Corría de un lado a otro con un café en la mano derecha y mi camisa en la mano izquierda. Tenía mi cabello desordenado y el pijama todavía puesto, mientras que mis pies estaban descalzos y el cepillo de dientes en mi boca.
No podía creer que mi primer día de trabajo comenzaría de esa manera y encima llegando tarde. Tenía que apurarme ya que la hora corría y cuando menos me dé cuenta estaría más tarde que nunca. Me termino de cepillar los dientes y me cambio rápido por un Jean y la camisa azul que anteriormente sujetaba. Debía peinarme y preparar las cosas que llevaría a la mansión Whitman. En mi mochila pondría los libros que leería, mi cámara, mi notebook, entre otras cosas. Tuve que salir de mi casa muy rápido y conseguir un taxi como si de magia se tratara, aunque si fuera eso me gustaría tener una escoba para volar por los aires como Harry Potter.
La zona este de L. Virginia se pintaba de glamour, estilo y riqueza, donde viera estaba un toque de extravagante, desde las personas hasta los locales y casas. En la mansión Whitman los jardineros ya estaban preparando todo para la llegada de la primavera, mientras que, en el interior de la monstruosa casa, Cece, la empleada, ponía todo su empeño en dejar el lugar bien limpio. Desde estantes hasta paredes con telarañas, ahora relucía el brillo. Lo raro era que no veía a nadie más, ninguno de sus hijos, y por lo que me contó Cece la otra vez, tenía tres: una mujer y dos hombres.
Y vaya que no me quería cruzar a uno de ellos todavía.
Todavía recuerdo como me escondí el otro día para que no me viera. Ridículo, porque de igual forma nos encontraríamos ahora que trabajo para su familia.
──Hola, señorita Bennet.
Cece era una buena señora, muy humilde y simpática. Me había tratado muy bien la vez que estuve acá y me explicó cosas que tendría que tener en cuenta a la hora de trabajar en el hogar. Me había caído bien, pues pensé que tenía un mal humor y una actitud rancia hacia las personas, pero era muy dulce.
—Dígame Alizee o Lizee.
Ella sonríe y puedo ver como sus ojos se achinan y se forman pequeñas arrugas a los costados de las mismas. Se dirige hacia la zona de la cocina y yo la sigo, más que nada porque no conocía el lugar y tenía miedo a perderme o peor, romper algo. Ella ya llevaba veinte años trabajando como empleada en esta casa, así que en cierta forma eran su segunda familia.
—¿No hay nadie en la casa aparte de usted?
Por mi mente pasa la imagen del chico de ojos color zafiro.
—La hija más grande, Hannah Whitman, está en su departamento, viene de vez en cuando de visita o a cenar. El hijo del medio, Sean, está con sus amigos. Y Aiden, al que va a cuidar, debe estar en su habitación.
—No, estoy aquí, nana.
En la entrada de la cocina estaba un niño de pelo castaño y ojos bien azules, traía una remera que tenía la imagen de Spiderman y un short azul a rayas, junto a unas vans. Era bajito, pero no tanto, flacucho y con lentes. En sus manos tenía una revista, más bien una historieta. Me veía atento, curioso e intrigado. Me pregunto si sus papás le han hablado de que yo seré su nueva niñera.
—Aiden, ella es Alizee Bennet, la chica que te cuidará. —le aclara la mujer, quien estaba limpiando unos vasos con una servilleta y mirando al niño con una sonrisa.
El alza una ceja en mi dirección y comenta.
—Sí, mi madre me dijo eso ayer—se acerca a mí y me estrecha su diminuta mano— Yo soy Aiden Whitman, el menor de los tres y el favorito de mi madre, por lejos— sonríe.
Yo sonrío con diversión y acepto su saludo.
—Cuando me dijeron que iba a tener una nueva niñera pensé que sería una mujer ya mayor, como las demás. — lleva una mano a su barbilla y se encoje de hombros— La verdad no me sorprendería, la mayoría fueron señoras mayores, menos la última que renunció para seguir sus sueños como actriz. —se sienta en una butaca y Cece le da una sonrisa divertida— Creo que tuve más niñeras que amigos.
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Prescindible Amor
Teen FictionSean Withman. Galán, simpático, inteligente, social y deportista. Alizee Bennet. Soñadora, aficionada de la fotografía, la escritura y los libros, fanática de J.K Rowling, amante de los gatos y estudiante promedio. Ambos son distintos entre si, per...