Nueve

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Jin miró la habitación de Yoongi con atención. Era obvio que el rubio que se movía nerviosamente detrás de él había quitado cosas. Algunos lugares se veían extrañamente vacíos. En otros, Jin sabía que hubieron objetos ahí. ¿Cómo lo sabía? Era uno de los tantos misterios que tanto irritaban a Jin.

—Está más ordenado de lo que pensé. —entró y dejó caer su maleta en medio de la habitación. Se estiró antes de lanzarse sobre la cómoda y gran cama. Esta sí era una buena cama, pensó Jin con satisfacción, enrollándose sobre el cubrecama blanco.

Dejando salir un murmullo que intentaba ocultar el dolor que sentía con la escena que miraba, Yoongi salió del lugar.

El joven de cabello oscuro apretó la almohada para frenar sus ganas de ir tras el estúpido rubio que huía de nuevo. Jin decidió que tenía que darle un momento y después lo iba a acosar hasta que revelara algo nuevo. Aun si temía recordar más.

Mirando la mesa de noche sospechosamente vacía para Jin, recordó como le había ido cuando llegó a su casa. Su madre había estado muy preocupada, también su hermano pero su padre lo miró con desconfianza, como si hubiese esperado que su hijo hiciese algo así todo el tiempo. Jin quiso golpear a ese hombre, tan fuerte como una vez lo hizo con él.

Su madre, angustiada, le había preguntado dónde había pasado la noche. La mirada de su padre se había agudizado mientras esperaba la respuesta. Jimin se había sentado al pie de la escalera, mirando sus manos en silencio.

Estuvo en la punta de su lengua decir que se quedó con Yoongi, queriendo ver sus reacciones y esperando que eso revelara algo más de sus muchos secretos, pero lo asustada que parecía su madre le hizo decir exactamente lo que le dijo Yoongi que dijera.

—Di que te quedaste en la casa de una chica. —lo miró con seriedad—. Si puedes, haz sonrojar tus mejillas mientras lo dices.

Se negó a decir porqué debía decir algo así, pero en ese momento Jin repitió esa mentira.

Rápidamente vio como su madre se relajaba. Su hermano suspiraba, mirando a su padre, que ahora sonreía. Él le dio una fuerte palmada en el hombro a Jin, felicitándolo por ser “un hombre ahora”. Lo único que lo detuvo de quitarle un par de dientes fue la expresión de dolor se su madre y la mueca de su hermano, que se veía tan enojado como se sentía Jin.

Mentir sobre que tenía una novia lo dejó salir de esa casa con una maleta sin que alguien cuestionara lo que hacía. Aunque su hermano menor si le dio una mirada llena de preguntas.

Jin se levantó con un suspiro y salió de la habitación. Se detuvo cuando escuchó a Yoongi y a una voz más grave hablando en susurros. Tal vez no era nada, pero Jin había aprendido en estos días que nunca era nada cuando Yoongi estaba involucrado. Ese desesperante hombre tenía muchos secretos que parecía querer ocultar de Jin, por lo que Jin tenía que saberlos.

Muy despacio, caminó tan cerca como pudo para poder oír claramente lo que decían sin dejarse ver.

—Eres un idiota. —susurró el de voz grave.

Taehyung.

—No te doy una paliza solo porque es cierto. —respondió Yoongi sin ganas.

—Esto es un desastre. Lo sabes, ¿no? —se quedó en silencio. Jin supuso que Taehyung estaba esperado que Yoongi le diera la razón—. Te dije que no hicieras caso a las lágrimas de esa vieja bruja. No, no te atrevas a decir nada. Lo mismo es con ese niñato. No se lo merecían antes y ahora mucho menos. Si hubiera estado yo o Jungkook no hubiesen tenido oportunidad. Pero claro, esperaron el momento justo. ¿Qué? ¿no lo pensaste? Se aprovecharon de tu condición y de que no había nadie a tu lado. —soltó un gruñido—. Lamento mis ganas de querer darme un baño ese día. Ojalá no te hubiese dejado.

Recuerda [Yoonjin/Jinsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora