Capítulo 33

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"Al fin te encontraré, Granger"

               S.M Guzmán

La mudanza se hizo en menos tiempo del esperado, Narcisa sonrió de emoción al escuchar la propuesta de su nuera para decorar la habitación de su nieto, sin embargó mostró su desagrado al saber que no habían tomado en consideración mudarse al mundo mágico.

La casa había quedado en perfecto estado, el servicio doméstico se había instalado al igual que la seguridad.

Y ahí estaba en la habitación de cristal, como solían llamarle observando los juguetes arrimados que dejaba Draco todas las tardes después de llegar del corporativo.

Aún no asimilaba la felicidad que la embargaba, parecía que todo lo vivido en anterioridad fuera solo un mal sueño. Se abrazo así misma mientras dirigía su mirada al espectáculo de paisaje que tenía frente a ella.

Le iba encantar compartir su tiempo en esa habitación con su bebé.

Los brazos de quién supo era su esposo la rodearon, abrazándola por completo para después dejar un beso en la zona del cuello.

── Te esperaba más tarde. ── Se escuchó decir al tiempo que busca sus manos para aferrarse a él.

── Hoy la jornada fue más floja y pues no me requerían más ¿Qué tal tu día? ──  La pregunta fue acompañada de un beso en la misma zona que el anterior.

── Estuve en cama la mayor parte del día ──  Respondió. ──  Aunque me sienta mejor debo seguir manteniendo reposo.

── He pensado en la posibilidad de instalar de momento un cuarto de descanso aqui. Colocar un sofá cama y cosas que sean de tu gusto para entretenerte. Pasas más parte del tiempo aquí y así facilitaríamos un poco el trabajo del servicio, estando en la misma planta.

Hermione se soltó de su abrazo girandose para encararlo. Detalló las facciones del hombre frente a ella, lucía cansando sin embargó sus ojos tenían ese brillo particular que Narcisa había mencionado aquella tarde en el hospital.

Levanto su mano y con el dorso acaricio lentamente el rostro de su esposo, esté cerró los ojos ante en el contacto y ambos soltaron el aire retenido por sus pulmones.

Su caricia se volvió lenta y en esos minutos ambos permanecieron en silencio. Los recuerdos batallaban en su mente, toda la humillación por la que él le hizo atravesar al sentirse traicionado y todo el dolor se aremolinaron  en su interior causando un jadeo ronco en el mismo instante que él abría los ojos imponiendo el gris de su iris.

── Te perdono ── Susurro Draco. Aquellas palabras fueron trabajosas para él pero después de tanto silencio por partes de ambos luego de aquel primer encuentro sexual, sentía que lo necesitaban para poder seguir avanzando y curandose las heridas que ellos mismos habían causado, eran esas sencillas palabras.

Era la primera vez que era capaz de reconocer en palabras lo que su corazón y mente habían decidido hace tiempo.

La perdono si, tiempo atrás cuando se dió cuenta que al dañarla se dañaba. La perdono si, de todas sus mentiras y el abandono, aquello que simplificó como cobardía de parte de la castaña. La perdono si, porque entiendo qué parte del amor significaba eso... Perdonar, y él sería un mentiroso si dijera amarla pero no era capaz de perdonarla.

La abrazo con calma, aprentadola a su pecho con una fuerza medida embriagadora y alucinante.

Quería darle la seguridad de que el pasado había quedado atrás en aquel salón de fiesta donde un día decidió dejarla para que ambos iniciarán caminos diferentes.

Que equivocado estába, y el destino se encargo de mostrárselo tan pronto como pudo.

......

Meses después

Había un sin números de invitados en la Mansión de los Parkinson, sus patios  se vestían con galantería entre carpas y telas una capilla entre medio de dos columnas florales y una gran lona verde esmeralda en medio, por dos pasaría Pansy Parkinson, a convertirse en la señora de Blaise Zabini, ante el mundo mágico.

Era fenomenal el espectáculo brindado, telas esmeralda, doradas y blancas se envolvían en un contraste perfecto. Los pavos real que paseaban erguidos en ciertas zonas de aquel patio, como parte de la decoración pero imposibilitados de acercarse a los invitados, lo más asombroso era ese cazal de elefante finamente preparados con una manta de terciopelo en sus lomos, el macho portaba una color verde esmeralda y la hembra tenía la dorada, pasaba lo estravagante pensaron unos invitados, otros se maravillaban de aquel espectáculo, pero Pansy, solo pudo reír de felicidad al ver cómo su esposo cumplió su capricho.

Su esposo si, porque ya se habían casado bajo las leyes muggles en una pequeña ceremonia en Londres, por cuestiones legales, había dicho Blaise, pero ella en el fondo sabía que aquel era el deseo de su esposo de solo hacer una reunión con sus amigos más cercanos.  Draco con su esposa, Benjamín, y dos personas más que supo eran asistentes legales del bufete de Blaise.

Y ahora estaban allí, cumpliendo su deseo y quizás tal vez el de sus padres al verla caserse con el hombre que había escogido para ella.

── ¿Estás lista hija? Ya todos esperan solo por tí.

Escucho a su madre hacerle la pregunta y se movió al espejo a ver su propia imagen una vez más.

Su cabello negro recogido en un moño alto, sus labios rosados con un maquillaje sencillo y su vestido corte princesa pomposo, aquel corsé con incrustaciones y sus hombros al descubierto mostrando su blanquesina piel.

── Estoy lista madre.

  Noto la presencia de su padre solo cuando esté tomo su mano ayudándola a llegar hasta la pequeña capilla armada.

Uno. Dos. Uno. Dos. Uno. Dos.

Contaba en su mente para que sus pasos no se perdieran en sus nervios. Reconoció algunos de los presentes de pie a ambos costados de lona por dónde caminaba, su respiración se detuvo a penas lo vio, y él en vez de sonreírle solo limpio lo que ella interpretó como lágrimas.

Su corazón se estrujó de felicidad pura y el sentimiento la sobrepasó.

── Es el correcto ── Le escucho decir a su padre ── . Parece que no ha visto joya tan bella como tú belleza, a pesar de que ya eres su esposa, y eso lo hace el correcto.

Quiso responderle pero sus pasos se detuvieron emitando a su padre.

── Señor Parkinson ── Blaise estiró la mano hacia Thomás, y este le sonrió con sinceridad.

── Te estoy entregando mi tesoro más preciado señor Zabini. ── Blaise asintió en afirmativa.

── Ella es mi más grande fortuna, prometo hacerla la mujer más feliz del mundo.

Y aquellas palabras bastaron para Thomás Parkinson, le entregará la mano de su hija al hombre frente a él.

Ambos jóvenes se aferraron mutuamente y se posicionaron en medio frente a la mesa dónde reposaba el libro de actas. El juez comenzó un discurso de lo que implicaba el matrimonio y el significado mágico que este producía y éstos solo sonreían.

── ¿Se aceptan como esposos para compartir felicidad y adversidades, dichas y alegrías, y sobretodo honrarse por sobretodas las cosas?

── Aceptamos. ── Respondieron al unismo, ganando los aplausos por parte de los invitados.

Después de la pequeña ceremonia llegó el momento de celebrar, mucha comida y vino de elfo para el brindis.

Las risas en medio del gentío en aquella pista improvisada de baile, y Pansy, solo pudo agradecerle a Merlin todo aquello que vivía.

── Te amo ── Le dijo él pegándola más a su cuerpo.

── Te amo ──  Respondió ella aferrándose a la espalda de su esposo.

Hermione y Draco, sonrieron complacidos de ver casados a los testigos de sus más grandes locuras, aquellos que los acompañaron  en cada paso que dieron.

Al fin te encontré, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora