Extra VIII

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Sus manos estaban sudorosas. Su cabeza palpitaba. Su boca estaba seca. Su rostro estaba tan caliente que el calor empezaba a marearlo. Jin frotó sus manos contra sus muslos y volvió a mirar su reflejo en las paredes del ascensor, mientras esperaba que este llegara al quinto piso. Yoongi estaba parado a su lado pero no demostraba ninguna señal de estar nervioso o asustado, pero claro, ¿quién lo estaría si solo iba de visita a casa de sus padres?

Pero Jin lo estaba. Estaba nervioso, aterrado, y quería salir corriendo para nunca volver.

Hace una semana, por la mañana, había despertado con la mirada de Yoongi fija en él, observándolo intensamente. Jin había hecho una broma, pero Yoongi no había reído, solo se quedó mirándolo por un minuto más, para luego abrir su boca y soltar las palabras más aterradora que alguna vez había oído Jin: Te voy a presentar a mis padres.

Jin no había podido funcionar correctamente desde entonces. Estuvo tan lleno de preocupación, imaginando los peores escenarios, que no había prestado suficiente atención en clase, por eso había sido regaño innumerables veces por el profesor Lee, haciendo que el anciano homofóbico lo odiara un poco más. No estaba muy enojado por eso pero algo similar había pasado en sus otras clases. Su jefe en el restaurante lo había alejado de la clientela y lo había mandado al sótano, para que lo limpiara después de treinta años sin que un alma pasara por ahí.

Las puertas del ascensor se abrieron, mostrando un reluciente suelo de mármol y una imponente puerta de color marrón oscuro frente a sus ojos. Jin levantó su mano para aparentar el botón del primer piso, pero Yoongi lo detuvo y lo sacó del ascensor. Ambos caminaron hasta estar parado delante de la gran puerta. Jin podía oír los latidos de su corazón y como su sangre corría por sus venas. Se estaba empezando a sentir enfermo.

Genial, pensó Jin, ahora iba a vomitar en mi impecable traje negro.

Yoongi había hablado tan poco de su familia que Jin no sabía qué esperar. No estaba seguro si eran una familia comprensiva o eran del tipo indiferentes. Jin dudaba que Yoongi lo llevara ante ellos si tuviera una mala relación con su familia. Pero eso no disminuía el temor e incertidumbre de Jin.

El timbre sonó, sobresaltando a Jin. No había notado a Yoongi tocándolo. Jin tomó aire y esperó lo peor.

En su mente apareció una version mayor de Yoongi y con cabello largo, que lo miraba con desprecio y le lanzaba comida en el rostro. O una que lo miraba con frialdad y lo amenazaba con destruir su vida si seguía saliendo con su preciado heredero. O...

—Mamá.

Una pequeña mujer apareció en el marco de la puerta. Ella arqueó una ceja mientras observaba la vestimenta de su hijo. —Pudiste poner un poco más de esfuerzo, teniendo en cuenta desde hace cuánto que no vienes a visitar a tus padres. —peinó su corto cabello detrás de su oreja, y se hizo a un lado, invitándolos dentro. Su expresión era neutral mientras miraba a su hijo entrar al departamento. Yoongi no parecía extrañado por el comportamiento de su madre—. Jin —ella fijó sus ojos en él ahora—. ¿Cierto? —preguntó. Jin no pudo sostener su fuerte mirada, pero asintió en respuesta—. Por lo menos tú sí pusiste esfuerzo en verte bien. Es un buen primer paso en la dirección correcta para nuestra aprobación. —la mandíbula de Jin cayó abierta, sorprendido por sus palabras tan directas. La señora caminó hasta él y levantó el mentón, su mirada aún siendo seria y fuerte—. Pero, muchacho, es un largo camino. No te confíes.

—Sí, señora. —se inclinó. La madre de Yoongi le hizo un gesto para que él también pasara. Jin no dudo en entrar rápidamente y, de manera sutil, ocultarse detrás de Yoongi.

Este era un escenario que no había esperado. La mamá de Yoongi no parecía odiarlo, pero tampoco parecía querer facilitarle las cosas. Tampoco se veía como una mamá particularmente afectiva. Jin estaba confundido de cómo tenía que tratarla, y Yoongi no era de ayuda. Le dio una mirada de reojo. Yoongi ya estaba sentado en el sofá de la sala, muy cómodo y mostrándole a Jin una gran sonrisa. Su madre le dio una mirada aburrida antes de negar con la cabeza y entrar a lo que parecía la cocina.

—Yoongi. —susurró Jin, empujando su codo en el estómago de su pareja—. No entiendo nada. ¿Le agradamos o no?

Jin miró detenidamente la puerta de la cocina, esperando que la mamá de Yoongi regresara. Temiendo que la mamá regresara.

Yoongi lo observó con una sonrisa. Él estaba más divertido por ver a Jin tan fuera de balance, que por estar en la casa de sus padres. No tenía una mal relación con ellos, eran familiares y ya. Les había confesado hace mucho tiempo, que él prefería a los hombres. No se enojaron o sorprendieron, lo aceptaron y siguieron con su día. Su madre era un poco hosca y su padre era distraído. Yoongi creía que por sus personalidades fue que nunca se habían fortalecido los vínculos, pero tampoco habían desaparecido. Eran de esas familias que se llamaban por su cumpleaños, se reunían en navidad y año nuevo. No se veían demás, pero tampoco se dejaban de ver por un año entero.

Por eso no él había podido explicarle a Jin cómo funcionaba su familia, porque ni Yoongi mismo sabía. Ella solo funcionaba de manera automática, sin que nadie se hiciera cargo.

—Bueno... —empezó Yoongi, pero su madre había vuelto, esta vez trayendo también al padre de Yoongi.

Su madre se detuvo frente a ellos, con la espalda recta y su mirada afilada puesta en el tembloroso Jin. Su padre estaba al lado de ella, un poco encorvado pero con una sonrisa y una afectuosa expresión en sus ojos, en vez de una mirada tenebrosa.

—¿Qué estás estudiando, muchacho? —dijo ella, sin despegar sus ojos de Jin. Su mirada se volvió más sombría cuando una idea cruzó por su cabeza—. Porque, estás estudiando, ¿no?

Jin se puso de pie rápidamente, alterado. —Por supuesto que sí, señora.

—¿Y qué es?

Yoongi cruzó sus tobillos y se puso cómodo en el sofá. Le divirtió un poco como Jin tenía sus orejas completamente rojas y parecía perdido. Pero también lo puso en estado de alerta. Si por algún motivo sus padres decían algo que pudiera herir a Jin, Yoongi tomaría a su pareja y saldrían de esa casa de inmediato. Su madre era intensa pero nunca había mostrado ser maliciosa, por lo que esperaba que nada saliera mal.

—Teatro, señora.

Jin bajó la mirada de manera sumisa, haciendo que su pareja frunciera el ceño. Yoongi ahora pensaba que sí debió haberle dicho algo de su familia a Jin, para que no estuviera tan asustado.

La madre de Yoongi frunció el ceño, un reflejo exacto de la expresión que tenía su hijo en ese momento. Por otro lado, el padre de Yoongi apoyó su gran mano en el hombro de Jin y sonrió con calma.

—Eres lo suficientemente atractivo para ser un actor de éxito aquí.

—¿Lo suficiente? —dijo Jin, indignado, antes de si quiera pensar en si debía o no decir eso en voz alta.

Yoongi soltó un pequeña risa, llamando la atención de Jin, quien no tardó en volver a sonrojarse. Jin miró, con ojos asustados, a los padres de Yoongi, esperando lo peor. Pero el papá ya estaba al lado de la mesa, colocando los platos. Mientras la madre aún estaba mirando a Jin, sin embargo, su expresión se había relajado un poco. Jin pudo respirar tranquilo otra vez.

—Solo para aclarar. —Yoongi se puso de pie, llamando la atención de sus padres—. Jin es más que suficientemente atractivo. Y es un excelente actor.

—Eso es bueno. —dijo tranquilamente su papá.

Su madre solo asintió, pero Jin alcanzó a ver que una pequeña sonrisa se había deslizado por un momento, antes de que se girara para ayudar a su esposo.

Jin sonrió por primera vez en todo el día.

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Prometo que voy a publicar los siguientes extras más rápido. 😔

Recuerda [Yoonjin/Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora