Capítulo 5

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Mi hermana estaba equivocada, Freddy me molestaba porque le gustaba verme enojada y arruinar mi humor, y al parecer sí era su nuevo hobby. Estas dos semanas lo tuve que tolerar en mi casa, mínimo ahí se comportaba y yo hacía lo mismo, el resto del tiempo él me hacia enojar y yo lo quería matar.

Era viernes y por suerte era el último día que tenía a Freddy en mi casa, se quedó a comer y como yo no lo quería tener lunes y martes de la próxima semana le dije que se quedara hasta tarde, pero al fin logramos terminar el trabajo.

-Ya quédate a cenar hombre, para qué te vas – le dijo mi hermano.

"Tranquila Fernanda solo es una cena y ya" me repetía una y otra vez.

-De hecho les quería pedir permiso para ir con Fernanda a cenar-.

-Estoy castigada, lo siento – sonreí con malicia.

-Puedes ir Fer, pero no lleguen muy tarde-.

-¿Qué? – no lo creía.

-Vamos – me tomó Freddy de la mano – ya te dio permiso – me jaló, mejor dicho, me arrastró hasta la puerta de salida.

-Pero yo no quiero ir – me queje ya afuera de mi casa.

-¿Parece que me importa? – me subió al auto y luego subió él.

-No traigo suéter – me queje.

Me aventó su chamarra y al parecer debajo de ella también venia la mía, "genial" pensé con sarcasmo. Arrancó el coche.

-¿A dónde vamos? – pregunté después de un buen rato de silencio.

-A unas hamburguesas que te van a encantar – me sonrió, no era aquella sonrisa burlona que siempre me dedicaba, era más como las sonrisas que le daba a mis hermanos. 

Guarde silencio el resto del camino.

Llegamos y bajamos.

-Espera aquí – me ordenó.

Me quede cerca del coche. Freddy se acercó a un local que era como más servicio para llevar que un restaurante de verdad, me dio algo de frío y me puse mi chamarra, después de unos minutos volvió Freddy.

-Ten – me extendió una hamburguesa.

-No sé – vi la hamburguesa – no me da confianza – el lugar era el que no me daba confianza, porque la hamburguesa se veía apetitosa.

-No gaste dinero para nada, mucho me costó conseguirlo así que cométela – escupió.

Tome la hamburguesa y le di una gran mordida.

-Tranquila bonita, pareces hombre – se burló.

-¿No querías qué comiera? Pues ahí tienes – dije con comida aún en mi boca, digamos que no me interesaba mucho causarle una buena impresión a Freddy. – Oye ¿y qué tan difícil te pudo ser conseguir el dinero? – Recordé lo que había dicho respecto a éste – seguramente solo vas con tú papi y se lo pides – me burle.

-Mi papá si claro, ni que fuera el tuyo – me quede callada, aún dolía la muerte de mis padres – la verdad duele – siguió – la hija de papi aquí, eres tú no yo-.

-Tú no puedes cerrar tu boca un solo segundo – quería que se callara en ese preciso momento.

-No, me gusta hablar-.

-Bien entonces hablemos de cómo iras a llorarle a tú papi cuando te rompa toda la cara – dije ya algo molesta.

-¿Quieres dejar el asunto de mi papá?-.

Amores PeligrososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora