Dieciséis

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El bar estaba extrañamente tranquilo para ser un fin de semana. Habían alrededor de tres grupos de personas que parecían no querer moverse de sus asientos ni dejar de beber. Para Namjoon estaba bien que se quedaran horas siempre y cuando se mantuvieran consumiendo, y también que el local estuviera tranquilo, en especial porque hoy estaba de un muy mal humor. Su mejor amigo estaba silencioso. Hoseok nunca era silencioso. Algo estaba muy mal. Si algo estaba mal con Hoseok, entonces estaba mal con Namjoon, y si algo estaba mal para Namjoon, entonces estaba mal para cada uno de sus empleados.

En lo que llevaba de la jornada de trabajo, Namjoon había ordenado a Taehyung que trajera copas del depósito sin alguna razón. Le había pedido a la mesera, Gowon, que limpiara el impecable mostrador de la cocina alrededor de cinco veces. A Jin le había ordenado que le comprara unas papas cuando éste estaba en medio de un pedido. Tanto Jin como los clientes dejaron de hacer lo que hacían para mirarlo extrañados por su pedido al azar.

Sin embargo, nadie se había atrevido a desobedecerlo. Por eso la barra estaba llena de copas sin usar, el mostrador de la cocina había empezado a perder su color por haber sido limpiada una decena de veces, y Jin había dejado a los clientes para comprar el paquete de papas más grandes que encontró.

Pero lo que sorprendió más a los tres empleados fue que el segundo al mando, el estricto segundo jefe, no había hecho o dicho algo. Solo se limitó a ver la caótica situación con una media sonrisa.

—Hm, mi señor. —dijo Jin a Hoseok. Lo había empezado a llamar así desde que se había ausentado por una semana sin aviso—. ¿No deberíamos hacer algo con él? Tal vez, no sé, ¿no acatar sus ordenes?

La media sonrisa de Hoseok se perdió. Jin dio un paso atrás cuando la mirada dura de Hoseok lo golpeó. —Nunca desobedezcan a Namjoon. Es una regla que no debe ser quebrantada.

—Lo sé, mi señor. No quise decir eso. —Jin lo calmó, bajando la mirada e inclinando un poco su cabeza. Había visto en un documental que así se calmaban a las bestias dominantes—. Pero termináremos sin clientela. —continuó. Levantó un poco la mirada para ver a Hoseok pero él parecía distraído, observando a Namjoon comer sus papas. Jin estuvo por rendirse cuando una idea pasó por su cabeza—. Sabe, mi señor. Que el bar tenga mala fama haría muy triste a Namjoon. Ya puedo imaginarme sus hermosos hoyuelos desaparecer mientras ve a su querido bar en quiebra.

Una expresión de completo horror se dibujó en el rostro de Hoseok mientras se imaginaba los hoyuelos de Namjoon desaparecer. Con decisión, caminó hasta Namjoon, lo tomó de la muñeca y lo arrastró hasta la oficina. Lo último que se vio de su jefe fue su bolsa de papas, aún en sus manos, ondear dentro de la oficina antes de que se cerrara la puerta con fuerza. Taehyung y Jin suspiraron con alivio mientras Gowon sonreía de manera extraña y susurraba “limpiar”. Jin le pasó una bebida fuerte para que se calmara.

—Hoy. —dijo Taehyung, tomando un trago de su vaso—. Ha sido un día duro. —se limpió el bigote de leche con el dorso de la mano—. No veo la hora de llegar a casa.

—Yo también. —se quejó Gowon, golpeando la copa vacía sobre la barra—. Odio cuando esos dos no se llevan bien. Cada vez que ocurre solo hay más trabajo y daño psicológico. Juro que voy a tener pesadillas con ese mostrador. —tembló—. Deberían hacer ñiquiñiqui y hacernos un favor a todos. Esperen, si así son sin tener ese tipo de relación no puedo imaginarme lo horrible que será para mí cuando empiecen a hacerlo. Olviden lo que dije. Me largo de aquí antes de llamar a la mala vibra

Jin parpadeó por la sorpresa. Gowon usualmente era tan dulce. —No sabía que Hoseok estaba en ese camino. —le comentó a su compañero.

Taehyung suspiró y miró a lo lejos, pasando su dedo por el borde de su vaso. Jin rodó los ojos y lo dejó para seguir soñando con ir a casa.

Recuerda [Yoonjin/Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora