Para Dipper, el tiempo siempre fué considerado como una de aquellas maravillosas leyes que regían todo lo que era la vida misma. Siempre pensando que era lo único en común que podrían tener con todo lo existente en su universo, donde nada podría librarse de ello y siempre se existía en base a cada segundo contado desde el inicio.
El tiempo era sagrado e incorregible.
O al menos, eso era lo que pensaba antes de llegar a aquella dimensión.
—5, 4, 3, 2, 1, 0, -1, -2,... —contaba Dipper, observando curioso aquel reloj de pared.
—¿Qué se supone que estás haciendo? —preguntó Rubik, no teniendo nada mejor que hacer.
—Estoy contando los minutos, por alguna razón en este lugar los relojes van hacia el lado opuesto. No sabía que eso incluiría los números negativos —respondió sin quitar su mirada de las manecillas.
—Eso es porque aquí no aplican las leyes de la física, todo va a su antojo.
—Pero... hay gravedad.
—No hay gravedad en esta dimensión, lo que mantiene tus pequeñas extremidades pegadas a la tierra en este lugar es la gravedad artificial creada por los demonios —respondió sin importancia.
—¿Ya sabía eso, o lo olvide? —preguntó algo preocupado el castaño.
El demonio lo observó, y suspiró. No toleraba la curiosidad del menor.
—No lo sabías.
—¿Por qué crearon gravedad artificial si no habitan aquí?
—¿Por qué tu cerebro no puede quedarse quieto y dejar de pensar tanto? —gruñó, dándose la vuelta e ignorando al otro.
Dipper bufó, tomando la silla en la cual se encontraba sentado y la arrastró hasta llegar al lado del demonio.
—Quiero comprobar que no haya olvidado algo más importante.
—¿Es realmente importante para ti saber por qué la gravedad existe? —preguntó irónico.
—Importante para satisfacer mi curiosidad.
—Piérdete, humano —Rubik empujó a Dipper, causando que cayera de la silla haciéndolo con delicadeza sabiendo que aún estaba lastimado.
El castaño frunció sus labios, acomodándose en el suelo, acostándose por completo.
Observó el viejo techo de madera, tratando de ordenar mejor sus pensamientos. Luego miró de reojo al demonio, viendo lo impasible que se veía sentado.
—¿Algo más que deba saber? —Dipper murmuró.
—Sé que recuerdas tu vida, así que no te hagas.
Dipper negó, gruñendo y luego observó nuevamente a Rubik.
—Estoy aburrido.
Rubik se movió un poco.
—No es mi problema —el demonio lo observó levemente antes de girar y recostarse más cómodamente contra la silla.
—¿Qué estamos esperando? ¿Acaso no puedes ir y patearles el trasero a esos demonios? —Rubik no respondió, cerrando sus ojos—. ¿Por qué aún seguimos aquí? ¿Por qué no luchamos? —preguntó algo desesperado, luego suspiró sentándose nuevamente sobre el suelo—. ¿Por qué estamos huyendo?
Rubik finalmente giró, observándolo seriamente.
—Mi poder es insuficiente para lograr hacerles algo. Por si no lo has notado, fui golpeado por dos de los demonios más fuertes hasta el cansancio. Además mi magia es consumida por esta forma humana y no tengo ni idea de donde está ahora el palacio —explicó agotado.
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El Intercambio || BillDip
Fanfiction⠀En el momento en el cual Mabel decidió no oprimir ese botón, no sabía que había sellado el destino de su hermano gemelo. Ya que cuando la cuenta regresiva llegó a cero y la luz los cegó a todos, apareció un gemelo, pero no era el gemelo que Mabel e...