La doctora Angela Ziegler, observaba algo a través de un microscopio.
—Interesante... —se dijo a sí misma.
Un joven con apariencia india, extremadamente erguido, se acercaba a la espalda de la mujer.
—Buenos días, doctora Ziegler. ¿Qué tal su hospedaje en su nueva habitación? —dijo.
—De maravilla, Sanjay. La gente de Oasis es muy amable. Gracias. Espero que tú también estés teniendo un buen día.
—La verdad, es que sí... hoy hace un maravilloso día... —el chico se carraspeó la garganta y continuó—. ¿Por qué no viene conmigo afuera, a tomar un café? Tengo unos asuntos que contarle...
—Claro. No me vendrá mal un descanso —le contestó la mujer, mientras alejaba la vista del microscopio.
Angela había estado trabajando para la compañía Vishkar (una entidad corporativa multinacional, que intenta crear un futuro mejor para la humanidad) durante unos meses en Oasis, una de las ciudades más avanzadas del mundo, situada en el desierto de Arabia.
El contrato que tenía con sus superiores era sencillo, ellos le otorgaban todo lo que necesitaba para sus investigaciones y ella a cambio, les entregaba cierta cantidad del líquido biótico.
Al principio, le pidieron el método para crearlo, pero la doctora se negó rotundamente. Dijo, que era peligroso; que la gente podría utilizarlo para algo tan positivo como poder sanar las células muertas en cuestión de segundos, o, por otra parte, utilizarlo como algo muy negativo...
Los superiores de Vishkar, (entre ellos, Sanjay Korpal), se lo suplicaron. Dijeron que lo utilizarían para un bien mayor: Utilizarlo en los estudios de la universidad para poder aplicarlo en los hospitales de todo el mundo.
Angela les dijo que, en ese caso, les entregaría cada día, cierta cantidad de litros del líquido biótico, pero que nunca les daría la receta. Además, Angela acordó, que estaría constantemente revisando los estudios que realizaban del líquido biótico, para asegurarse de que no hacían nada malo con él. Por lo que, cuando ambas partes se pusieron de acuerdo con el contrato, aceptaron.
Angela nunca expuso en que se encontraba trabajando, era alto secreto. Aunque los científicos murmuraban algo sobre resucitar muertos...
«¿Qué querrá, Sanjay de mí?», pensó la doctora, mientras se sentaba en una larga mesa de un restaurante, repleta de científicos.
Una mujer india, se sentó a su lado, parecía que estuviera esperando su llegada.
—Buenos días —dijo secamente la mujer.
Sanjay le echó una mirada de aversión.
—Buenos días —respondió Angela con una sonrisa.
—Bueno, doctora Ziegler, quería comentarle varias cosas —dijo Sanjay, volviendo a mirar a la mujer india, que echaba un sobre de azúcar en el café que tenía en su puesto de la mesa.
—¿Qué es, Sanjay? —preguntó Ziegler.
La mujer india movía la cuchara para mezclar los fluidos del café. El hombre se mostraba nervioso.
Tick, tick, tick, tick
—Satya, ¿Qué haces aquí? ¿Qué deseas? —preguntó Sanjay, molesto.
La mujer, con extrema paciencia, tomó un sorbo y le contestó, mientras volvía a dejar la tacita en el plato:
—¿Y qué deseas tú, de la doctora Ziegler?
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Overwatch | La Novela
FanfictionHace treinta años, cuando el mundo estaba a punto de sumirse en la anarquía, surgió la esperanza. Un escuadrón internacional de élite, decidido a acabar con la guerra y devolver la libertad a todas las naciones, Overwatch. Soldados, científicos, av...