Capítulo 48: El inicio de la guerra

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BASE DE GIBRALTAR

—De acuerdo, estate quieto un momento... —dijo Winston a Bastion.

El robot se entretenía con un patito de plástico, mientras Winston le colocaba unos cables.

—Muy bien, se encuentra estable.

De repente, la pantalla se ilumino de rojo.

—¡Cuidado, todo el mundo al suelo! —gritó Torbjörn.

Todos obedecieron, excepto Winston.

—Tranquilos, je, je. Solo ha cortado uno de los cables.

Torbjörn recobró su aspecto de hombre duro e insultó al robot.

Winston le colocó otro cable y la pantalla volvió a la normalidad.

—No lo toques, ¿vale amiguito?

—¡Bip, boop!

—Veamos...

Winston manejó la pantalla. Parecía ser un ratón en un laberinto.

—Estoy comprobando todos los chips de su CPU. Y parecen ser los mismos que los del resto de su unidad.

—¡Espera! —dijo Efi—. Ve un momento atrás.

Winston obedeció con curiosidad.

—Mira, ahí. Según estudie, en esa parte, se almacenaba el firmware que permitía la manipulación de los ómnicos.

—Sí. Es la parte que les permite moverse y realizar las acciones —respondió Torbjörn.

—Pero lo sigue teniendo y se comporta de forma distinta. No es ningún asesino, ni nada de eso. Se comporta igual que cuando fueron creados.

—Bueno, igual, igual... Este es un poco tonto, los años le habrán afectado los chips —dijo Torbjörn.

—Es muy curioso... —añadió Winston.

Bastion se volvió a quitar uno de los cables.

—¡Buup! ¡Boop!

Winston retorno el cable a su sitio.

—La cosa es, que cuando presiente peligro, se pone en modo de combate y se vuelve loco...

—Tiene una personalidad adorable —dijo Efi—. Pienso que si conseguimos corregir esa pequeña locura de su sistema, podremos crear un firmware perfecto para ómnicos de este estilo.

—¿Te refieres a ómnicos que estén creados para ser controlados por una inteligencia artificial? —preguntó Brigitte.

—Exacto, como la unidad bastion.

—Podemos hacerlo, pero yo lo intenté y no conseguí solucionar nada —dijo Torbjörn con negatividad.

—Intentarlo cerebritos —dijo Joao.

Tras un tiempo manipulando a Bastion, consiguieron solucionar su pequeña locura.

—Es increíble... —dijo Torbjörn.

—Lo ves, papá. Que poca confianza, ja, ja.

—Eres una genio, niña...

—Gracias —contestó Efi.

La niña se dirigió a Bastion.

—¿Te encuentras bien?

—¡Buup! ¡Boop!

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