Capítulo 2

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-Hola bonita – escuche decir a alguien a mis espaldas, me volteé y era Freddy.

-Amm... hola – dije entre incomoda y sorprendida.

-Oh te pongo nerviosa – dijo más como afirmación que como pregunta.

-¿Perdón? – no creía lo que acababa de decir.

-Claro te perdono, suelo causar ese efecto en las chicas – dijo con una sonrisa de superioridad.

-¿Pero a ti qué te pasa? Ni te conozco y vienes a joderme – conteste ya enfadada.

-Me gusta joder Fernanda - se había aprendido mi nombre; y claro de tantas veces que lo escuchó ayer, era obvio.

-Se nota, pero a mí no me gusta que me jodan-.

-Lastima ya lo estoy haciendo-.

-Lárgate de aquí-.

-No puedo me tienen encerrado en esta maldita escuela-.

-Sabes a lo que me refiero-.

-Lo sé, pero ya te dije que me gusta joder-.

-Bien entonces me voy yo-.

Salí del salón ¿pero que le pasaba? Lo único que sabíamos el uno del otro eran nuestros nombres y se dignaba a joderme, perdón pero para joder solo mis amigos y era obvio que él no lo era... ni lo sería.

-Hey ¿qué te pasa? – preguntó Jos cuando choque con su cuerpo.

-Freddy, eso es lo que me pasa – me queje – es un gran y maldito imbécil-.

-¿Qué te hizo?-.

-Llegó a joderme la existencia-.

-Ay bueno ya no es para tanto, vente vamos a comer – me llevó de nuevo al interior del salón.

Freddy salía mientras nosotros entrabamos. Freddy y Jos chocaron los hombros por accidente.

-Fíjate por dónde vas – le dijo de malhumor a Jos.

-Tranquilo solo fue un accidente - contestó Jos alzando sus hombros inocentemente.

-Que accidente ni que nada, tú pedazo de...-.

-Mejora tu humor idiota – lo interrumpí.

-Tú no te metas muñeca-.

-Me meto porque es mi amigo y tú eres un maldito imbécil... y no me llames muñeca-.

-Eso dices ahora, pero ya verás más adelante-.

-Seguiré diciendo lo mismo, eres un ¡GRAN IMBECIL! – jale a Jos hasta nuestros lugares dejando al imbécil con la palabra en la boca.

*

Al fin las clases terminaron y fuimos libres, fui a casa y al ver que no había ni rastro de mis hermanos, le envié un mensaje a Mónica.

"Hey ¿Dónde están?

Para: Mónica".

Pasados unos minutos contestó.

"Lalo tuvo un problema en la escuela, te dejamos dinero en la cocina compra algo para comer, llegaremos más tarde.

De: Mónica".

Bien iba estar sola un buen rato, tome el celular y marque a un restaurante de comida japonesa, pedí maquis y me recosté en el sofá de la sala a esperar mi comida. Después de unos 15 o 20 minutos llego, comí e hice mis deberes. Pasaban las horas y me aburría, no tenia con quien discutir como lo hacía con Lalo, ni con quien bromear como lo hacía con Mónica, tampoco a quien platicarle mis asuntos como con Jorge, y es que aunque a veces quería ahorcar a todos, los quería; este era uno de los momentos donde de verdad apreciaba a mi familia, pero nunca se los diré... JAMAS.

Amores PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora