Capítulo 27

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Al día siguiente Adela sigue riendo sola ante el recuerdo de la buena noche que tuvo junto a Derek.

Tras escucharlo cantar, desapareció por media hora y cuando regresó la llevó al cine. Por esa noche sus problemas se esfumaron y pudo relajarse.

Entrando al baño, intenta por quinta vez llamar a su hermana, ya van dos semanas que desapareció y teme que algo malo le haya ocurrido.

«¿Y si Evandro le hizo algo?» se pregunta mordiéndose las uñas.

—¿Hola? —esa voz al otro lado de la línea le da un revuelo a su corazón, es Wanda que por fin contesta.

—¡Wanda soy yo, no vayas a colgar!

Levantándose de la cama, Wanda aparta las sábanas despertando a Axel quien a su lado desnudo se encuentra.

—¿Estás bien?, ¿estás comiendo bien?, ¿no te ha pasado nada malo?

—Sí, sí, me alegra escucharte. Quiero que no te preocupes, aunque no podemos vernos ahora en algún momento podremos reencontrarnos.

—¿Dónde estás? Voy a buscarte—corriendo en busca de un abrigo con el que cubrirse se dirige a la puerta.

—No, es peligroso... solo quiero que sepas que estoy bien, no desconfío de Axel, pero no le digas que hable contigo.

—Adela, júrame que estás bien—susurra conteniendo las ganas de llorar, las bolsas debajo de sus ojos son cada vez más evidentes desde su desaparición los días son difíciles.

—Wanda, si no lo estuviera no estaría hablando tan tranquila contigo... No te preocupes más, llegará el momento donde podremos vernos. Por unos meses me mantendré alejada, hasta que ese hombre logre olvidarme.

Limpiándose las lágrimas, Wanda reconoce cada cosa que Adela menciona desde aquel día en donde Evandro le quebró la mano a Axel se vio forzada a salir del país.

Voltea a ver a su novio quien frotándose los ojos bosteza. Ese día regresaría con Evandro aquel quien Wanda quisiera mantener lejos de ellos de una buena vez por todas.

—¿Quién es? —se acerca Axel haciendo que Wanda se apresure a colgar satisfecha al saber que su hermana a salvo se encuentra.

—Nada importante.

Frunciendo el ceño se da cuenta de que ella no hablaría del tema baja la mirada a su vientre levemente hinchado.

—¿Cómo amanecen mis trillizos?

Exaltada por su broma, Wanda le golpea el hombro con levedad.

—Déjate de locuras y apresúrate, el avión te dejará.

—¿A mí?, ¿quién anda en avión privado?

—¡Oh!, ¿¡cómo pude olvidarme de que usted es el señor Salvatore!?

Adela cuelga el celular, tras eso escuchar, su hermana creyó haberlo hecho, pero no lo hizo y para Adela es una felicidad el saber que por lo menos su hermana no está en peligro.

«¿Dónde estará papá?» se interroga a sí misma, teniendo en cuenta que después de lo que sucedió nunca más pudo volver a contactarlo.

—Espero que no les haya pasado algo malo...

Preparándose para quitarse la toalla y meterse a la ducha, suena el timbre de la puerta.

—¡Derek, la puerta!

Yako (su perro) ha estado pasando últimamente algunos días con la vecina del frente, Derek la deja estar con el perro para que no se sintiera sola, más ahora que sus hijos no están con ella.

La ruta de escape, no funciona. +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora