23

400 53 9
                                    

Oᴄᴛᴀᴠᴀ ғᴀsᴇ

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.






Oᴄᴛᴀᴠᴀ ғs

   El deseo estaba consumiéndome lentamente. Cada toque que recibía de su parte, así fuera el más mínimo, se sentían como llamas de fuego. Pero el ardor no quemaba, al contrario, emanaba una sensación de lo más exquisito. Recuerdo a ver escuchado aquella voz en mi mente. Pero mis instintos me cegaban y estaba ignorándola por completo. Justo cuando las manos de Duncan llegaron al borde de mi pantalón y sus dedos estaban listos para desabrocharlo, la puerta de su habitación se abrió de golpe.

Él se incorporó de inmediato, mientras que yo me había quedado en una especie de trance. No sabía quién era, pero estaba segura que jamás en mi vida había sentido tanta vergüenza como la que sentía ahora. Duncan gruñó cuando vio a quien nos había interrumpido. Aún avergonzada y con la dignidad casi por el núcleo de la tierra me senté en la cama y dirigí mi vista hacia la puerta. He de admitir que sentí un poco de alivio al ver quien era, la vergüenza había disminuido. No era nada más ni nada menos que Enoch, quien miraba a Duncan de una manera inexplicable.

Dirigí mi vista a Duncan y él lo veía de la misma manera. El ambiente comenzó a sentirse tenso, era como si yo no estuviese en la habitación ya que ninguno de los dos me miraba. Comencé a sentirme cada vez más pequeña entre ambos. Observe el suelo durante unos cuantos segundos y mis ojos volvieron hacia la puerta. La mandíbula de Enoch estaba impresionantemente apretada al igual que sus puños. Su postura era realmente dominante y podía sentir como Duncan se sentía amenazando ante él aunque no lo demostrara. No sabía que hacer o decir. ¿A que había venido? ¿Debía decir algo o esperar a que alguno de ellos lo hiciera?

—Los seis están aquí. —Enoch fue quien corrompió el silencio.

Su mirada seguía fija sobre su hermano. Pero después sus ojos se posaron sobre los míos y pude divisar algo de dolor. Jamás me había mirado de esa manera. ¿O acaso yo había visto mal?

—En seguida bajo. —respondió mi novio.

Enoch se dio la vuelta y se marchó dejando la puerta abierta.

El ambiente comenzaba a volverse más neutro y fue cuando reaccione. ¿Quienes eran los seis? Mi visita se dirigió hacia él quien ya me observaba. Su ceño lucia preocupado. Se relamió los labios y acomodó sus cabellos cobrizos hacia atrás.

—¿Los seis? —cuestioné con las cejas enarcadas.

Duncan soltó un suspiro y tomó mis manos entre las suyas.

—Es realmente una historia muy larga —respondió mirando nuestras manos—. No tengo mucho tiempo para contártela por ahora así que solo te dire lo básico. Los seis son los seis continentes de la tierra. Cada continente posee un líder lobo, mi familia y yo pertenecemos al continente Europeo, sin embargo vivimos en América —sus ojos volvieron hacia los míos—. Pero hay una alguien con un poder supremo sobre los seis, quien es, por decirlo así, rey de nuestra raza. Y él vive en el continente de donde mi familia es originaria. Últimamente nuestra raza ha tenido algunos problemas poco comunes y el día de hoy los seis líderes y sus familias han venido para charlar sobre lo que ha ocurrido y así encontrar una solución.

DUNCAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora