Siete

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Algo que nunca pensó que haría Jin, es pasar la noche en casa de Yoongi. Había tenido pocos encuentros con él y todos habían terminado siendo desastrosos y emocionalmente confusos. Yoongi parecía querer estar lejos suyo, según la perspectiva de Jin, pero al mismo tiempo dejaba ver lo contrario. Yoongi siempre llevaba una expresión extraña cada vez que se miraban, haciendo a Jin angustiarse por alguna razón que desconocía.

Después de la reciente revelación que había tenido Jin, ahora sabía que estaba algo enamorado de Yoongi. Eso explicaba sus erráticas reacciones hacia el hombre, pero no las expresiones raras de Yoongi. A veces parecía adolorido, triste. Jin lo miraba y se preguntaba qué le pudo ocurrir para verse así.

—Solo tengo una habitación con una cama. —dijo Yoongi sin mirarlo mientras colgaba en el armario junto a la entrada el abrigo que antes le había prestado a Jin—. Por lo que te queda el sofá. No es cómodo y posiblemente será la peor noche de tu vida, sin contar el alma en pena que a veces aparece. No es maligno pero suele jugar con los pies de los que duerman en ese sofá.

Jin cruzó sus brazos y le dio una mirada por lo ridículo de todo. Era claro que a pesar de que Yoongi le había insistido que se quedara en su departamento, él no lo quería aquí. En otro momento, Jin hubiese enderezado su columna y con dignidad se marcharía, pero estaba exhausto y no había lugar en dónde se pudiese quedar ahora. También estaba esa pequeña parte de él que realmente quería estar más tiempo junto a Yoongi.

—El sofá suena bien para mí. —caminó con decisión dentro de la pequeña sala. Al instante Jin se congeló por la vista—. Tu departamento es tan... hogareño. —dijo tontamente, muy sorprendido. Jin no esperaba que Yoongi tuviera buen gusto, ni que tuviera un lugar que se viera tan acogedor—. Esperaba paredes blancas con un par de muebles negros. —soltó una risita, acariciando distraídamente el espaldar del sofá crema.

Yoongi sonrió suavemente. Colocó sus llaves en una pequeña canasta negra en el librero que estaba contra la pared de color melón. —Si fuera por mí, hubiese sido así, tal como lo describes. —su mirada vagó por el lomo de los libros, leyendo cada título para poder distraerse del dolor que sentía.

—¿Alguien te ayudó? —Jin rodeó el sofá y cogió un adorno de cristal que estaba en la mesa de centro. Lo observó detenidamente. Por alguna razón el pequeño objeto le fascinaba.

Estaba tan fascinado que se perdió la expresión que Yoongi le dio antes de caminar hacia el corredor de su pequeño departamento.

—Sí, recibí ayuda. —aclaró su garganta—. Por ahí esta la cocina comedor. —señaló a la derecha y luego señaló hacia el frente—. Sigues recto por este corredor y está el baño. No tienes permitido entrar en ninguna de las dos puertas que vienen antes. —le daba la espalda a Jin—. Eso es todo. Buenas noches.

Con eso ultimo se encerró en una de las dos habitaciones que Jin tenía prohibido cruzar.

El ánimo de Jin cayó drásticamente cuando ya no lo pudo ver más. Una parte de él había esperado pasar más tiempo con él, sin embargo, al segundo de llegar Yoongi había corrido. Hoy él había sido muy lindo con Jin, logrando que solo se confirme que él tenía sentimientos por Yoongi muy dentro suyo. Aún no estaba seguro si era un simple enamoramiento o, antes, Jin había tenido verdaderos y fuertes sentimientos.

Jin esperaba que solo fuese un tonto flechazo.

Lo que menos necesitaba ahora era algo así arruinando aún más su estado emocional. Jin era un completo desastre por dentro. Cuando había silencio, justo como el que había en este momento en la sala de Yoongi, Jin no podía dejar de repetir sus pocos recuerdos. Cada uno de ellos. Cada uno más tóxico que el otro. Cada uno haciéndole daño.

Recuerda [Yoonjin/Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora