Capítulo 26

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"Al fin te encontraré, Granger"

S.M Guzmán


La estupefacción en la cara de los futuros padres provoco una sonrisa cautelosa por parte del sanador. El hombre no dijo nada más le pareció que su presencia se asemejaba a la de un intruso en aquella habitación, sin esperar alguna palabra salio del cuarto.

Los talones de Draco, se giraron con una precaución táctica. Sus ojos se enfrentaron a la imagen de Hermione, con una mano apoyada sobre el vientre plano y la cabeza descansado hacia atrás. La emoción lo embargo y lentamente en sus recuerdos la voz de su madre se abrió paso.

"...Un día te levantaras iras a la habitación contigua a la tuya y verás a un niño hermoso que sobrellevara ese dolor contigo y te hará sonreír por el que no estuvo y por él mismo".

Una sonrisa ilumino su rostro embargándolo de la felicidad trémula que era casi inexistente en su vida. Sus pasos vacilantes acortaron la distancia que los separa, su mano se dejo caer encima de la de ella.

Un mes atrás su ser experimento por primera vez un dolor tan aberrante que creyó que nada en ese mundo lo disiparía, pero se equivoco. Tal y como lo dijo su madre su nueva alegría dependió de aquella noticia.

Sus ojos desprendían anhelo, incertidumbre, confusión y alegría. Una mezcla de sentimientos tan poderosos que acabaron con su orgullo, dominándolo con tanta sutileza que a pesar de sus palabras anteriores, a pesar de creer lo que fuera mejor para él, aquello simplemente dejo de importar. Sonrió para sí mismo como si todo eso se tratara de una conspiración del destino en su contra para dejarle claro que su vida estaría unidad a la de la castaña por los años que le quedaran en está.

Se acomodo lo mejor que pudo abriéndose paso en la pequeña cama donde reposaba Hermione, ella cedió permitiendole su entrada sus manos aún unidas sobre su vientre. Sus cuerpos reposados encima del colchón, ella se acurruco en su pecho mientras el se aferraba a su cintura con entusiasmo.

── Un hijo. ── El murmullo silencio que escapo de los labios de la castaña le llenaron el alma a Draco, de una paz gloriosa.

── Shhh ── Trato de chistar pero ella se levanto de golpe de su posición.

── No ── Se negó sintiendo su mirada en su espalda. ── No me callaré más. Creo que tus puntos han quedado lo suficiente claros. Me diste tus razones Draco, y las acepto ahora más que nunca. Por favor te pido que agilices el proceso de divorcio.

── Hermione...

── Lo antes posible. Si deseas alegas adulterio ── Su tono carente de emoción y sentimiento denotaban la sentencia que se aproximaba.

── Hermione ──La suplica en la voz de Draco, para que no terminara de ejecutar aquella emoción que broto en su interior producía vértigo.

── Porque tal y como lo dijiste es casi probable que la paternidad de este bebé...No te corresponda ── El atisbo de inseguridad en su voz más que enfurecer al muchacho lo hicieron largar una carcajada.

── ¿Pretendes que crea esa excusa mediocre? ── Sus manos viajaron hasta los hombros de la castaña atraiéndola nuevamente a su cuerpo. ── Sabes que eso es imposible. No me prives nuevamente de esto Hermione, déjame disfrutarlo. Por hoy, por mañana hasta que la emoción pase, hasta que deba darle prioridad a otras cosas, por hoy solo dejemosle claro a nuestro hijo ── Las palabras se trabaron en su garganta ante el reconocimiento. ── Que será deseado.

La castaña asintió con los ojos desbordados de lágrimas. Asimilando la veracidad en loas palabras del hombre que la sujetaba con cautela. Dejo su cuero caer hacía atrás con cuidado se refugio en su pecho, impregnados las fosas nasales con el olor a madera y menta que desprendía la gabardina de Draco, y simplemente lo obedeció. Abandonándose en el momento, queriendo la perpetuidad del tiempo para que no pasará el mañana y lo que quedara del día se estancara en aquella hermosa noticia.

Sus manos se cerraron con fuerza de la tela de la gabardina, mientras sentía los dedos lánguidos del muchacho abriéndose paso por su cabello.

El destino nuevamente los unía, en la misma página de antaño pero escrita con diferente tinta y esto gracias a la dinastía, quien cedió arrepentida por lo ocurrido hace cuatro años. Solo ellos fueron los responsables de que aquel bebé no naciera.

....

Blaise ladeó una sonrisa trémula en su rostro al observar a Benjamín, al tiempo que atravesaba la puerta que dividía el exterior del bar. Apretó con fuerza medida la mano de su acompañante al mismo tiempo que la levantaba hacia el universitario.

── ¡¡Una botella de champaña!! ── Grito con euforia el chófer designado para los clientes en estado de embriagues. Blaise se carcajeo con humor recibiendo una mirada confusa por parte de Pansy. Fue rápido para Benjamín, reconocer a la mujer de orbes verdes y cabello tan oscuro como la noche. Se trataba de la única que hacia beber al abogado hasta perder la cordura.

Lo escucho por tantas noche hablar de ella, que su rostro se impregno en su mente de tal forma que cuando él fue capaz de mostrarle una foto, no se equivoco para nada en sus facciones de Diosa.

── ¿Una champaña? ── Cuestiono el bartender. ── Si el señor Zabini, no ha solicitado nada aún Benjamín.

── Hazme caso hombre. El señor Zabini, esta de celebración que te lo digo yo.

── Estas demente ya muchacho.

── Me calé sus borracheras por casi dos años. Créeme cuando te digo que hoy se merece la champaña más burbujeante de la carta y seré yo quien se la sirva.

Pansy, observo con cautela al mismo joven al que Blaise, le hizo señas acercarse con una botella hacia ellos. Achino los ojos con dudas mientras arqueaba la ceja en dirección al moreno quien alzo los hombros y los dejo caer con gracia.

── Buenas noches. Espero sea grata su noche ── Se dirigió ha ambos . ── ¡Enhorabuena señor Blaise! Su encargo, la mejor de la carta ── Destapo la botella añadiendo el liquido en las copas para luego dejar la misma en el recipiente con hielo. ── Disfruten su noche ── Su inclinación para despedirse hizo reír aun más al moreno.

── Blaise ── El susurro gélido de Pansy, le advirtieron que quería saber todo lo que aquel espectáculo escondía.

── Bien ── El muchacho accedió fácilmente, porque aquello era algo que simplemente daría pie a lo que realmente terminaría confesando. ── El muchacho que acaba de irse es un estudiante que trabaja como chófer designado. Fue el mío durante mucho tiempo, solía venir aquí y beber hasta perder la conciencia. Por supuesto tu eras mi motivo recurrente ── Una sonrisa melancólica se posa en ambos rostros.

<< Solía decir tu nombre, reprochar tu silencio y maldecir mis malas acciones. Maldecía tu recuerdo en mi vida al mismo tiempo que te anhelaba con locura innata. Benjamín, fue mi fiel testigo de borracheras y siempre decía que si luchaba por ti, conseguiria que me volvieras a sonreír. ── Su rostro se endureció por un momento. ── De esa forma en que lo haces ahora.

── Blaise, no es necesario todo esto. Ya te perdone ── Su mano busco la de él encima del mantel marfil.

── Lo creo necesario amor mío. No sabes cuanto tiempo anhele que fueras tú la que despertará a mi lado y no una simple almohada, no sabes cuanto tiempo busque llenar el vació en mi interior con otras mujeres. Pero hoy por hoy, tengo todo lo que me faltaba. Mi mundo se completo contigo a mi lado. ── Hizo más fuerte su agarre en la mano de la pelinegra. ── Por eso me cuestione todos estos días, si lo nuestro esta bien. Si somos estables, así sea un par de horas mi día es pleno contigo. No queda nada más que depender de tu respuesta ── Su mano libre viajo hasta el rostro de su amada girándolo con sumo cuidado a su derecha para ver al muchacho de hace unos segundo atrás sostener una pequeña pancarta.

Sus ojos se comieron con rapidez las letras que formaban la interrogante.

¿Conspiras con el destino para ser mi esposa?



Al fin te encontré, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora