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Sᴀʟᴠᴀʀᴛᴇ

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Sᴀʟᴠᴀʀᴛᴇ

  Ningún pretexto podía salvarme ahora. Definitivamente no usaría el típico "estaba buscando el baño y me perdí". Aún con el miedo a flor de piel y quemándome por dentro me giré sobre mis talones y observe la gran silueta que estaba de pie en el umbral de la puerta. La luz era muy tenue pero de todas formas pude distinguir sus facciones y así fue como me di cuenta que era uno de los hombres con los que hablaba Saskia.

—Yo... —dije. Aunque sonó más como un susurro y temí que él no me hubiese escuchando.

—¿Estabas buscando el baño y te perdiste?

Las mentiras nunca habían sido mi fuerte. No sabía si aquel hombre era una persona real o una criatura. Así que no sería bueno mentirle pues él lo descubriría de inmediato.

—No —respondí. Me sorprendió la firmeza con la que pronuncie aquella negación—, de hecho necesitaba escapar de toda la gente qué hay.

—Nunca te había visto por aquí, aunque tú rostro me es un poco familiar. —murmuró y después le dio un trago a su copa.

—Recién acabó de llegar al pueblo.

—Con razón —dijo. Se giró un poco para ver por el pasillo y después me miró de nuevo—. Te recomiendo que salgas de esta habitación. Si mi hermano te ve aquí te picara en trozos de carne.

Trague saliva y mis labios formaron una pequeña "o". Eso sí que no lo dudaba.

Una sonrisa ladeada apareció en su rostro y mis músculos se relajaron —: Es broma, linda.

Abrió la puerta por completo y se hizo a un lado para dejarme pasar. Salí rápidamente y me dirigí al pasillo decidida a bajar por donde llegue y buscar a Lucas.

—Oye, espera —escuche a mis espaldas y después sentí como una mano firme y grande tomo con delicadeza mi brazo—. ¿No vas a decirme tu nombre?

Me detuve en seco y lo miré. Ahora con toda la iluminación podía apreciarlo muy bien. El traje color vino que usaba se ceñía en todo su cuerpo, sus brazos, su espalda y ¡madre mía! ¡Por favor que no se me vaya a caer la baba! Su cabello también era cobrizo, sus cejas gruesas, nariz respingona y unos labios delgados. Su mandíbula estaba tan bien definida que sentía unas inmensas ganas de tocarla. Mordí el interior de mi mejilla cuando caí en cuenta que lo había observado de más.

Una sonrisa que marcaba unas lindas comillas en sus mejillas estaba sobre su precioso rostro esculpido por Dioses. Sin duda alguna era un Volkov y se parecía muchísimo a Duncan solo que este hombre parado frente a mí se veía un poco más grande. No podía decirle mi nombre real debido a que podría reconocerlo. Necesitaba escapar de él lo más pronto posible.

—Lo siento, tengo que irme. Están esperándome. —fingí una sonrisa y el asintió levemente. Retiró su mano de mi brazo y baje rápidamente los escalones.

DUNCAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora