Capítulo 29

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Íbamos caminando torpemente por el pasillo que nos dirigía a nuestra habitación. La tenía a ella enroscada en mi cintura, mientras besaba y mordisqueaba mi cuello. Absorto en los besos que me daba, también saqué torpemente la tarjeta para abrir la puerta de nuestra habitación. Cuando pude introducir la tarjeta, entré rápidamente y cerré la puerta con mi pie.

Ella reía mientras escondía su rostro en mi cuello y luego sus labios volvieron a los míos. Mientras caminábamos hasta la habitación besándonos, ella me tiró de espalda en su cama y se sentó ahorcajadas sobre mi regazo. Mordió mi labio inferior lentamente y la agarré por la nuca y la atrajé más hacia mí para poder besarla. Desabrochó el botón de mi pantalón y me los bajó de forma rápida, al igual que mi bóxer. Me dio una mirada traviesa mientras se relamía los labios, y agarró mi miembro que estaba erecto y lentamente se lo fue llevando a su boca hasta que...

Me desperté cuando escuché el portazo de una puerta. Solté un gruñido y me quité las sábanas para poder levantarme. Miré la cama de Lauren y me di cuenta que no estaba, seguramente se había despertado y estaba en el baño.

Bajé la vista al mono que cargaba para dormir y mis ojos se agrandaron al ver la erección mañanera que tenía.

¡Diablos, diablos, diablos!

¡El sueño!

Me llevé las manos hacia abajo, ocultando mi erección por si Lauren salía y lo veía. ¿Cómo pude tener un sueño húmedo con ella? ¿Tanto así la deseaba? ¿O fue por lo que hice anoche? Porque demonios, la consciencia me estaba matando, pero no era eso lo que me preocupaba, me preocupaba mi dolorosa muerte cuando Lauren se entere de lo que hice anoche con ella.

Dejé de estar absorto por el miedo cuando salió del baño, y me miró preocupada.

— ¿Qué pasó anoche? — me preguntó, mirándome con escepticismo.

¿Cómo le digo que me vengué de ella de la misma forma en la que ella me sedujo ayer, cuando llegamos al hotel?

— Pasaron muchas cosas. — dije.

— ¿Cómo cuáles? — se cruzó de brazos. —. ¿Y tú me vestiste? — me preguntó horrorizada al ver su pijama.

Le sonreí.

— Tal vez. — me encogí de hombros.

Me levanté de mi cama y disimuladamente seguí con mis manos en mi entrepierna, ya que este tipo de erección no se bajará pronto. Me fui hacia la cocina, con Lauren siguiéndome por detrás.

— ¿Qué pasó? — preguntó.

Me serví un vaso con agua.

— Oh, bueno, no sé si quieras enterarte.

Sus ojos se abrieron de par en par, asustada.

— Oh Dios — susurró. —. ¿Hice algo vergonzoso? ¡Dime, Nathaniel! — se acercó a mí.

— Te lo diré después. ¿Tienes hambre?

Ella me fulminó con la mirada mientras gruñía.

— ¿Qué tan malo fue lo que pasó? ¿O es que me quieres asustar? Porque si es así...

— Tú no te preocupes. — forzé una sonrisa.

Ella no actuaría nada bien al enterarse.

— ¡Dime de una maldita vez! — me gritó.

— No. — le toqué la nariz, sonriéndole.

Bufó.

— Idiota. — murmuró. —. Me iré a dar un baño.

Mi Amigo con DerechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora