Capítulo 34

236 10 0
                                    

Nathaniel.

-No puedo creer esto.

Papá, como siempre, estaba enojado.

Después de irme de la casa de Lauren, me fui directo a mi casa. Sabía que si me tardaba más, peor iban a hacer las cosas, pero la verdad es que de cualquier forma iban a ponerse feas.

Al principio se veía tranquilo, hasta que se dio cuenta de la cantidad de dinero que gasté en Las Vegas.

No me arrepentía de nada. Yo había sido el de la idea y la pasé increíblemente bien con Lauren, a pesar de las altas y bajas. Sabía que lo había arruinado, y pensé que la confianza que había comenzado a tenerme se iría por la borda, pero no fue así. Y hasta yo no me podía creer que después de todo, ella esté como si nada conmigo.

Volviendo al tema de mi padre, yo no estaba tan preocupado. Sabía que iba a comenzar sermonearme, ya estaba acostumbrado, así que, ¿para qué angustiarse? Además, él y mamá ni siquiera habían estado en casa, estaban en New York haciendo alguna de esa mierda de juntas y trabajo que hacen todo el tiempo. Pero papá al querer aparentar que estaba tranquilo, se veía mil veces peor que cuando gritaba molesto.

-¿Cuándo madurarás, Nathaniel? -se preguntó, creo, que a sí mismo.

Y dale con el tema de madurar...

Los dos estábamos encerrado en su oficina de la casa. Él estaba sentado en su escritorio y yo al frente, viéndolo despreocupado pero a la vez irritado. ¿Eso es todo lo que me dirá? ¿El mismo discurso de siempre?

-Tengo veintiún años. -dije.

-¿Ah, sí? Pues parecieras un niño.

-¿Cuál es el problema? ¿La cantidad de dinero que gasté? ¡Pero si tú cagas dinero!

Papá me miró enojado, frunciendo el ceño, y con la cara roja.

-¡Modera tu vocabulario! -exclamó-. En serio, Nathaniel, ya ni siquiera sé qué hacer contigo. Si al menos quieres hacer lo que se te venga en gana, yéndote de viajes con tus amigos o con... Chicas, pues al menos ayuda, ayúdame con la empresa.

-No. -negué con la cabeza.

Papá se levantó de su silla como si le faltara aire y se aflojó el agarre de la corbata, caminando de un lado a otro por la habitación.

Nos quedamos en un momento en silencio y me di cuenta que la tranquilidad que tenía al principio, se había ido. Siempre que sacaba el tema de que quiere que trabaje con él lo ponía intenso, de mal humor. Y era obvio que porque yo me negaba.

-Y esa chica... ¿Quién es?

-Es Lauren, la conociste en la fiesta de los Collins.

Papá miraba la ventana y se volteó lentamente hacia mí, con una pequeña sonrisa.

-¿Si quiera van en serio?

-Sólo somos amigos. -murmuré.

-Escucha, Nathaniel. Esa muchachita lo único que quiere es sacarte dinero.

Lo miré casi indignado. ¿Cómo podía decir eso? Lauren no era así, más bien odiaba que pagara todo yo, ¡y cómo se puso cuando le regalé su celular! Definitivamente mi padre no la conocía, y no iba a permitir que dijera cosas así de ella.

-A ella no le interesa el dinero, por Dios. -hablé exasperado.

-Eso dices tú. ¿Cuánto hace que la conoces? Estoy seguro que ni tres meses.

Tenía razón, pero ya la conocía lo suficiente.

-Papá, el de la idea de ir a Las Vegas fue mía, ¡y es mi vida! -grité-. No me gusta que me estés controlando y que estés revisando mi cuenta. Esos asuntos son míos. Soy un adulto.

Mi Amigo con DerechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora