Trece

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Jeon Jungkook era un joven con una vida fácil. Sus padres lo adoraban y era muy mimado al ser el único hijo. En la escuela primaria no destacaba mucho pero no le iba mal. En secundaria empezó a destacar en los deportes y tener dificultades en ciencias, pero no le iba terrible. El mismo día que se dio cuenta que le gustaban los chicos y no las chicas sus padres se quedaron en silencio por un minuto. Un minuto muy largo que no lo preocupó porque él confiaba en que sus padres solo estaban impactados y no decepcionados. Ellos nunca lo habían estado y ese día no fue la excepción. Sus padres lo abrazaron y dijeron que lo amaban.

Más tarde, mientras Jungkook dormía como un bebé en su habitación, sus padres iniciaron su investigación sobre las personas homosexuales.

Su padre buscó: ¿Hay alguna diferencia si mi hijo prefiere a los hombres? ¿Ya no puedo jugar fútbol con él?

Y su madre: ¿Aún puedo ser abuela? ¿Cómo identificar si un hombre es malo para mi hijo?

Como él había intuido, no tuvo ningún problema con sus padres. Ellos siguieron adorándolo hasta su joven adultez.

Él terminó estudiando artes en una universidad cercana a su hogar y su madre lo llamaba cada jueves para saber como le iba. Sus profesores no fueron terribles y consiguió buenos amigos durante su primer año.

En su segundo año conoció a Taehyung. Él era un estudiante que iba un año por delante que conoció un día en el baño. Jungkook se sintió algo intimidado por entablar una conversación mientras hacía sus asuntos privados, sin embargo, cada tarde después de ese día se encontraban en la cafetería cerca a la universidad. No eran reuniones planeadas con antelación, solo se encontraron de casualidad una vez y luego se convirtió en algo suyo.

Por mucho tiempo, Jungkook pensó que Taehyung y el hombre taciturno que siempre lo seguía, eran pareja. Eso hizo que Jungkook mirara hacia otro lado cada vez que Taehyung hiciera algo muy adorable.

Pero un día mientras estudiaba en la biblioteca, Jungkook fue débil.

—¿Qué lees? —le susurró Taehyung, acercando su rostro a Jungkook.

—No tengo idea. —murmuró él. Una gota de sudor rodó por su sien gracias al gran esfuerzo que fue el hacer que no se notara el temblor en su voz.

Taehyung rió sin darse cuenta que Jungkook no estaba bromeando. Él verdaderamente había olvidado que leía cuando tuvo tan cerca el rostro de Taehyung.

—Me pasa en época de examen. —sonrió. Jungkook contuvo su aliento—. ¿Quieres ir a comer algo? Yo invito. Puedes comer todo lo que quieras.

Con eso se ganó su corazón.

Tiempo después, a medio camino de comer una papa frita, Jungkook se dio cuenta de que era el mejor amigo de la persona de la que estaba enamorado. Eso no le sentó nada bien. La sensación se fue cuando en ese mismo día, se dio enteró de que Taehyung no salía realmente con Yoongi. Fue un gran alivio, en especial porque Yoongi había terminado siendo el hermano mayor que siempre había querido.

A la tarde siguiente, Jungkook tenía a Taehyung en su cama. La sonrisa que llevaba en su rostro dejaba en claro lo que habían estado haciendo.

—Entonces. —dijo Taehyung, acurrucado contra Jungkook. Él jugaba con un hilo suelto en la camiseta de Jungkook, si mirarlo y con la mejillas teñidas de rosa—. ¿Ahora somos pareja?

Jungkook sonrió con arrogancia, decidiendo que las acciones eran la mejor respuesta.

Esa era la forma en la que funcionaba Jungkook. Él no se complicaba mucho y dejaba que las cosas fluyeran porque él sabía que todo terminaría bien.

Recuerda [Yoonjin/Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora