Capítulo 3.

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Lauren.

En mi defensa, no es para nada agradable escuchar a tus amigas conversando con sus novios o pretendientes, porque muy en el fondo de mi corazón, me hace desear tener una relación, pero no como las de ellas, o por ejemplo no como el noviazgo de Kelsey y Josh.

Agh, para nada como esos dos.

Pero luego recuerdo cómo son los hombres de putos y se me pasa.

Estaba terminando de leer un libro de la clase del único profesor que me caía bien de la universidad y resaltando algunas cosas importantes sentada la mesa de la cocina, ya que Kelsey, estaba hablando con Josh por teléfono y no quería seguir escuchando su asquerosa y pervertida conversación, que de hecho se ven casi todos los días y duran por teléfono como dos horas. Y por otra parte, mi querida amiga Peyton estaba concentrada también en su celular porque se decidió en mandarle un texto al chico que le mando su número telefónico con Kelsey.

No soporto esto.

El timbre de la puerta sonó, pero yo estaba muy ocupada leyendo el libro, y lo más probable es que el que sea que esté allá afuera, no sea mi visita; así que esperé que alguna de aquellas dos se dignara a abrir la puerta, pero el timbre se seguía escuchando y ninguna de las dos abrió.

Par de holgazanas...

– ¡Abran la maldita puerta! – gritó Kelsey.

Puse los ojos en blanco.

Ya qué, me tocará abrir a mí.

Perezosamente, me levanté de la silla y cerré mi libro dejando el resaltador entre las páginas donde había quedado. A pasos lentos, y malhumorada, me dirigí hacia la puerta, y haciendo una mueca, la abrí.

–Nena.

– ¡Gary!

Me abalancé hacia él y le rodeé el cuello con mis brazos.

Gary, es como mi mejor amigo. Nos conocimos hace cinco años en una fiesta de la secundaria. Es alto, de ojos azules y su cabello castaño ondulado.

Sí, es guapo ¿pero adivinen qué?

Es gay.

A veces me pregunto por qué siempre los chicos más guapos y que valen la pena tienen que ser gay.

–Siglos sin verte ¿eh? –dijo enarcando una ceja.

–La universidad me trae ocupada. – me encogí de hombros y le di paso para que pudiera pasar.

Él se sentó en el sofá con su talón en su rodilla y agarró el control remoto del televisor y comenzó a pasar los canales.

– ¿Y las chicas?

–Una está hablando por llamada con su novio y la otra escribiéndole a un chico. –dije, tirándome a su lado en el sofá.

– ¿Peyton? ¿Escribiéndole a un chico? Qué novedad. –ladeó la cabeza.

– ¿Qué te puedo decir? –puse los ojos en blanco.

Después de un rato, había terminado de resaltar los puntos más importantes del libro que leía, mientras Gary estaba muy entretenido viendo un programa, que según él era de comedia, pero a mí no me causaba nada de risa.

– ¿Y bien?

– ¿Qué me cuentas, Lau?

Suspiré.

–Hoy me encontré con el idiota. –dije.

-¿Cómo?- me miró y frunció el ceño.

Le conté lo que había pasado con Ethan y me prestaba mucha atención. Yo antes de salir con Ethan, por supuesto que ya conocía a Gary, y a Gary, jamás le cayó Ethan, por lo cual, siempre me estuvo diciendo que no me fiara mucho de él, y cuando le conté sobre su infidelidad hacia mí, se limitó a decirme "te lo dije".

Mi Amigo con DerechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora