Capítulo XXVI |Aceptar

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Es difícil intentar ser alguien más, es difícil intentar caerles bien a todos, no poder mostrarte como eres realmente por miedo a que no cumplir con los estereotipos o expectativas que te imponen. 

Es difícil lidiar con todas esas personas que están esperando a que falles para criticarte. 

Es difícil lidiar con la presión social. Y aún más difícil lidiar con la presión familiar. ¿Por que, quién mejor que la familia para criticar e imponer? 

Son ellos los primeros en juzgarte, compararte, criticarte, opinar de cada cosa que haces, en una reunión familiar. 

Creo que todo seria mas hermoso cuando las personas se dejen de preocupar tanto la vida de los demás para fijarse en la de ellas. 

—¿Hablaste con ella? 

Miro a Aless cuando paramos al frente de una parada de colectivo. En su voz se notaba la preocupación y el enigma de no saber como se encontraba la chica Blair. Yo hago una mueca recordando cuando hablé con ella por llamada. La estámos yendo a visitar, ahora que sus padres estaban trabajando. Eran la ocho y media de la noche. 

—Si, estaba muy mal—Hago una mueca con mis labios y suelto un suspiro—Creo que visitarla le hará bien, porque sus padres tampoco le dejan usar mucho el celular. 

—Que frustrante es que la retengan como si fuera una prisionera, que no la dejen ser feliz, que la rechacen de esa forma. 

Asiento a lo que dice mi mejor amigo. 

Tomamos el colectivo para ir hacia el centro, a la calle grown street, cerca de la plaza central de la ciudad. Había mucho tránsito, puesto que a esta hora salían muchos de trabajar. Luego de llegar a la parada, bajamos del colectivo y caminamos por el barrio de Xionne. Su casa era grande y linda, me recordaba mucho a la de Aless. Hecha de Ladrillos y paredes de color verde manzana, ventanas grandes y cortinas blancas; césped recién cortado y flores muy bien cuidadas adornando el hogar. Alessandro toca el timbre y a los segundos la puerta se abre dejando a la vista el cuerpo de mi amiga. Ropa holgada, cabello despeinado, ojos rojos y mejillas rojas, nos mostraba que ella habra estado en cama todo el dia. 

La abrazo yo primero y luego se une Aless. Esconde su rostro y nos acerca más a ella, como deseando que no la soltemos, que no la dejemos sola.

—¿Estás bien, hermosa?—Pregunta mi amigo en un murmuro, mientras acariciaba la espalda de la castaña.   

—No del todo, las cosas con mis padres se pusieron difíciles. 

Cuando nos separamos para poder hablar mejor, nos dirigimos a su habitación. Por dentro de su hogar todo era reluciente, limpio y ordenado, mientras que su habitación era todo lo contrario. Al entrar por primera vez nos topamos con todas las cosas tiradas y desordenadas, su ropa y libros estaban en el piso, al igual que sus zapatos y discos de vinilo. 

Hago una mueca y levanto del suelo un cuadro con una foto de mi amiga de cuando era pequeña, el vidrio estaba roto, gracias al impacto de caer al piso. Observo de nuevo la habitacion y tal parece que un tornado entró para destruir todo a su paso.

—Me enoje y tire las cosas—Explica la muchacha de ojos cafés—Se que eso no soluciona nada, pero quería desahogar mi enojo en esos momentos. 

Ella se acuesta en la cama y nosotros nos sentamos a su lado; Aless a la izquierda y yo a la derecha. 

—Mi papá piensa que perdi la cabeza y mi mamá se pregunta a cada rato que hizo ella mal como madre para que esto sucediera—La voz de Xionne sale ronca y rota, como si tuviera un nudo en la garganta y se estuviera aguantando de no seguir llorando. 

Prescindible AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora