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Eɴᴛʀᴇ ʟᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ

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Eɴᴛʀᴇ ʟᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ

  Día tras día, durante una semana completa viví las veinticuatro horas del día entre libros. Los primeros tres días ni siquiera salí a darme un baño, permanecí con la misma ropa. Mucho menos iba por alimento así que cada día alguien me lo llevaba. Pero un día Fepyr me saco casi de los cabellos para que fuera darme un baño. Me lo había pedido de buena manera varias veces y nunca acepté, por lo que tuvo que tomar otra medida; me dijo que si no la obedecía iba a cerrar la librería para mi, es decir, no tendría más acceso.

Recién había encontrado lo que tanto busqué y no podía dejar las cosas a medias así que la obedecí. Leí y leí. Como jamás lo había hecho en mi vida. No solo descubrí mi origen sino también aprendí muchas cosas más. Demasiadas. En los libros no solo habían historias de las fases, también habían de cada animal místico y sobrenatural que yacía sobre la tierra, de estos también venían sus orígenes. No me quede con la duda y leí todo sobre los hombres lobo. Encontré cómo es que esa raza había nacido y la verdad es que era algo un poco enfermo.

Resultaba ser que hace muchos años, para ser exactos, existió una preciosa chica a quien tenía por nombre Juniper. Poseía una belleza extraordinaria y por ende muchos hombres querían desposarla, sin embargo, en su cabeza rondaban otras ideas. Se crió entre los grandes pinos de un bosque, llena de flora y fauna. Pasaba tanto tiempo ahí que hizo un amigo, un gran lobo blanco. Inconscientemente ella comenzó a verlo de otra manera, sus sentimientos de afecto y cariño se fueron intensificando hasta tal punto de enamorarse del animal. Y aunque sonara imposible, el animal sentía lo mismo. Siempre la cuidaba de otros animales.

Un día, desesperada por no poder casarse con el animal, llena de tristeza le pidió a los Dioses que lo hicieran hombre. Ellos aceptaron, pero la criatura no podría ser del todo humana, siempre poseería esa parte animal. Su deseo fue concedido con una sola condición. Si ella engendraba en sus entrañas a un hijo de aquella bestia estaría condenada a pasar la eternidad sola en el día exilio total. Por desgracia ella no lo considero bien, su desesperación por tenerlo era tanta que acepto de inmediato. Vivieron felices por unos años, hasta que ella rompió la condición.

Y así nació la luna y los hombres lobo. Es por eso que es muy significativa para ellos, porque es el verdadero amor del original.

Conocí la historia de muchas criaturas. Encontré los nombres y la vida de mis siete hermanas narradas en sus diarios, la primera en existir fue Claude Birdwhistle quien fue la esposa de un príncipe de Turquía. La segunda fue Olive Hawkins, quien dedicó su vida entera a las plantas y fue una sanadora muy conocida en su época. La tercera fue Lydia Montgomery, quien sirvió toda su vida a los Estuardo de Escocía. La cuarta llevaba por nombre Irina Valvoline, quien vivió con la familia más dinerada de Irlanda.

En quinto lugar estuvo Emma Dawson, una simple campesina quien incluso fue acusada de brujería y por lo tanto murió en la hoguera. Carolyn Rhodes fue la sexta, fue la completa autora de la mayoría de los libros que se encontraban en esta biblioteca y los cuales había leído. Y por último, Rebecca Evergreen quien fue una rebelde de la Primera y Segunda Guerra Mundial en la cual fue la primer mujer piloto en la historia. Esta última, había sido la más complicada de todas las anteriores. Fue una verdadera guerrera y su acciones inspiraron a otras mujeres hacia la igualdad.

DUNCAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora