DUNCAN ©

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Eʟ ᴘʀɪɴᴄɪᴘɪᴏ

Observe a Lucas mientras seguía hablando. La verdad es que ni siquiera estaba prestándole atención a lo que sea que estuviese diciéndome. Una parte de mí quería decirle lo feliz que era con Duncan, pero la otra me decía que no debía decirle a nadie. No aún. Y aunque eso me hacía sentir mal amiga sabía que era por nuestro bien y que Lucas lo entendería.

Una chica castaña con jeans rotos y un top rojo ajustado apareció ante nuestros ojos. Venía junto con su mejor amiga, quien cargaba una caja con pequeñas hojas rosadas. Ella le regaló una sonrisa a Lucas ignorándome por completo. Rodeé los ojos y fije mi vista en otro lado. Sentí un montón de chispas en mi vientre cuando observe a Duncan llegar con sus hermanos.

Los colores cálidos le iban muy bien ha decir verdad. Aquellos jeans azul oscuro, junto a esa camisa blanca y una chaqueta café de cuero lo hacían ver demasiado atractivo. Tanto, que la boca se me había secado. Al parecer él había sentido mi vista, pues sus orbes oscuros se dirigieron hacia mí y me regaló una pequeña sonrisa. También le regale una sonrisa la cual fue interrumpida por la voz chillona de Ella.

—Como ya sabrás, mañana por la noche haré una fiesta en honor a mi cumpleaños. —Ella sonrió de manera falsa.

—Eso es genial Ella —Lucas le sonrió de la misma manera—. Estaremos ahí.

Las palabras de Lucas parecieron haberle afectado en algún sentido a Ella, ya que no pronunció palabra alguna en unos cuantos segundos. La castaña dirigió su vista hacia su acompañante y ambas soltaron una carcajada al verse entre sí.

—Oh querido, solo me queda una invitación y es para ti —exclamó e hizo sus labios una línea recta—. Angie, dale su invitación.

La otra chica obedeció a Ella y le extendió la invitación a Lucas quien pensó un poco antes de tomarla.

—¿Entonces se necesita invitación para entrar y es la única que te queda? —dijo Lucas con una ceja enarcada.

Si esto hubiese sucedido en el pasado, cuando aún era una niña tonta a la que le afectaba cualquier cosa, así fuese mínima, en este instante ya me hubiese ido corriendo al baño a llorar. Pero las cosas ya no eran así ¡Y me importaba una mierda ir a su jodida fiesta!

—Así es cariño —le respondió. Ella dirigió su vista hacia mí—. Lo siento Stella.

—No te preocupes, tengo cos...

El sonido de una hoja siendo cortada interrumpió mis palabras. Dirigí inmediatamente mi vista hacia Lucas quien tenía una mano extendida hacia mí con la mitad de la invitación.

—Bueno, ahora Stella también tiene una invitación. —Lucas sonrió victorioso.

Cualquier facción que hubiese estado antes en el rostro de Ella había desaparecido. Ahora su rostro solo mostraba incredulidad, molestia y un poco de indignación.