Capítulo XXXI |Paso a Paso

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Miro una vez más mi ropa y hago una mueca. Tenía una frustración porque nunca me importaba mucho como me quedaba algo una blusa o un jean, pero hoy especialmente tengo duda de si me queda bien el vestido floreado que llevo puesto. Planeaba ponerme una chaqueta de cuero negra arriba que me había comprado en una tienda vintage. 

Suelto un suspiro de frustración y busco en mi armario algo más para ponerme. Era sábado, asi que hoy saldría con Sean y Aiden a pasear; tenía un particular entusiasmo por ver al pequeño. 

Xionne entra a la habitación envuelta en una toalla blanca y secando su pelo mojado con otra. Me sonríe al verme y luego camina hacia sus cosas.

—¿Cuándo me dirás quién es la chica misteriosa con la que hablas?—Pregunto por séptima vez en el día—Yo te cuento todo, me siento ofendida—Bromeo. 

—Pronto, lo prometo—Y como ve que no estoy muy segura de sus palabras, añade—Lo digo en serio, pero por ahora te tendrás que quedar con la idea de que es la misma de la fiesta. 

Bufo, haciéndome la indignada. 

Me pongo mis zapatillas negras y luego voy a buscar unos aros en mi mesita de luz. Salgo de mi habitación para dejar a Xionne arreglarse para su cita, mientras que yo voy a la cocina para hablar con la mujer que me dio vida.  

Estaba rodeada de libros y carpetas, ahora le tocaba a ella atascarse en muchos exámenes. Estaba asi desde hace varios días, y me sentía orgullosa de que al fin se decida por seguir una carrera. 

—¿Me recordas por qué tengo que estudiar? ¿De qué me sirve estudiar ahora si ya estoy vieja?—Se queja, mientras pasa las páginas de los enormes libros que tuvo que comprar para estudiar—Todos en mi clase tienen veinte años y me miran con cara rara cuando me toca hacer equipo con ellos—Rueda los ojos—Algún día los escupiré en sus caras adolescentes, tengo más experiencia que ellos, cuando ellos se estaban poniéndose los pañales, yo ya estaba comprando ropa interior de lencería en walmart. 

Rio mientras la escucho quejarse de sus odiosos compañeros. 

—Todo tiene su recompensa, los podrás golpear cuando termines la carrera.

—¿Y por qué no ahora?—Hace puchero con sus labios. 

—Porque tendrías problemas—Contesto como si fuera obvio, pero ella me mira como "y eso que tiene? los quiero golpear"—¿Y se supone que eres la mujer adulta acá?—Alzo una ceja. 

Abro la heladera para sacar la jarra de jugo y luego busco dos vasos. 

—Te queda bien ese vestido—Habla luego de un rato en silencio—Especialmente porque se parece al mio..—Agarra el vaso cuando se lo paso y le regalo una sonrisa de inocencia—¿Saldrás con tu novio? 

—No es mi novio... 

—¡Oh cierto! Tu amigo no novio pero que puede ser tu novio porque actúan como novios, pero ojo, no es tu novio. Todo claro. 

Su sonrisa divertida y petulante hace que ruede los ojos. Claramente ya entendí de dónde saque mi sarcasmo. 

—¿Y saldrás con tu no novio pero casi novio?—Asiento, mientras le doy un trago a mi jugo—Okay, y recuerda las reglas..—La miro, esperando que me recuerde esas reglas que no sabia que existían—No cigarrillos hasta media noche y si te drogas, procura que la policía no te vea. 

Pensé que diría algo serio, pero con mi mamá no se puede esperar eso. Escucho su risa y no puedo evitar contagiarme. 

—Si mi mamá te escuchara le daría un infarto o bien podría rezar por ti para que no vayas al infierno—Escucho que dice mi mejor amiga, mientras entra a la cocina—Sería capaz de echarte agua bendita mientras duermes. 

Prescindible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora