DUNCAN ©

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Sᴏᴍᴏs ᴜɴᴏ

En el transcurso de mi corta vida había escuchado o leído en algún lado que una persona sentía cuando le sucedía algo malo a la persona que amaba; nunca lo creí. ¿Como podría ser posible eso? Si eran dos personas distintas con dos cuerpos distintos. ¿Que podría ser lo que los unía para poder sentir aquello?

Y ahora lo entendía...

La conexión que tienen ambas almas.

Lo sentía y sabía que algo no estaba bien en lo absoluto. Una opresión en mi pecho me impedía respirar, comenzaba a sentir como mis pulmones cada vez recibían menos oxígeno y la desesperación no se hizo esperar. Trate de calmarme pero me era imposible. Llego un punto en el que el aire no entro más por mis fosas nasales.

Un chillido invadió mis oídos y caí al suelo. Mi mirada viajó hacia la nada y me perdí. Después de unos segundos inconsciente sentí como mis pulmones se llenaron de aire lo cual me hizo abrir los ojos de golpe. Me senté y comencé a toser frenéticamente debido a que el oxígeno quemaba mi garganta. ¿Porque me había pasado esto? ¿Porque me sentía así?

No quise darle más vueltas al asunto, así que mi mente se encargó de traer a Duncan a mis pensamientos. Cerré los ojos con fuerza e intenté usar los poderes que tenía para poder visualizarlo donde quiera que estuviera y así asegurarme de que estaba bien. Primer, segundo, tercero y cuarto intento fallido. No me concentraba lo suficiente y no poder lograr hacer lo que quería comenzaba a frustrarme.

Hasta que imágenes de él tirado en el suelo sangrando me golpearon con una brutalidad indescriptible. No pude siquiera avisarle a su familia lo que había visto. Me puse de pie y pensé en él con todas mis fuerzas para poder transportarme hacia donde estaba. Aparecí en medio del caos. La piel se me puso de gallina debido al ambiente frío y destruido con el que me encontré.

Mis ojos se aguaron y comenzaron a buscarlo, habían varios cuerpos tirados y varias personas andando heridas. Escuchaba como se gritaban entre ellos pero no podía entender lo que decían. Me dolía el corazón y fue entonces cuando la peor idea cruzo por mi mente. Pero no iba a dar por hecho algo de lo que no estaba —y ansiaba— segura. Me giré sobre mis talones y fue entonces cuando a unos metros divisé aquella melena cobriza que podría distinguir en cualquier lado.

No lo pensé dos veces y me eché a correr lo más rápido que pude, el aire frío chocaba contra mi rostro al igual que algunos mechones de mi cabello los cuales provocaban un pequeño ardor al chocar contra mi piel. Cuando llegue a mi objetivo me dejé caer de rodillas y las lagrimas comenzaron a caer sin control. Sus ojos estaban cerrados y podía ver como había sangre seca en su cuerpo.

—¡DUNCAN! ¡DUNCAN! —comencé a gritar mientras lo movía con todas mis fuerzas esperando una reacción de su parte—. ¡RESPÓNDEME POR FAVOR!