Capítulo X.

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     Las coincidencias de la vida solían ser inoportunas y en ciertas ocasiones, más crueles que buenas cuando venían. Para él la peor de todas fue sin duda encontrarse con el mismo demonio dos veces en su vida, y caer víctima de sus juegos y planes que lo manipulaban. 

Bill Cipher era un ente peligroso, de eso no tenía duda alguna. Era un demonio despiadado que solo buscaba su diversión y beneficio propio sin importar las consecuencias que tuvieran estas para el universo. Ser parte de sus crueles planes era una desgracia, y por ello llegar a coincidir con él y sus juegos era una muerte segura.

Sin embargo, nunca imaginó que esas coincidencias fueran a venir de las formas que jamás pudiera haber imaginado.

¿Había acaso una situación más incómoda que aquella? Dipper no lo creía. Y es que ¿cómo imaginar estar metido en el mismo lugar dos veces? Parece que en verdad el universo estaba conspirando para mantenerlo al alcance de Bill.

Bill permanecía en la entrada de la habitación y lo observó sorprendido, él estaba seguro de haberlo dejado con sus secuaces creyendo que lo entretendrían un rato mientras el terminaba todos los asuntos que tenía pendientes, pero no debía sorprenderle de aquellos inútiles que no podían seguir una simple orden.

—Pino, ¿qué haces aquí? —preguntó cauteloso, mientras se recargaba contra el marco de la puerta y lo observaba expectante.

Dipper rápidamente se movió saliendo de la cama y mirando al demonio.

La presencia de Bill era mucho más imponente que la de cualquier otro demonio, siempre rodeado de un aura peligrosa que reducía la temperatura a su alrededor mientras acechaba cual bestia en espera de una presa. Gritaba peligro en todo lo que era, y el hecho de verlo no como un demonio sino como un humano de alguna forma lo hacía ver mucho más aterrador.

—Y-Yo lo siento. Rubik me engañó y me trajo aquí —solo bastó eso para que el rubio centrara toda su atención en el castaño.

—¿Rubik? —el rubio se acercó al castaño.

—Oh, es Forma Amorfa, solo que Rubik es más cortó y le queda mejor —Dipper sonrió mientras recordaba al demonio amorfo y no notó como el semblante de Bill cambió a uno más serio.

—¿Qué pasa con él? —Dipper vio como el rubio ya estaba frente a la cama, sin quitar esa mirada molesta que tenía.

—Dijiste que le pidiera a uno de ellos que me guiara por el palacio, y él se ofreció a hacerlo —repitió sus palabras mientras borraba su sonrisa.

Bill bufó molesto mientras se sentaba en su cama dándole la espalda a Dipper.

El castaño lo observó confundido, no entendía a qué se debía la actitud del rubio y su molestia cuando la idea fue de él. Observó su espalda tensa mientras sus brazos estaban cruzados, su cabello estaba un poco más largo cayendo por su largo cuello rodeado por aquel corbatín negro.

—¿Estás enojado por entrar a tu habitación sin permiso? —preguntó algo temeroso de haberlo hecho enojar.

Bill giró levemente su rostro.

—No es por eso, es solo que tuve un largo día. No pienses que tu presencia me molesta, no llegas hasta eso —comentó burlón, mientras Dipper gruñó como siempre lo hacía cuando se trataba de Bill.

—Entonces será mejor que descanses —Dipper se alejó lentamente de la cama de Bill y se dirigió hacia la salida, pero antes de dar un paso fue detenido por la mano de Bill que tomó la suya.

—¿A dónde vas, Pino? —Dipper se sonrojó por la acción de Bill, y este sonrió.

—Yo.... —el castaño no sabía qué decir, de alguna manera la presencia de Bill lo idiotizaba.

El Intercambio || BillDipDonde viven las historias. Descúbrelo ahora