Capítulo 4

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-¡A ustedes ¿qué les pasa?! – Les dije algo enfadada, durante la comida hablaron de Freddy, fuimos por un helado y hablaron de Freddy y ahora en la cena también hablan de Freddy. – Me tienen harta con tanto Freddy esto, Freddy lo otro, lo tuvieron aquí un par de horas y ahora ¿qué? ¿Se enamoraron de él? ¡Pues cásense con él!-.

-¡Tranquila! Fernanda primero no nos grites – me regañó Jorge – y segundo Freddy nos agrado mucho ¿ok? Tú no tienes el control de quien nos agrada y quien no-.

-Sí, además no tiene nada de malo que nos haya agradado, dices que lo vamos a tener aquí durante tres semanas ¿no? Pues es mejor que nos vaya agradando y que tú vayas quitando tu mal humor-.

-Ok – me levante de la mesa – ya no tengo hambre – me fui a mi cuarto.

-Fernanda ven para acá – escuche a Jorge, lo ignore.

Me encerré en mi habitación el resto de la tarde, si ellos supieran como es Freddy en realidad lo odiarían tanto o más que yo, porque sí eso era lo que sentía hacia Freddy un gran odio, ese idiota había rotó un record el que yo odiara a una persona en menos de una semana, lo felicitaría, pero con lo arrogante que es seguramente pediría un regalo o algo así.

*

-Hola Fer- me saludó Jos - ¿Cómo estás?-.

-Mal, mis hermanos están enojados conmigo y yo tengo que soportar a Freddy durante 3 semanas-.

-¿Por qué se enojaron contigo?-.

-Porque al parecer para ellos Freddy es como un ángel caído del cielo y se la pasaron hablando de él todo el día de ayer, me hartaron y les dije un par de cosas por las cuales se molestaron-.

-¿Y por qué tus hermanos piensan eso?-.

-No tengo ni idea-.

-Tranquila, ya verás que antes de que te des cuentas las tres semanas se habrán terminado y te libraras de Freddy-.

-Eso espero-.

La profesora de Psicología llego y empezó su clase, todo en este momento me parecía tan nefasto y aburrido, Freddy había arruinado mi humor en toda la maldita semana, por suerte era viernes y me libraría de él sábado y domingo, algo positivo en mi vida.

Al fin sonó la campana que indicaba la hora de la salida.

-Hola – dijo alguien a mi espalda, me gire.

-Hola Alonso ¿Cómo estás?-.

-Bien, oye Fer ¿quieres ir a comer mañana? – dijo algo nervioso, me dio ternura.

-Encantada iría Alonso, pero estoy castigada. ¿Te parece si yo te aviso cuándo me levanten el castigo y vamos?-.

-Por supuesto – dijo animado.

Llegó Freddy con nosotros.

-¿Nos vamos, bonita? – me abrazó por encima de los hombros.

-No me abraces – quite su mano – y no me llames bonita-.

-Gruñona – rió de nuevo.

-Adiós Alonso – le sonreí ignorando a Freddy.

-Adiós-.

Caminamos al auto de Freddy.

-¿Qué quiera ese imbécil?-.

-El único imbécil aquí eres tú, y no es de tu incumbencia lo que quería-.

Subimos al auto y arrancó. Llegamos a casa y espere las alabanzas a Freddy.

-Hola – empezó mi hermana - ¿Cómo estás?-.

-Muy bien ¿y tú?-.

-Excelente-.

Me fui a la sala sin decir una palabra, Freddy llegó conmigo. Saque las cosas y fui por mi computadora, cuando llegue Jorge ya estaba ahí platicando con Freddy, me senté en la sala y no le hable a mi hermano, él tampoco a mí, estaba confirmado mis hermanos y yo estábamos peleados.

Hoy me harte mucho más rápido que el día anterior, así que le pedí a Freddy que paráramos, él accedió.

Fuimos a la cocina.

-¿Te vas ya Freddy? – le dijo mi hermano.

-No te vayas quédate a comer – dijo mi hermana antes de que Freddy pudiera responder.

-No puede – impedí que Freddy hablara.

-Quédate – le dijo mi hermana ignorándome.

-De hecho hoy sí me puedo quedar – les respondió Freddy.

-Entonces le diré a Lalo que ponga un plato extra en la mesa – le sonrió Jorge.

-Que ponga los mismos, yo comeré en mi cuarto – me reusé a comer en el mismo lugar que Freddy.

-No, vas a comer con nosotros, hay invitado y es de mala educación no comer con él – me dijo mi hermana.

 Todos nos sentamos en la mesa, Mónica acerco la comida y empezamos a comer. Todos conversaban, todos menos yo, o eso intentaba.

-Fer - me llamo Freddy - Fer - repitió - Fernanda-.

-¡¿Qué?! – me hartó.

-¿Me pasas la ensalada? – Se la deslice por la mesa – gracias-.

-Bueno Fernanda ¿qué te pasa? Desde ayer estas de un humor que nadie te aguanta – preguntó Mónica.

-En la escuela es peor – dijo Freddy. 

Lo voltee a ver, si las miradas mataran Freddy ya estaría más que muerto.

-Bueno saben, no tienen porque aguantarme – me levante de la mesa – gracias, estuvo muy rica la cena – me fui a mi habitación y me encerré de nuevo.

Pase un par de horas ahí encerrada, hasta que alguien tocó mi puerta.

-Fernanda ¿puedo pasar? – era la voz de Mónica.

-Déjame-.

-No, tenemos que hablar-.

Me levante de mi cama y abrí la puerta.

-Si vienes a sermonearme, mejor vete – dije sentándome de nuevo en la cama.

-No vengo a sermonearte, pero es que no te entendemos ¿por qué estas así? ¿Por qué no te cae bien Freddy? Porque creo que es por eso-.

-¡¿Por qué?! – empecé.

-Tranquila – me interrumpió – si yo no vengo a sermonearte, tú no me grites-.

-Ok ,– me tranquilicé – es que él no es así, bueno sí, bueno no, o sea es así solo con ustedes porque conmigo se comporta tan irritante y tan... no sé me molesta, solo aquí es cuando me respeta y porque están ustedes-.

-Ok, pero si aquí te respeta mínimo trata de comportarte aquí, como si él fuera otra persona, quizá es así contigo como jugando y quiere hacerte reír, pero logra todo lo contrario y te moleste, habla con él en lugar de ponerte como loca-.

-Está bien – acepte, ya no quería estar peleada con mis hermanos – y perdón por mi comportamiento – adiós orgullo.

-Las acepto, pero hay alguien más a la que le debes disculpas-.

Bajamos y ahí estaban Jorge y Lalo.

-Jorge, Lalo, perdón por mi comportamiento de estos dos últimos días-.

-Ya sabía que estabas loca – dijo Lalo levantando los hombros.

-¿Tenemos de vuelta a Fer mi hermana que tanto quiero? – me preguntó Jorge.

-Creo que sí – me abrazó.

Bueno, al menos ya no estaba peleado con mis hermanos, esa ya era ventaja.

Amores PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora