Final

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Se perdió aferrada a sus recuerdos, sumergida en un suplicio agonico... Se perdió de nuevo en medio de la oscuridad sugerente que le nublo la vista...

Se perdió y está vez no estaba él para encontrarla.

Se sentía insegura, perdida y de un forma irremediable rota. Tan carente de cordura que su conciencia la atormentaba segundo a segundo.

Camino en el medio del salón, aquel escogido para rendirle homenaje a la memoria del joven magnate, sus pasos firmes se acercaron al féretro y sus ojos hinchados y rojizos se toparon con Lucius, entonces lo afirmó.

Afirmó eso que su conciencia gritaba en su interior como un latigazo latente en su alma torturandola.

Ella lo destruyó, acabo con él.

¡Ella lo llevo a eso!

Porqué a su alrededor hubieron advertencias, debió esconderse más, huir del país, decirle que no lo amaba pero eso último era una vil mentira.

Trago el nudo en su garganta, termino de acercarse al féretro y las defensas de su cuerpo volvieron a caer en un sollozo amargo, la convulsión de su pecho ahogó sus pulmones impidiendole respirar con normalidad.

El olor a rosas perforó sus sentidos y Narcissa se aferró a ella con ahínco, sintió el mundo nuevamente abrirse a sus pies mientras su suegra lloraba en su hombro.

Sus cuerpos se separaron y ambas mujeres se midieron, en la perpetualidad del silencio ahogándose ambas en el sufrimiento. Hermione tomo las manos de la mujer que estába tan o más rota que ella.

── Le prometo por mi hijo, por mi alma entera que siempre, siempre amaré a su hijo. No habrá fuerza en el mundo que me lo arranqué del alma. ── En su última oración su vista descanso en la urna y sintió morirse.

Sin poder resistir, sin querer avanzar y sin pensarlo. Lo abrazo, porque ella juraba que lo abrazaba a él y no a la madera. Que su respiración choca con su pecho, y no con la caoba.

<< Por favor no me dejes. >>

Resonó en su interior como un grabación, una y otra vez llevandola al día donde su sentencia de divorcio estaba en medio de ellos dos declarándose, por tercera vez, reclamandose porque se pertenencian y pretendiendo jamás dejarse.

Su cuerpo se vio arrastrado y sus manos sujetas.

Dicen que el amor es un arma de doble filo, y ella lo aceptaba porque su corazón había sido traspasado por una hoja de acero cersinandolo.

Zabini la refugio en su pecho con fuerza, mientras ella sentía como la barbilla del muchacho temblaba en su coronilla tratando de retener su propio llanto.

Se separó de él con abrupto dando un media vuelta en sus talones, miro a Pansy abrazar a Narcissa, observó a Lucius mirando anhelante a en dirección a su madre quién llevaba en sus brazos a su hijo.

Supo entonces que todos ellos habían perdido a un Draco diferente. A un hijo, un amigo y un padre.

Ella había perdido a su esposo, amigo, al amor que consume y llena.

Sus piernas perdieron fuerza, pero aún así logro caminar hasta su madre estirar sus brazos y sostener a su hijo. Aquello le lleno el pecho y al mismo tiempo le arrancó las entrañas.

── Gracias Draco, muchas gracias por enseñarme que es amor, por darme el amor más grande y hermoso de la tierra. Gracias por mí hijo, gracias por tu corazón. Te juro que lo llevaré a mi lado hasta que te vuelva a encontrar. ── Las últimas lágrimas bajaron por sus mejillas y sus ojos se cerraron mientras su cuerpo seguia aferrado a su pequeño.

Al fin te encontré, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora