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Uɴ ᴅɪ́ᴀ ᴇɴ ᴇʟ ᴘᴜᴇʙʟᴏ

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Uɴ ᴅɪ́ᴀ ᴇɴ ᴇʟ ᴘᴜᴇʙʟᴏ

  Acomode mis audífonos en mis oídos y le di play a la canción. Ayer había sido un día algo extraño. No todos los días un hombre lobo entraba a mi habitación para amenazarme y hablarme de la manera más directa y brusca posible. Lamentablemente no tenia como opción faltar un día más a clases.

Minutos después ya me encontraba llegando a las instalaciones de la preparatoria. A pesar que aún era algo temprano el sol se encontraba en todo su esplendor y hacía mucho calor. Divisé a Duncan sentado sobre una de las mesas de madera junto a un viejo y grande árbol. Su mirada estaba dirigida hacia la nada y parecía que no sucedía nada a su alrededor.

Apreté las cuerdas de mi mochila y aceleré mi paso para entrar y así pasar desapercibida frente a él. Mi corazón comenzó a acelerarse un poco y eso solo me advertía que debía huir de ahí. Debía mezclarme con los demás alumnos lo más pronto posible. Y justo cuando iba a empujar las puertas de cristal para entrar una mano grande y fuerte me tomo con brusquedad del brazo haciéndome retroceder un paso.

—Buenos días Stella. —masculló a mis espaldas, a pesar que traía puestos míos audífonos logré escucharlo con claridad.

Cerré los ojos y apreté levemente mi mandíbula, retire los audífonos de mis oídos y me giré sobre mis talones para encararlo.

—¿Qué quieres? —respondí de la manera más seca pero a la vez tranquila posible. No quería que se diera cuenta de cuánto me intimidaba, si lo hacía sería mi perdición.

—Wow, qué manera de iniciar el día —exclamó con tono burlón. Una sonrisa apareció en su rostro—. Vamos a almorzar.

Había sonado como una orden y no una invitación. No pude evitar soltar una carcajada pero en cuanto lo hice me observó con seriedad, inexpresivo, tragué saliva y recuperé mi compostura.

—Vengo a clases no a saltármelas. —dije.

—Una falta más no te hará daño. —sonrió de lado y enarcó una de sus gruesas cejas.

Puse los ojos en blanco. ¿Qué demonios quería? ¿Porque no me dejaba en paz? Pero claro, tenía que ser la torpe Stella Stryder. Él no me había soltado el brazo, su agarre era firme y no parecía querer dejarme ir. Jale mi brazo para soltarme y me giré para entrar a clases de una vez por todas pero cuando di el primer paso choque con alguien.

Realmente no me percaté el rápido movimiento de Duncan ya que no era humanamente posible tal velocidad pero él no era un humano. El timbre sonó indicando el inicio de clases. La frustración comenzaba a crecer dentro de mi ser y lo único que quería hacer era golpearlo y gritarle que me dejara en paz.

—No voy a dejar que entres. Tú eliges, podemos quedarnos aquí afuera todo el día o ir a comer. —musitó fingiendo ver un reloj imaginario en su muñeca izquierda.

DUNCAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora