(Cómic disponible: http://comic.playoverwatch.com/es-es/mccree-train-hopper )
Una hora antes...
«De costa a costa en ocho horas y sin despegarse del suelo, el mundo está lleno de sorpresas. No es el medio de transporte más rápido ni el más barato, pero ese es el encanto. A los ricos les encanta ir a donde cuesta mucha pasta llegar, pero bueno la comida es fantástica pero, ¿qué sabré yo? No venden billetes a tipos como yo, menos mal, prefiero el aire libre», pensó Jesse McCree. Se hallaba en la superficie de un hipertren, acostado y fumando un puro, sin importarle los 640 kilómetros por hora a la que iba el tren.
McCree era un ex criminal que fue detenido por Overwatch hace años y debido a su habilidad e ingenio, le permitieron elegir entre pudrirse en una prisión de máxima seguridad o unirse a Blackwatch, la división de operaciones encubiertas de Overwatch. Escogió lo segundo, aunque cuando Overwatch desapareció... Blackwatch también, al igual que todos sus miembros...
McCree vestía como un vaquero, con su sombrero y todo y siempre llevaba consigo su fiel revolver. A resaltar, tenía un brazo mecánico.
«¡Sí, señor, no hay nada mejor que viajar con este estilo!», McCree comenzó a escuchar unos aleteos. «¿Pero qué...».
Unos helicópteros negros y con un símbolo morado y rojo grabado, pasaron por encima suya, muy cerca del tren.
«...A menos que llames la atención de la gente equivocada»
McCree se dio cuenta de que soldados comenzaron a bajar por una cuerda de una forma espectacular y única a la superficie del tren, un poco más adelante de dónde se encontraba McCree. Acto seguido, abrieron una brecha y entraron armados.
«Vaya, vaya, ¿bajar por una cuerda a la mitad de la velocidad del sonido? Deben de ser idiotas... o muy, muy buenos y parece que lo segundo. Esto no tiene nada que ver conmigo, no me buscan a mi... Si asomo la jeta, me caerá el muerto encima, otra vez... Pero esta gente está usando las tácticas de Blackwatch, mis tácticas... Y estos no son de los que hacen prisioneros, así que... será mejor que acabe con esto».
McCree soltó el puro, penetró el hierro del tren con su mano de metal y se introdujo por el ventanal directamente disparando a los soldados de la sala y acabando con ellos.
—Permanezcan sentados, esto no durará mucho... —dijo McCree tranquilizando a los pasajeros del tren y avanzando a otra cabina.
Los soldados vestían de negro y tenían máscaras que les cubría toda la cara, con unos ojos rojos.
«¿Dónde he visto a estos soldados antes?» pensó.
—Este no conoce el código. ¿Lo necesitamos con vida? —preguntó uno de los soldados de la nueva cabina a su superior por un pinganillo que llevaba colocado en el oído, mientras apuntaba con un arma a uno de los pasajeros.
—Mátalo —pudo oír el pasajero, aumentando sus palpitos, gotas de sudor y temor.
De repente, se escuchó un "BANG" pero el pasajero seguía vivo, McCree, llegó a tiempo.
—Así que un código. ¿Qué abre? —preguntó McCree sin remordimientos ni tacto.
El pasajero temblaba de miedo.
—¡Vamos dime algo! ¿Lo qué quieren está en la parte delantera o trasera del tren?
T-Trasera.
—Gracias socio —dijo McCree aplastando el cuerpo del soldado ya muerto y yendo a la parte trasera del tren.
«¿Qué andarán buscando esos cabrones? Ni todos estos millonetis juntos podrían reunir el parné que cuesta esta operación. Tiene que haber algo muy caro en el vagón de mercancías, algo que quieren intacto».
—¡...Si no abres la puta puerta, lo matamos! Y luego a sus críos, así que abre la P... —decía uno de los tres soldados que se encontraban en el vagón más cercano a las mercancías.
—¡Cuerpo a tierra! —McCree apareció y disparó a dos de los soldados. El tercero, agarró a un rehén y se puso a cubierto tras un sillón, McCree lo imitó. A su lado tenía una señora mayor.
—¡REFUERZOS! ¡ENVIAD REFUERZOS! —gritaba el soldado mientras disparaba su metralleta.
—Le pido disculpas señora —dijo caballeroso McCree a la anciana.
—No se preocupe, joven.
—¡¿Qué?! —gritó el soldado incrédulo y poniéndose a cubierto de nuevo—. ¡Mandad refuerzos! ¡Me da igual lo que haya ahí delante! Quiero... ¡OH!... Olvídalo Talon Uno.—
El soldado supo que estaba solo cuando el tren, entró en un puente construido en el interior a una montaña, los helicópteros no podían acceder al tren, hasta que no salieran de allí.
—¡Última oportunidad para rendirte, forastero! —le gritó McCree desde su posición.
—¿McCree? ¿Eres tu? Juro por Dios que te voy a volar... —le gritó el soldado abandonando su cubierta y alzando el arma pero de repente, la oscuridad de la montaña hundió el lugar de negrura y McCree con su increíble puntería, logró darle un buen tiro en la cabeza al soldado.
«¿Cómo leches me conocía?», se preguntó McCree.
El maquinista del tren, abrió un poco la puerta que tanto le estaban pidiendo los ya muertos soldados y asomó la cabeza. La gente estaba más tranquila con McCree presente.
—Disculpe, maquinista, acérquese. ¿Podría abrirme la puerta y ver a que querían echarle el guante esos cabrones?
El maquinista obedeció. Al abrirla del todo, McCree se cegó por un enorme destello morado.
—¿Qué es eso? —le preguntó el maquinista.
—No tengo ni idea, pero hablaban de enviar refuerzos... —susurró McCree.
—¡Pues que se lo queden! —McCree abrió una puerta del tren y empujó el objeto afuera, ya no estaban dentro de la montaña, así que los helicópteros, evitaron el tren y fueron a por el objeto, que cayó en la nieve.
—Bien, eso debería quitárnoslos de encima. ¿Cuánto falta para Houston? —dijo McCree.
Pasaron unos minutos, habían cedido un asiento a McCree e incluso bebidas por salvarlos.
«Ya no vale la pena pasar desapercibido, además, el aire libre no es tan saludable como dicen».
—ÚLTIMAS NOTICIAS, EL CRIMINAL JESSE McCree HA ATACADO UN HIPERTREN —se escuchó en un televisor.
—Disculpe señor —un azafato se le acercó—. Llegaremos a Houston en tres minutos. Creen que usted fue el culpable de este ataque, intentarán arrestarlo, ¿qué quiere que digamos a la policía?
—ESTE FUGITIVO ESTÁ BUSCADO POR ASESINATO, ROBO... —decía la televisión.
—Me lo imaginaba... —dijo McCree—. Díganles la verdad. Si no quieren oírla, allá ellos. Pero quizás podrían comunicarse por radio... y decir que la llegada se va a retrasar un poco... Ha sido un día muy largo y me vendrían bien cinco minutos de ventaja. Además, me gustaría verle la cara a uno de los soldados...
McCree se levantó, se encendió un puro y caminó con tranquilidad.
El objeto con el resplandor morado parecía ser un artefacto tecnológico. Era una especie de caja de metal morado. Y estaba siendo escoltado por distintos soldados hacía un inmenso edificio. Dentro de ese edificio, en un edificio elevado y oscuro, a través de un ventanal, una anciana vestida con una gabardina negra y con complementos morados, observaba el cargamento mientras bebía algún tipo de alcohol. Su cabello era blanco y tenía los labios pintados de rojo sangre, parecía bastante elegante.
—¿Estas segura de que eso es el SaH? —dijo la anciana con serenidad y girándose hacía atrás.
—Oh, claro que sí —respondió una voz femenina con acento mexicano y con energía—. Confía en mí.
La anciana la miró con incredulidad, pegó otro trago y volvió a observar por el ventanal.
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Overwatch | La Novela
FanficHace treinta años, cuando el mundo estaba a punto de sumirse en la anarquía, surgió la esperanza. Un escuadrón internacional de élite, decidido a acabar con la guerra y devolver la libertad a todas las naciones, Overwatch. Soldados, científicos, av...