Capítulo 43

202 7 6
                                    

Nathaniel:

—¿Vas a ser papá?

Max hizo una mueca, y asintió con la cabeza al tiempo que se llevaba la botella de cerveza a los labios.

Yo lo miré boquiabierto.

Era jueves y sólo nosotros dos nos encontrábamos en un pequeño bar de la ciudad, tomando. No veía a Max desde que estaba en reposo por lo de la herida de la bala y sentía que él se había distanciado mucho del grupo desde hacía varios meses. Me había llamado ese mismo día para reunirnos nada más nosotros y conversar un rato, he de admitir que me extrañó su llamada y la forma en la que me habló, porque su tono de voz fue tan deprimido, que no me bastó pensarlo dos veces para hablar con él porque sabía que algo le sucedía.

Cuando lo vi entrar por el bar, ya que yo había llegado primero, no pude ocultar mi sorpresa al verlo con un rostro decaído y no con esa sonrisa arrogante que tenía cuando llegaba a cualquier parte. Le hice un par de bromas cuando lo saludé, pero él sólo sonrió falsamente y sus risas fueron forzadas. No le dije nada y esperé a que él me lo contara todo al transcurrir de nuestra conversación, y ahora que sabía que todo su comportamiento tan deprimente y serio que tenía, se debía a la sorpresa de que Maximiliano Thompson, el chico más fiestero, mujeriego y egocéntrico de todos los tiempos; iba a ser papá.

Eso sí fue una gran bomba.

Nos habíamos sumido en un silencio bastante incómodo que lo había tomado para procesar esa gran información. Estaba muy sorprendido, la verdad, porque nunca en la vida me imaginé a Max como papá, sin contar con que todavía era joven, sólo tenía un año más que yo. Me quedé un momento viéndole fijamente pero dudaba que él se diera cuenta, ya que veía hacia el infinito y de vez en cuando alzaba la botella de cerveza y se la llevaba a los labios para tomar un trago. Se veía tan distinto que me compadecí de él por lo que le venía al encargarse de un mocoso. ¿Quién se iba a imaginar que Max, entre nosotros cuatro, iba a salir con una gran responsabilidad como esa? Él que nunca se tomó algo serio, y que sólo follaba con alguna chica una vez por noche.

—Yo... Nunca pensé que me pasaría esto, viejo —dijo él con la voz ahogada. Me giré a verlo, sorprendido porque hubiese roto el silencio después de varios minutos, y con ese tono de voz—. Ella... Ella sólo fue igual que el resto, aunque nos habíamos acostado más de dos veces, eso sí, pero... No me imaginé que me viniera con eso.

Asentí levemente con la cabeza, todavía atónito. ¿Cómo carajos le podía dar un buen consejo si yo era una mierda en eso?

—¿Cómo la conociste? —pregunté.

Él movió los dedos con nerviosismo alrededor de la botella de cerveza.

—La conozco desde la infancia; éramos muy buenos amigos. Ella sabía que nada bueno iba a suceder si teníamos sexo, pero yo... —soltó un suspiro de frustración—. A mí no me importó. Sólo quería follármela, eso es todo.

—Max, no quiero parecer un idiota, pero, ¿crees que pueda ser tuyo? —pregunté.

Tenía que estar seguro y, no por maldad, sembrarle la duda para que fuese más de mente abierta porque las mujeres podían llegar a ser unas psicópatas cuando salían enamoradas. A mí me había pasado una vez con una chica con la que me había acostado en una de esas tantas fiestas y no dejó de acosarme por semanas. Pero, si él decía que conocía a esa chica desde la infancia, entonces debía conocerla muy bien.

—¡Por supuesto! No hay duda. Conozco a Marley desde siempre, ella no sería capaz de hacerme algo así. Sólo deberías conocerla, Nathaniel. Ella es una chica bastante dulce y yo como un jodido imbécil, me aproveché de ella.

Mi Amigo con DerechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora