Capítulo 19

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"Al fin te encontraré, Granger"

S.M Guzmán


Estaba sentada al borde de la cama con las piernas sujetas por sus propias manos, a pesar de no haber rastros de lágrimas en sus ojos su mirada estaba dolida reviviendo con cada respiración el dolor de aquellos años atrás. 

Se había destrozado la vida simplemente por no tener el coraje de hablar y romperle el corazón a su amigo de infancia, simplemente para mantener unido aquel trio de amigos que solían ser a costa de su felicidad y aun así de aquellos muchachos ya no sabia nada. 

El infortunio la alcanzo cobrándole con careces cada mala decisión, cobrandole la testarudez con la actuó. A eso se refería Trelawney, cuando le advirtió que tan malo es ir contra el destino y la dinastía.

Y allí estaba viviendo las consecuencias la perdida de su bebé, la muerte de su padre, las deudas ¡Mil cosas en un solo momento! Que la estampillaron contra una pared de púas y la obligaron a vender su cuerpo para mantener a flote a su madre. La persona que en esos instantes quizás renegaba de su existencia por el hecho de ocultar las cosas.

Ya no había lágrimas que soltar y simplemente no se victimizaba, cada decisión suya la haya arrastrado así misma aquel borde de desasosiego... Además de ser muy obvio que en esos instantes Draco, la aborrecería con toda su alma.  

Su cuerpo instintivamente retrocedió en el colchón cuando la puerta de la habitación se abrió con premura su pecho bajo en alivio cuando vio a una de las muchas de servicio atravesar el umbral con una bandeja rebosante de comida en sus manos.

  ── No permitiré un no como repuesta ──   Se adelanto Marie, haciendo malabares para cerrar la puerta. Se acerco hasta la cama y dejo la bandeja tendida sobre esta. ──  Señora debe comer por su salud, si usted enferma el señor Malfoy, se preocupara mucho.

La castaña busco los orbes casi amarillos de la muchacha e intento hacer una mueca que finalmente murió en el intento.

── No lo creo ──  Respondió para despues tomar una fresa entre sus dedos y llevarla a su boca.

── Pues hágalo señora. Es lo principal que nos encarga el señor que usted por lo menos coma dos de las tres comidas. 

La puerta nuevamente se abrió esta vez sin tanto cuidado como el anterior, las mujeres observaron al dueño de la mansión entrar a la habitación mientras aún sujetaba la perilla de la puerta. Marie, hizo aun ademán con la cabeza antes de iniciar una marcha a la salida.

  ── Buenos días señor. ──  Saludo de forma cortes.

── Buenos días. ──  Imitó el rubio cerrando una vez la muchacha estuvo fuera de la habitación. Sus esferas grises divagaron en la habitación hasta que por fin se decidieron en la muchacha que estaba encima de la cama con una fresa a medio comer en su mano.

Su cuerpo tembló ligeramente mientras avanzaba por fin hacia ella conteniendo sus pulsaciones y toma fuerzas para controlar la ira acumulada en su interior. 

Extendiendo su mano en dirección a ella quien lo observo con desconfianza, dubitativa alzo la suya y él apreso su agarre arrastrándola fuera de la cama. Su cuerpo se estremeció cuando sus pies tocaron el frió mármol, le siguió sin chistar  hasta que finalmente ambos terminaron en la habitación de baño. 

El nerviosismo acompañado de tantos sentimientos era manifestado en el temblor de las manos del rubio, quien sin abrir la boca tomo el borde la camisa de la muchacha alzándola para deshacerse de ella. Inmediatamente el torso quedo desnudo ante sus ojos y los senos llamaron por completo su atención. Se cohibió así mismo de acariciar su piel y comprobar que siguiera tan tersa ante su tacto. 

Sus dedos alcanzaron el dobladillo del pijama tirando de ellos al inferior de sus piernas arrastrando consigo la ropa interior de la muchacha quien rebuscaba con su mirada los ojos de Draco, que segundos después de terminar con su cometido se entregaron a los suyos. Tomo las manos de Hermione, presionando con fuerza su agarre hasta la altura del primer botón de su camisa. 

Se había preparado para aquello por dos horas antes cuando estuvo apunto de tomar la ducha, se regaño así mismo por su estupidez y peleo contra su propia razón para no llegar al punto donde se encontraba. Con los pies descalzados, únicamente que con el pantalón de vestir y la camisa así camino hasta la habitación de la muchacha. 

Sus miradas se midieron en el silencio perpetuo de aquel cuarto, hasta que por fin los dedos cálidos de la castaña consiguieron el cometido de Draco, y saco uno a uno los botones de la camisa sin romper el contacto visual. La prenda abandono por completo el cuerpo de Draco, dejando su blanquecino tórax al descubierto.  No hizo falta desabrochar el pantalón puesto que no había sido capaz de hacerlo cuando se vestía, en un movimiento el cual la castaña no presto atención ambos cuerpos hacían frentes desnudos por completo.

  

Draco, acaricio el brazo de la muchacha hasta llegar a su mano donde entrelazo la suya, cerro los ojos con fuerza reprimiendo en su interior algún arrepentimiento. Dio los últimos pasos hasta adentrase en la ducha donde abrió la regadera que libero el agua fría de inmediato, mojando ambos cuerpos.

  La atrajo a su cuerpo, sus pieles chocaron descargando vibraciones en la fricción. Recorrió la espalda desnuda, sus manos se deslizaron con mayor audacia gracias al agua, bajo su cara pegando sus frentes y aproximo sus labios hasta estamparlos contra los de la castaña quien respondió con la misma fiereza que él demandaba.

El cosquilleo en su cuerpo era una magia única que nadie más le había hecho gozar, solo él podía arrancarle la cordura y transportarla a otro estado mental con el delineado de sus labios. El roce de sus manos a lo largo de su espalda hasta bajar a su trasero. 

Una de las manos del muchacho la obligo a retroceder hasta pegar su espalda contra los azulejos, levanto una pierna la cual se enredo en las caderas del rubio. Podía sentir la erección del rubio, rozar su muslo de forma ardiente ante el agua fría, jadeo arqueando la espalda cuando los labios de Draco acariciaron la clavícula hasta el inicio de sus senos.  

  ── Draco.──  El nombre salio en un hilo de voz.  Él aludido levanto la cabeza y busco sus labios sin contemplaciones, los mordió  al tiempo que su miembro se anclaba en su interior invadiendo con precipitación y ferocidad.   

  ── Moriría en tu interior. ──  Rugió con desesperación moviendo sus caderas en un ritmo lento tan torturador para ella como para él.  Su bombardeo aumento únicamente por su propio placer. ──  Estoy jodido por ti. ──  Gruño en un bufido. 

  ── Y yo por ti. ──  Los movimientos se detuvieron sus miradas se encontraron, la de él desafiante e incrédula la de ella temerosa y esperanzada. ──  Y yo por ti Draco ──  Repitió moviendo sus caderas hacia su pelvis.

El rubio cerro los ojos con fuerza y prefirió creer aquellas palabras y se entrego retrocediendo en su mente años atrás. Buscándola en sus recuerdos tan pura y virginal como cuando se entrego a él por primera vez. 

Habían tantas cosas que los separan en aquel momento pero ellos estaban allí uniéndose en contra de todo, hasta de ellos mismos. 

Al fin te encontré, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora