Capítulo 3

2.1K 129 4
                                    

-Bonita – lo escuche gritarme todavía dentro de la escuela, lo ignore – bonita – repitió – tenemos que hablar de lo de biología – me detuve.

-Ok, número uno no me llames bonita, y número dos mañana después de clases vas a mi casa y comenzamos a hacer el trabajo – dije tratando de sonar lo más calmada posible.

-¿Mañana?-.

-Sí, me importa poco si puedes o no, mañana-.

-¿No es muy pronto para empezar a hacer el trabajo?-.

-El trabajo es extenso, los exámenes empiezan dentro de tres semanas y tengo más deberes, así que mañana después de la escuela – me fui antes de que pudiera contestar.

*

Llegue a casa y mis hermanos ya estaban ahí.

-Hola – los salude.

-Hola Fer ¿Cómo te fue? – preguntó mi hermana mientras hacía de comer.

-Pues bien – mentí, no quería dar explicaciones.

-Ok, ve a dejar tus cosas y bajas para poner la mesa-.

-Ok-.

Subí a mi cuarto deje mi mochila, baje y puse la mesa, mi hermana llevó la comida a la mesa y todos nos sentamos a comer.

-¿Mañana puede venir un compañero? – pregunte.

-Sí-.

-No–. 

Dijeron Mónica y Jorge respectivamente.

-¿Se te olvida que estas castigada? - preguntó Jorge.

-Hermano, dijiste nada de salidas y además no es que yo lo quiera aquí es un trabajo para biología-

-¿Quién es? – empezó con el interrogatorio.

Jorge era un buen hermano, pero cuando se lo proponía me sacaba de mis casillas casi tan rápido como Lalo.

-Es el nuevo, se llama Freddy-.

-¿Y por qué no es alguno de tus amigos?-.

-Porque el maestro asigno compañeros-.

-Está bien, pero solo porque es de la escuela-.

-Ok- seguimos comiendo.

Lalo platicó un par de cosas que la verdad ni atención le puse. Lave los trastes una vez que terminamos de comer y subí a mi habitación a hacer mis deberes, ahí estuve el resto del día, no tenía humor para estar con alguien.

*

-Bonita ¿nos vamos? – dijo Freddy a la hora de la salida.

Como ya era su costumbre, en clases me molestó, en receso también y ahora que se supone al fin descansaría de él, ¡NO! Tengo que llevarlo a casa conmigo.

-Ya te dije que no me digas bonita – dije caminando a donde él estaba.

-Bueno, preciosa – maldito tipo exasperante – sube – dijo al tiempo que abría un coche del estacionamiento, era un Jaguar negro.

-¿Es tuyo?-.

-No, lo robe – dijo con ironía.

-Prefiero caminar – me negué.

-No pienso dejar a mi bebé aquí, así que te subes o te subo, tú decides-.

Abrí la puerta del copiloto y entré. Ni para eso era bueno, no me podía abrir la puerta del coche "cavernícola" pensé; le di la dirección a Freddy y arrancó el coche.

Amores PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora