Capítulo 38

247 6 1
                                    

Estaba tan cansada y estresada que había estado todos estos días de un humor de infierno. La universidad me tenía loca, no había momento en que no pudiera descansar o al menos dormir una hora tranquila porque me preocupaba cualquier mínima cosa de algún trabajo que me tocará hacer, o si se me olvidaba lo que había estudiado para una exposición o examen. Llevaba días que no dormía bien, días en los que tenía que desvelarme noches enteras para estudiar y eso hacía que me viera enferma por las grandes ojeras que tenía.

Peyton y Kelsey tampoco la pasaban muy bien, que digamos. Ellas también habían tenido días difíciles con sus estudios y la casa se mantenía en un gran silencio porque todas nos encerrábamos en nuestras habitaciones a estudiar, o alguna de nosotras estudiaba en la cocina o en la sala, o viceversa, y eso nos mantenía completamente concentradas y tranquilas. Aunque a veces también alguna de nosotras se estresaba y eso conllevaba pequeñas discusiones por pequeñas cosas.

Sí, un desastre a veces se convertía la casa.

Yo sólo rogaba porque el momento en que me graduara llegara rápido pero aún me faltaba unos cuántos años porque apenas estaba comenzando. Habían momentos en los que me estresaba tanto, que le gritaba a mi almohada como para desahogarme. No era la primera vez que pasaba por eso pero realmente me cansaba porque en el restaurante el trabajo se hacía pesado y eso acumulaba más estrés para mi cuerpo. La verdad no me quedaba mucho por hacer. Era eso, o nada. No contaba con unos padres que me ayudaran, al menos, económicamente así que... Iba a seguir quejándome por todo, y más si estaba de mal humor.

Me estaba esforzando mucho por sacar buenos calificaciones, porque, cada vez que estudiaba, tenía la molestosa voz de papá en mi cabeza repitiéndome lo buena para nada que era y eso me hacía enfurecer tanto... Que, bueno, de algo bueno sacaba de eso porque me motivaba para seguir desvelándome y estudiando. Hace unos años me hubiese valido una mismísima mierda si sacaba una mala calificación pero ahora... Ahora yo sí quería llegar a ser alguien en esta vida y quería salir orgullosamente graduada de la universidad y restregarle mi título en el rostro a papá. ¡Agh!

Ese día estaba nerviosa porque tenía una exposición grupal y estaba como loca repasando para que no se me olvidara nada en frente de todo el curso, porque sería espantoso que se te olvidara algo a estas alturas de tu vida como estudiantil.

A lo lejos, en el mismo salón -obviamente- miré hacia donde estaba sentado Jack y justamente él me encontró mirándolo y me regaló una sonrisa reconfortante. Le devolví la sonrisa y seguí estudiando.

Realmente estaba nerviosa, y lo peor de todo es que no era mi primera vez y eso me hacía sentir tonta, pero en este semestre quería esforzarme más por mis notas a pesar que la de los otros semestres no eran malas.

***
Cuando el maestro dio por culminada la clase, me sentí aliviada. Había presentado mi exposición y los nervios gracias a Dios no pudieron conmigo. El profesor me había puesto una buena calificación por mi buena exposición -eso no lo digo yo, lo dijo él- y ahora estaba radiando felicidad con una sonrisa de oreja a oreja porque además de que ya había acabado con esa exposición que no me hizo dormir durante tres noches, también era mi última clase del día, y de la semana.

Recogí rápidamente mis cosas y vi por el rabillo del ojo que alguien se acercaba a mí. No presté mucha atención y seguí metiendo mis cosas en mi bolso.

-Hey, ¿ya estás mejor? -me preguntó divertido Jack.

Lo miré, y suspiré sonriéndole.

-Sí, ya me siento mejor. -me guindé el bolso en un solo hombro, y salí del salón con Jack a mi lado.

Iba conversando con Jack de temas triviales cuando mi teléfono sonó con una notificación de un mensaje. Lo revisé y era un mensaje de Nathaniel.

Mi Amigo con DerechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora