Entro a la casa con un montón de bolsas en la mano y Alessandro siguiéndome el paso. Las dejamos en la cocina, y mi mamá, al escuchar que llegamos, se acerca a nosotros.
—¿Trajeron la gaseosa dietética que pedí? —pregunta mi mamá, abriendo una de las bolsas y verificando que contiene.
—Si, está en esa bolsa verde. —le señalo una que está a su izquierda—Todavía no entiendo porque salió esta idea de querer hacer dieta, mamá.
—Seguro tiene un novio por ahí. —dice mi mejor amigo y yo frunzo el ceño.
—Una mujer puede querer hacer dieta para ella misma, verse bien para ella, no tiene porque ser para un hombre. —recrimina mi mamá.
Aless levanta sus brazos en rendición, ya que no tiene punto contra eso.
—Aunque si fuera para un hombre tampoco está mal. —intervengo— Me corrijo, puedes tener una pareja o andar conociendo hombres, yo estaría bien con eso. —sonrío.
—Si, Ana. —me apoya mi amigo— Es joven y bonita, puede tener a un par de tipos tratando de salir con usted.
—No hace falta que te quedes sola por mi, estoy bien y feliz si tu lo estás. —ella me mira con los ojos entre cerrados y yo me encojo de hombros— Sólo digo.
—No estoy conociendo ni viendo a nadie, y no se cuando comenzamos a hablar de mi vida amorosa— Y antes de que yo intervenga, ella añade— ¿Cómo andamos por casa, hija? ¿Algún chico lindo ya te invitó a salir?
Mi rostro se transforma a uno de seriedad y ella lo disfruta, porque dio en el punto justo para molestarme.
—Sólo digo, si hablamos de mi vida amorosa, empecemos por la tuya.
Aless suelta una carcajada.
—Eres una pésima madre.
Ahora es ella quién se ríe de mi desgracia.
Agarro la comida chatarra que trajimos y la voy poniendo en platos. Estábamos por hacer una maratón de películas como cada sábado. Mi mamá preparaba la sala para que sea vea como un cine, mientras que Alessandro me ayudaba a preparar la comida y bebidas. Luego lo llevamos todo a la sala, para empezar. Gordon, mi gato, esta acostado en el sillón más grande durmiendo. Se veía tan tierno.
—Antes de empezar... —mi mamá me mira a mi, dejando todo lo que hacía. Su humor había cambiado, ahora estaba sería y parecía preocupada—Rubén y Julia llamaron.
Me quedo en silencio, procesando lo que dijo.
—Y quieren vernos. —añade al ver que no parecía que vaya a hablar.
Rubén y Julia son los padres de mi mamá. Mis abuelos. Ella los llama por su nombre desde que la corrieron de su casa y la dejaron en la calle. En mi caso, no los puedo llamar abuelos, no después de todo lo que pasó. No los considero mi familia, por que si fuera en el caso contrario no nos hubieran dado la espalda siendo conscientes de todo lo que pasamos y de las veces que mi mamá perdió su orgullo yendo a pedirles ayuda.
No, ellos no son mi familia.
—¿Recién ahora se acordaron que tienen una hija y una nieta?
—Quieren hacer una cena, donde estará toda la familia, por eso nos invitaron también, capaz quieren arreglar las cosas.
Se queda en silencio al ver que no me gustó para nada la noticia.
—Tuvieron diecisiete años de mi vida para disculparse, creo que ya van un poco tarde y no es sorpresa que no quiera saber nada de esa gente.
ESTÁS LEYENDO
Prescindible Amor
Ficção AdolescenteSean Withman. Galán, simpático, inteligente, social y deportista. Alizee Bennet. Soñadora, aficionada de la fotografía, la escritura y los libros, fanática de J.K Rowling, amante de los gatos y estudiante promedio. Ambos son distintos entre si, per...