Capítulo 24

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Ya había llegado a casa después de estar casi dos horas en el hospital hablando con Trent. Tenía mucho tiempo que no hablaba con él y estuvimos poniéndonos al día como los "ex's cuñados" que somos.

Cuando me fui Ethan todavía estaba inconsciente así que prometí a Trent que volvería para saber cómo se encontraba. Aunque sólo iría para preguntarle a Ethan cómo demonios es que a estas alturas se encontraba todavía en la ciudad, ya que era peligroso para él, pero a pesar de todo, en vez de "huir" como él lo pensaba hacer, lo que en realidad debía hacer es conseguir un trabajo bien o pedir dinero prestado como lo hizo conmigo, y pagarle a esos delincuentes para que así lo dejaran en paz, porque si huye no vivirá tranquilo.

Ethan siempre dando dolores de cabeza. Pobre de la señora Johan .

-¿Entonces está fuera de peligro? – preguntó Peyton, sentada en la mesa con su laptop.

-Sí, por suerte. – resoplé.

-Pero, no entiendo. ¿Entraron a su departamento a robarle? – preguntó Kelsey, sentada al lado de Peyton en la mesa.

-No lo sé. – abrí la nevera sacando un tazón con ensalada de atún.

-¿Pero qué podrían robarle? Si Ethan no tiene oro. – dijo mi rubia amiga poniendo los ojos en blanco.

-Tal vez cosas que no valen, pudieron haber sido unos simples rateros.

-¿Con pistolas y que la hayan disparados dos veces? – preguntó Peyton arqueando una ceja.

-¿Y cómo es que los vecinos no escucharon los disparos?

-Seguramente porque utilizaron una...

-¡Ya. Basta! – grité irritada por las hipótesis que estaban comenzando a decir mis amigas.

Las dos se callaron y se hizo un incómodo silencio en el ambiente, mientras yo sólo seguía preparándome mi sándwich con ensalada de atún, exasperada.

Estaba irritada, pues yo sabía perfectamente lo que en realidad había sucedido, y eso no dejaba de rondar en mi mente porque de alguna forma estaba involucrada por ayudar al idiota de Ethan. Y que casi lo hayan matado es suficiente, porque es hora de que ya madure; tiene 20 años, por Dios, debería comenzar a tomarse las cosas en serio, y sobre todo eso.

Me senté en la mesa con las chicas y mi sándwich, apenada por mi reacción.

-Lo siento, no quería gritarles. – dije.

-¿Te molesta que hablemos de él? – preguntó Kelsey.

-No, no es eso. Es sólo que... Estoy estresada.

-¿Por qué? – preguntó Peyton.

Negué con la cabeza con una sonrisa.

-Por nada. Olvídenlo. ¿Quieren que también les prepare un sándwich? – pregunté, para cambiar de tema, y las dos asintieron.

En la noche no pude ni siquiera pegar un solo ojo. Mi cabeza siempre pensaba en lo mismo, y me ponía de mal humor, por lo que me costaba agarrar el sueño, y como no tenía nada qué hacer, agarré el libro que había comenzado a leer hace tres días cuando comencé a tener el resfriado – que creo que del estrés se me quitó – y que Gary me había regalado hace más de tres meses.

Estuve leyendo por horas, y sin darme cuenta, me había comenzada a gustar tanto el libro que ya estaba terminándolo, y cuando vi por la ventana, ya estaba amaneciendo. ¡Increíble! De golpe cerré el libro al darme cuenta que no había dormido nada en toda la noche, y me acosté en la cama para dormir.

Mi Amigo con DerechoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora