Capítulo 12

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"Al fin te encontré, Granger"

S.M Guzmán

Necesitaba un trago, no lo necesitaba ¡Le urgía! Un vaso con alcohol en aquel momento por lo tanto condujo en dirección al bar donde solía tomar sus coñac cuando se encontraba solo como en este caso. Bajo de su BMW, tendiéndole las llaves al trabajador que se encargaría de su carro para así él poder entrar aquel sitio lujoso y exclusivo donde no solía asistir mucha gente y eso era lo que le gustaba de allí.

Se sentó frente la barra saludando al bartender conocido, sin necesario pedirlo el coñac seco fue puesto justo al frente de él y este solo agradeció con un mohín. Si a él le afectaba la situación por la que su amigo estaba atravesando no quería imaginarse como estuviera Draco, en aquellos instantes.

A pesar de que no fue reciproco el ideal de ayudarse a encontrar a las mujeres que marcaron sus vidas significativamente se alegraba por Draco, porque finalmente conseguiría las respuestas a tantos años de preguntas.

Pudo sentir el liquido quemar las pupilas gustativas una vez pasaron sus labios, torció la boca ante el gesto añorando la caída rápida de la noche donde su cuerpo no soportara otra gota de alcohol, donde el bar tuviera que designar a un chofer que seguramente sería Benjamín, el chico universitario que trabajaba para costearse los estudios, y finalmente dando tras pies después que Benjamín, lo ayudara a llegar al ascensor del estacionamiento del edificio y marcar el penhouse en la opciones de la caja eléctrica, él pudiera tirarse en la cama y dormir sin ninguna interferencia de ojos verdes ámbar y cabello negro azabache en sus sueños.

— ¿Escucho señor Zabini? — El bartender lo miro fijamente esperando una respuesta a la cual él negó algo desorientado pues estaba concentrado repasando su rutina habitual de borracheras. El hombre muy pacientemente y de la forma más educada posible volvió a hablar. — Que nos disculpe por no informarle con anterioridad que la barra hoy estará fuera de servicio unas cuantas horas. No se lo he dicho antes porque parecía muy preocupado y por tal motivo le he servido lo habitual.

Blaise, observo a su alrededor y se percato de que la barra estaba completamente vacía a excepción de él y el hombre que le estaba hablando.

—Claro no te preocupes. Las estaciones policiales suelen desequilibrarme — Se excuso levantándose del asiento.

—No se preocupe usted señor Zabini, debe ser claramente un trabajo extenuante el suyo. Tome asiento en alguna mesa la casa invita el primero.

El moreno se giro en dirección a las mesas pero antes de marcharse la curiosidad lo gano.

— ¿Por qué no atenderán en barra hoy?

—Se contratado el espacio para hacer un sesión publicitaria. Algo de fotos y modelos y necesitaban este espació — Explico el hombre para luego dar vuelta dando finalizada la conversación.

Fue inevitable que el estomago sufriera un retorcijón, Blaise camino hasta una de las mesas que diera visión completa de la barra y espero pacientemente por la sesión de fotografías que se llevaría a cabo. Pero después del quinto coñac y la segunda chica que se encaramaba en aquella barra para tomarse fotos comprendió que se había engañado así mismo al creer que Pansy, pudiera ser una de las participantes en aquel trabajo.

Seria mucha coincidencia y él ya no le creía al destino. Termino el liquido en su vaso, dejo unos billetes encima de la mesa se puso en pie marchando hacia la salida. Hoy Benjamín, debía escoltar a otro borracho no a él.

Antes de que el trabajador le entregara las llaves de su automóvil su concentración viajo a la camioneta Thaone que se detenía justo detrás de su BMW. De esta descendió Pansy, en compañía de un hombre vestido casualmente, el pulso se acelero aunque no tanto cuando esta tomo al muchacho por un brazo hizo un comentario y rieron a carcajadas.

— ¿Sucede algo señor Zabini? — La pregunta en tono de grito que fue obligado hacer el empleado por el ruido de coches llamo la atención de más de uno y en especial de la recién llegada.

—No sucede nada— Afirmo el moreno antes de rodear el carro para adentrarse en el. Dio una última vista a la pareja que se había detenido ante la mención de su apellido para pisar el acelerador con mucha más fuerza de la necesaria gastando los neumáticos contra el pavimento.

No sucedía nada porque días atrás él había decido dejarla en libertad, había decidido dejarla ser feliz pero ahora resulta que su felicidad lo daña a él ¿En qué momento Pansy Parkinson, iba a dejar de ser un llaga para su pecho? ¿En qué jodido momento una puta borraría sus recuerdos en una cama? ¿En qué jodido momento él dejaría de amarla?

El sonido retumbante de otro claxon lo hizo salir abruptamente de sus pensamientos pero aunque quiso maniobrar el volante del carro, el golpe certero en la puerta del chofer lo inmovilizo y el vehículo fue lanzado metros más lejos de su posición.

Gimió por el dolor agudo y la presión en su cabeza y pierna izquierda. Sitió la sangre caliente cubrir su cara, lucho con todas las fuerzas posibles para que sus ojos no se cerraran pero la pesadez en sus parpados pudo más dejando así caer sus largas pestañas.

..

—Así que el audaz abogado de Londres, fue el estúpido que te destrozo el corazón — La afirmación que escapo de los labios de Benert, hizo que la pelinegra lo desafiara con la mirada. — A mi podrán llamarme racista cariño pero por cosas así es que no salgo con morenos — El comentario logro que Pansy, entornara los ojos.

—Creía que follabas con cualquier hombre que te hicieron propuestas indecorosas Benert.

—No soy tan fácil Pans, aunque amo las cosas indecorosas, no cualquiera tiene el placer de disfrutarlas conmigo, mucho menos los de color.

—No entiendo cómo puedes ser racista y te quejas de los homofóbicos Benert, sufres de ignorancia al igual que ellos.

—En fin cerrado el tema. Vinimos hoy aquí a tomarnos unos tragos y olvidarnos del hombre que salió hace unos instantes por esa puerta ¡Mesero! — Llamo con afán y antes de que el muchacho tomara la orden uno de los hombres de seguridad corrió al interior del bar y le susurro de forma exaltada algo al bartender.

El hombre que no pudo controlarse al igual que él de seguridad empezó a llamar de forma desesperada.

—¡¡Benjamín!! ¡¡Benjamín, ven muchacho!!

—Que escándalo si no fuera porque ya pedí el servicio nos marcháramos a otro sitio — Bernet, saco el teléfono mientras esperaban por el mesero.

Pansy, ignoro el comentario de Bernet, por algún extraño motivo estaba demasiado concentrada en lo que ocurría en su alrededor. Pudo observar a un joven salir con premura de la parte trasera del bar, no tendría más de diecinueve años, el cuerpo de Pansy, pudo vibrar alertar cuando ambos hombres se dirigieron al muchacho quien con torpeza saco el teléfono celular de su uniforme.

<< Pansy — Nombro Bernet, consiguiendo parte de la atención de la muchacha.— Debemos irnos se me ha presentado un problema en el taller con unos vestidos que debieron entregarse algunas horas — Explicaba poniéndose en pie para sacar el dinero y pagar el servicio.

Antes de embargarse en la camioneta el trabajador del parking le dio ciertas instrucciones a Bernet.

—Genial debemos cambiar la ruta.

— ¿Por qué?

—Hubo un accidente — Volvió a quejarse Bernet. El corazón de Pansy, galopo con fuerza y sin saber exactamente lo que hacia se bajo del carro echándose a correr calle abajo.

La misma calle por la que vio partir a Blaise, minutos atrás. Corrió lo más rápido que los zapatos altos le permitieron, diviso las cintas que trancaban la calle del paso vehicular y cuando se acerco lo suficiente las piernas le temblaron al ver el BMW negro destrozado en la puerta del chofer,

—Blaise — Murmuro con dolor. 

Al fin te encontré, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora