unos con otros.

El deseo anteriormente dicho se esfumó en el aire al entrar a la cabaña. Herin estaba allí y dos chicas, las cuales no conocía.
Al menos estaba con Herin.

— ¡Sorim!... —gritó feliz y me abrazó- ¡Pasa!, ¡Pasa!. —cerró la puerta atrás de mi.

Anteriormente estaban sentadas en círculo, yo me senté en una cama -la cual no sabía si era mía-.

Herin volvió al círculo con las otras dos chicas.

— ¡Oh!, Sorim... —Me llamó Herin— ellas son Lee Yoonbin y Kim Bora. —Ambas me saludaron con sus manos y yo devolví el saludo.

Me acosté mirando el techo mis tras las chicas seguían hablando.
Estaba cansada.

— ¿Quieren comer? —preguntó Herin y yo abrí mis ojos.

— ¿Aún te cabe algo en tu estómago? —pregunté.

— Barril sin fondo. —dijo Yoonbin y reí.

— ¡Sólo preguntaba!. —se excusó Herin y se cruzó de brazos

La puerta se abrió callando a todas.
Era un chico y no cualquier chico.

— ¡Jeno!. —grité y me aproximé a este hasta abrazarlo.

— ¡¿Un chico?!... —gritó Herin— ¡¿Cómo se les ocurre colocar a un chico en una cabaña repleta de chicas?!. —se quejó y yo solté a Jeno.

Yo tampoco sabía el por qué del colocar a un chico en una cabaña repleta de chicas, ¿qué clase de incoherencia es esa?, pero no me quejaba, al menos mi mejor amigo estaba aquí.

Jeno sólo sonrió al comentario de Herin y colocó sus cosas en el suelo.

— Bien, hola. —saludó a las demás.

— ¡Jueguemos algo!. —habló por fin Bora.
Todos la miramos.

— ¿Algo como... —fui interrumpida por la puerta, nuevamente abierta -azotada-.