Al fin te encontré, Granger

Prólogo

Odiaba la clase de adivinación con todo su ser, era la única materia que por más que lo intentará se le hacía pesada, cansina y hasta desagradable.

Bufo con exasperación como signo de fatiga, para poder seguir siendo la alumna ejemplar digna de llevar el renombre de prefecta debía pasar aquella materia con un diez perfecto, costara lo que costara.

Y ahí estaba frente la puerta que la separaba de la sala privada de la profesora Sybil Patricia Trelawney, la única maestra, además de Severus Spane, que se atrevía a poner un cero en su calificación.

Se echo para atrás de la impresión cuando la mujer abrió la puerta con abrupto frente a ella.

── Granger Hermione, te esperaba ── Hubo emoción en su voz a tal grado que la consternó un poco.

── ¿Cómo lo supo? ¿Porqué le dije que vendría o porqué le apareció en su tasa de té? ── Mordió su propia lengua arrepintiendose de sus palabras agrias y toscas. Ella no era así, simplemente la rabia de ir perdiendo la materia por no tener las actitudes necesarias para enfrentar lo que Trelawney, definía como adversidades del futuro. Tuvo toda la intención de disculparse pero la profesora hablo primero dejándola confunsa.

── Porque el destino quiso hoy que estuvieras aquí para advertirte lo peligroso que es luchar en su contra. ── Se hizo a un lado dejándola pasar.

Hermione, espero a que la mujer se doblará de piernas dejándose caer con cuidado en uno de los cojines alrededor de una pequeña mesa llena de infusiones calientes y aromáticas, después ella misma se dejó caer en uno de esos.

── Yo... ── Iba a empezar a preguntarle como seria la evaluación para poder recuperar puntos pero, Trelawney hablo interrumpiendola.

── La materia más dificultosa será tu propia vida. No me mires así, el destino está molesto contigo por no acatar los lineamientos de la naturaleza. Una hija de muggles y un sangre pura, no deben uniser y menos ustedes.

── No se a que se refiere ── Mintió olímpicamente con las manos temblandole y un nudo en su garganta. Sabía perfectamente de lo que hablaba, de aquel juego inusual que ambos habían iniciado por su petición.

── Si sabes de lo que hablo, lo sabes perfectamente. Ante mi y el destino no puedes ocultar nada.

── Está equivocada profesora entre Malfoy y yo no existe nada.
── Intento poner en pie pero la mano de Trelawney, tomo fuertemente la suya impidiendo el acto y aterrorizando a la muchacha cuando sus ojos blanquearon ocultando la pupila.

── El destino se alió con la dinastia ambos cooperarán para que la unión entre ustedes sea amarga, ningún podría ser feliz hasta que ellos los decidan. Su unión será como las aguas de un mar en tormenta...

──¡Basta! ── Grito ocultando la angustiosa agonía en su pecho, pero Trelawney, no se detuvo.

── Algún día lo entenderás, porque aunque la dinastía y el destino los separen ustedes querrán unirse, pero llegará el momento cuando les duela tanto el alma, cuando el dolor los consuma entenderán que luchar contra el destino fue el peor error y entonces alguno de los dos se irá ── Trelawney, la soltó de golpe horrizada de su propia visión ──. Demuéstrale al destino y a la dinastía que un amor verdadero lo puede todo, así huyas una u otra vez, el amor siempre lo podrá todo.

....

No comprendió aquellas palabras hasta que se vio así misma vestirse frente aquel espejo con el alma rota, después de entregar su cuerpo a un desconocido por unos cuantos billetes.

Ella fue la que huyó, incapaz de pelear contra el destino, dejándole saber que en aquella última pelea le había quitado la posibilidad de amar sin restricción, dejándole saber que era el ganador.