Capítulo 29

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—No está... —agitado Derek busca por todas partes, pero todo es en vano.

Adela no aparece.

El doctor Meléndez que acaba de finalizar su turno lo ve en tal condición y se le acerca esperando por una respuesta, aún así, la cabeza de Derek no estaba para generar una explicación de lo que está sucediendo.

Dado que ni siquiera él sabe lo que está pasando.

—Las cámaras de seguridad...—murmura antes de salir corriendo, dejando preocupado al doctor Meléndez.

Adela no podía desaparecer...alguien la secuestró. Enseguida se subió a su auto, entre la lista de personas que pudieran llevársela destaca Brahim.

Pensando en ese lunático quien sigue obsesionado con Adela, con la mirada ensombrecida Derek abre la guantera y saca una pistola plateada, si el causante de la desaparición de ella era ese tipo, no quedaría impune.

En eso piensa al cargar la pistola.

•••

El ambiente del campus no es tenso para todo aquel familiarizado que tiene algo con lo que entretenerse. Con una caja repleta de donas acarameladas, un hombre joven se pasea por todos lados regalándoles tanto a profesores como los líderes estudiantiles.

—¡Brahim! —dos mujeres corren detrás de él haciéndolo detenerse.

—¿Sí?

—¿Puedes prestarnos la práctica de emergencias médicas? Es que como era tan larga hay cosas que...

Las interrumpe.

—Para mí es un placer, mañana les puedo enseñar ha realizar la de pediatría y neonatología.

—¿No es mucha molestia?

Esboza una amplia sonrisa.

—Para nada.

—¡Gracias, gracias! —exclaman al unísono marchándose deprisa.

—¿Ves? Te lo dije, es el mejor partido. Tengo envidia de quien puede ser su novia.

Él que eso escucha, esconde una amplia sonrisa y sigue repartiendo las donas con mucha devoción provocando en todo aquel que le brindo, una genuina satisfacción.

—Buen día, señor Brahim usted tan dedicado como siempre.

Le dice el rector al verlo caminar con varias cajas.

—¿Qué es todo eso?

—Oh, estos sólo son libros de texto, como saldré en este cuatrimestre opte por donarlos a esos nuevos estudiantes que tanto lo necesitan.

—Sigue así, llegarás lejos—dándole una palmada en el hombro se marcha, pues en la primera caja se ven varios libros.

En cuanto el rector se alejó, Brahim deja de reír, limpiando enseguida con un pañuelo blanco su hombro que había sido tocado por el señor de mediana edad.

Pasando con las cajas de manera que parezca un accidente chocó contra el interruptor de energía eléctrica que él mismo días atrás removió el protector de seguridad y tal parece la vieja conserje ni se ha molestado en reportarlo.

Silbando saca todo el contenido de las cajas en diversas áreas, sin perder la sonrisa y los saludos amistosos se marcha de la universidad, subiéndose a la vieja camioneta que estacionada en un callejón deja todos los días.

Con una música de los noventa, acelera en la autopista, pocos carros transitan y se le ocurre colocar una emisora informativa.

«Les recomendamos tener precaución en estos días, las autoridades han tomado cartas en el asunto, pero el sospechoso sigue suelto dado que todavía no se conoce su rostro».

La ruta de escape, no funciona. +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora