Extra VI

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Caminar de regreso del colegio era tan pesado para Jin. Su madre era agradable, quería mucho a su hermano pequeño, pero su padre lo ponía incómodo. A veces él decía cosas que le dolían a Jin, aunque no podía enojarse porque sino su padre se daría cuenta de su secreto. Jin no quería que nadie e enterara pero en especial no quería que lo hiciera su padre. Había una sensación fría que trepaba por su columna cuando imaginaba que le decía a su padre sobre ello. Algo muy dentro suyo le decía que pasarían cosas muy malas.

Dejó caer su mochila en el suelo, al lado de la puerta, y fue a la cocina en busca de comida. Su mamá estaba ahí, tarareando mientras revolvía algo en una de las ollas. Cuando vio a Jin sonrió amplio, acercándolo para darle un beso en su frente.

—¿Cómo está mi guapo muchacho?

Jin sonrió y apoyó su mentón en el hombro de su madre, mirando que había dentro de la olla.

—Perfecto, como siempre. —extendió su mano y cogió una de las verduras a su boca. Su madre frunció el ceño, espantándole con su cucharón.

—Saca tus sucias manos de mi obra de arte, muchacho. —le regañó su madre. Su expresión era severa, pero el ligero temblor en sus labios delataba sus ganas de reír—. Ve a lavarte y regresa para poner la mesa.

Riendo, subió a su habitación. No se sorprendió cuando encontró a su hermano pequeño en su cama, divirtiéndose con sus juguetes.

—Jimin. —suspiró. Jin llevó sus manos a su cadera, haciendo su mejor imitación de la expresión severa de su mamá—. Ya te había dicho que entras a mi habitación sin mi permiso.

El pequeño niño abrió sus ojos, con inocencia, para luego sonreír y saltar hacia su hermano mayor. —Hyung. —envolvió sus brazos en el cuello de Jin—. Te extrañe.

Jin rodó los ojos, sosteniéndolo y dando un giro rápido, haciendo que Jimin soltara una carcajada.

—Regresas del colegio solo una hora antes, enano.

Jimin infló sus mejillas, aferrándose más a su hermano mayor. —Es un ahora larga y aburrida. Me da tiempo de extrañarte. —miró a Jin con seriedad—. Y no soy enano. Aún me falta crecer y verás que seré más alto que tú.

—Lo que digas. —le revolvió el cabello con una expresión de afecto.

Los tres almorzaron tranquilamente. Jin ayudó a su madre con la limpieza y luego jugo con su hermano. Era de noche cuando pidió permiso para ir a la casa de su amigo por un par de horas. Su madre se mostró reticente pero el encanto de su hijo la convenció.

Ojalá no le hubiese dado permiso ese día. Aunque era cuestión de tiempo.

Jin tomó la mano de Hyunsik y la llevó a su fría mejilla. Él no era solo su amigo, era algo más, algo especial. Sus mejillas se sonrojaron cuando vio su sonrisa. Esa había sido la misma sonrisa que lo había atrapado hace un mes atrás, en la clase de teatro.

—Ojalá pudiéramos ir a un lugar más cálido. —dijo Hyunsik, con una mueca borrando su sonrisa. Acarició suavemente la mejilla de Jin—. Lo siento.

—No te preocupes. Estoy bien con solo verte. —Jin apoyó su rostro en su mano y cerró los ojos.

Se suponía que se iban a reunir en la casa de Hyunsik, pero sus padres llegaron antes. Ellos tampoco sabían nada y Hyunsik no quería que eso cambiara. Así que ahora estaban congelándose en un frío parque cercano a sus casas. Era oscuro y solitario, por eso lo habían escogido. Nadie podría verlos aquí.

—¿Te he dicho ya que me gustas mucho? —le susurró en la oreja a Jin, sacándole una sonrisa. Hyunsik sintió un aleteó de emoción cuando vio las mejillas de su pareja teñirse de rosa.

Recuerda [Yoonjin/Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora