Capítulo XXI |miedo

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—Odio astrofísica, no se para que me va a servir en la vida el origen de los astros.

Zoella, la editora del periódico, se sienta a mi lado en la mesa de la cafetería. Yo estaba por llevar una deliciosa porción de pizza a mi boca, cuando ella me interrumpe.

—Te juro que al final del día escribiré un artículo sobre la deficiencia educacional, y la importancia de que los profesores no sean tan ineptos. —su voz molesta y sus manos hecho puños, me hacen alejarme un poco de ella para que no me utilice como saco de boxeo— Encima me quedé hasta las cuatro de la mañana haciendo ese trabajo para que luego me baje la nota, perdón señor profesor, pero yo tengo cosas más importantes que estar haciendo su aburrido trabajo que no me sirve absolutamente de nada.

Era una muchacha de un metro sesenta con mucha impotencia hacia la autoridad mayor.

—¿Y cómo sabes que no te servirá en un futuro? —pregunto, y ella me mira de reojo— Capaz te manden a hacer un artículo sobre astrofísica, nunca se sabe.

—Ridículo. —bufa— Yo no me haré periodista para hacer artículos pedorros que hablen de astrofísica, quiero tocar temas más importantes que son tabú en la sociedad, como los femicidios, por ejemplo.

Estaba por decir algo más cuando llega Xionne y se sienta a nuestro lado. Estaba perdida en su mundo, porque ni siquiera saludó, hasta que nos mira y suelta un bostezo.

—¿alguien quiere matarme para que pueda dormir 100 años y luego resucitar como el ave Fénix?

—¿Soy la única que tiene un buen día o qué? —digo mirando primero a Xionne y luego a Zoella.

—Si. —sentencian las dos al uniso.

Alessandro aparece atrás mío haciendo que me asuste.

—¿Qué era eso tan importante que me tienes que contar? —pregunta mientras se sienta al lado de la chica Blair, atreviéndose a colocar su brazo sobre los hombros de la castaña. Ella le mira como si fuera un espermatozoide —¿Estás embarazada? ¿perdiste su virginidad? ¿tu mamá al fin encontró un padrastro rico como le aconseje?

—Uno, no estoy embarazada. Dos, ¿ya perdiste la tuya? —él me mira con diversión y luego rueda los ojos—, Y tres, tus consejos son una verga.

—Mis consejos son geniales, si no pregúntale a Xionne que le aconseje que aceptara salir conmigo.

La nombrada rueda los ojos y aparta el brazo de Aless.

—Entiende, eso no pasará.

Miro a Zoella, la chica no entendía nada de la discusión de mis dos mejores amigos, aunque siendo sincera yo tampoco.

—Lo que quería contar era... —digo interrumpiendo la conversación que tenían ambos— que hable con Kristine Whitman y ella me dijo que quiere que sea su nueva fotógrafa para la línea de vestidos que está sacando, le mostré las fotos que saco y le encantó.

—¡Eso es genial Alizee! —exclama mi mejor amigo, se levanta para acercarse a mi y abrazarme— Estoy orgulloso de ti.

—Eso es una noticia increíble. —interviene Xionne, sonriendo.

—Esto es mejor que encontrar un vestido de mi talla y que me quedé bien. —habla está vez Zoella, y todos le quedamos mirando— ¿Qué? Dilemas de una chica gorda.

—No eres gorda. —contradigo, haciendo que ella ruede los ojos.

—No, no soy gorda, sólo estoy inflada de aire. —dice con sarcasmo, haciendo que Alessandro suelte una carcajada.

Prescindible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora