Uno

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El joven alto entró en su habitación, aún sin poder sentirla como suya. Todo el que decía conocerlo le había dicho que había vivido ahí toda su vida pero ningún objeto del lugar le era familiar. Eso frustraba a Jin.

—¿Estás seguro que quieres volver a estudiar? Va a ser muy difícil sino puedes recordar ni una de las clases que has tenido, hyung.

Jin miró a su hermano menor y le acarició la cabeza sin decir palabra. Aun cuando hace una semana él no podía recordarlo parecía que el afecto que sentía por su hermano permanecía. Lo extraño era que el afecto muchas veces iba acompañado de una fuerte sensación de nostalgia.

—Es mejor que quedarme sin hacer nada hasta que un día, milagrosamente, pueda recordar todo. —le dio la espalda para poder coger su bolso, perdiéndose la extraña mirada en el rostro de su hermano—. Ya estoy listo, Jimin.

—De acuerdo.

Los dos salieron de la casa familiar y subieron al auto negro de Jin, aunque él no lo conducía desde que no podía recordar la dirección de su universidad, o de cualquier lugar en Seúl.

Jin observó los árboles por la ventana sin realmente observarlos. Así había sido desde que había despertado, hacía cosas sin realmente hacerlas. Se sentía desconectado. Sus doctores decían que era normal para alguien que había salido de un coma tan largo. Y él esperaba que no estuviesen equivocados. Ya quería que esta rara sensación de vacío y desapego se fuera.

—¿Llevas contigo el mapa que te di?

—Sí. —respondió sin mirarlo—. Pero faltan muchos lugares en ese mapa.

—Bueno, solo dibuje los que te serían necesarios. No había razón de poner lugares que no frecuentabas.

—Cierto.

Regresaron al silencio. Habían muchos silencios pero Jin suponía que era otra de las cosas "normales" de las que hablaban sus doctores. Esta situación era tan difícil para él como para su familia. Diría que para sus amigos también pero ellos parecían ser más amigos de Jimin que de él. Era algo triste.

—Llegamos.

Con un asentimiento, salió del auto. Rápidamente su hermano lo siguió. Jimin se paró a su lado y miró a todas partes, como si esperaba que un delincuente saliera de la nada, lo golpease y lo regresase al coma. Jin suspiró algo cansado de las actitudes sobreprotectoras de Jimin, y de toda su familia en general.

—No olvides llamarme si ocurre cualquier cosa extraña. No dejes que las personas se aprovechen de tu condición, ¿de acuerdo?

—Sí.

Se despidió de su hermano con un abrazo flojo. Jin caminó con seguridad hacia el salón de clases que le correspondía hasta que su hermano ya no pudiera verlo más. Cuando giró la esquina dejó caer su hombros, derrotado. Desde ayer estuvo pensando que volver a estudiar era una pésima idea pero no quiso echarse para atrás. Ya se sentía una gran molestia para su familia y ser indeciso empeoraría las cosas.

Jin no quiso admitir a nadie que realmente tenía mucho miedo. Cada lugar al que iba le daba miedo. Todo era tan desconocido y la incertidumbre lo invadía por completo. A veces quería llorar de impotencia.

Su caminar lleno de pesadez se detuvo cuando sintió algo familiar al mirar en dirección contraria al edificio en donde le tocaba la mayoría de sus clases. Era un sentimiento que estuvo sintiendo desde el primer día. Era una sensación que lo ahogaba y lo hacia sentir vacío al mismo tiempo. Hasta ahora nadie de su familia pudo explicar que era eso.

—¿Qué es? —susurró para sí, apretando la correa de su bolso.

Unos cabellos rubios lo hizo congelarse y sostener su aliento. Quiso correr hacia esa persona que no reconocía. Tenía una sensación de urgencia. Algo le dijo que tenía que llamarlo. Pero cuando ese desconocido volteó, no hubo ningún signo de reconocimiento en su mirada, al mismo tiempo que esa sensación se desvanecía cuando vio su rostro. Jin le dio la espalda y caminó de vuelta a su clase. Se sentía decepcionado y ni siquiera sabía porqué.

Recuerda [Yoonjin/Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora