Duncan era un alma muerta en vida, quien vagaba solo porque su corazón latía. Stella poseía la luz de la luna y sería su nueva guía.
¡Gracias por la hermosa portada a @AshryverDesigns!
Fecha de publicación: 2 de Marzo del 2018.
#68 En Hombres Lobo...
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Hᴜʏᴇɴᴅᴏᴅᴇʟᴘᴇʟɪɢʀᴏ
Mis ojos seguían las letras con las que el profesor de geografía llenaba mis oídos. Siempre me pareció una materia interesante y me gustaba. Todo el salón estaba en completo silencio, lo único que podía escucharse era su voz leyendo sobre dicha materia. Más sin embargo, el buen silencio que había propiciado en el aula fue interrumpido por la puerta siendo bruscamente abierta.
Alcé mi vista rápidamente como la mayoría de los estudiantes y el profesor dejó de leer. Palidecí cuando observe entrar a Duncan con una rapidez increíble mientras se dirigía hacía mí. Ninguna facción amigable se podía encontrar en su rostro, era tan inexpresivo que a simple vista daba miedo. Mi corazón latía cada vez más fuerte, tanto, que temía que fuese a taladrar un hueco en mi pecho.
Nadie decía nada, el profesor sostenía el libro entre sus manos sin entender que pasaba. Estaba de más decir que todos aquí tenían toda su atención sobre nosotros. Jamás olvidaré el rostro de Lucas. Más de uno estaba con la boca entreabierta y yo no era la excepción, puesto que no sabía que estaba sucediendo. Se suponía que todo era secreto, pero me di cuenta que eso ya no importaba.
Cuando llego hacia mi recogió mi mochila del suelo y también todo lo que tenía sobre la paleta del pupitre. Su mano derecha fue a parar sobre mí delgado brazo en un fuerte agarre que me provocó un chillido. Sin pedirme nada hizo que me levantara de mi lugar, todo era tan irreal que deseaba que solo fuera un sueño. Mis pasos eran torpes pero literalmente él me arrastró hasta salir de las instalaciones.
Su agarre ardía cada vez más, pero yo no era capas de decir nada. No podía. Una ves que llegamos a su auto abrió la puerta del copiloto y lanzó mis cosas al asiento de atrás sin cuidado alguno. En un movimiento rápido hice que su agarre se aflojara y después me soltó. Lo miré con el ceño fruncido pues no entendía sus acciones. Me sentía molesta por lo que acababa de hacer y no decía palabra alguna.
—¿Qué demonios fue eso? —gruñí.
El pelirrojo me empujó con suavidad para que subiera al auto pero puse resistencia.
—No puedo decirte ahora, tenemos que irnos de aquí Stella. —su voz era tan dura y seca que me provocó un escalofrío.
Me giré para encararlo y sonreí cínica—: ¿Irnos? ¿Acaso estás loco?
—Por favor hazme caso, prometo decirte el porque. —dijo empujándome un poco más.
—No, dime ahora o no vamos a ningún lado. —exclamé con firmeza.
—Como veo que no harás esto por las buenas tendré que hacerlo por las malas.
Colocó una de sus manos sobre mi cabeza y la hizo hacia abajo mientras me empujaba más hasta que entré al auto. Intenté safarme pero él poseía muchísima más fuerza que yo, por lo que solo perdía energía. Rápidamente le puso el candado manualmente a la puerta evitándome salir y recorrió el auto a una velocidad inhumana. Pues en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba sentado a mi lado encendiendo su auto.