Subimos a mi habitación a dejar mis cosas, empecé a desempacar y Freddy me ayudó.
-Esto no fue como yo lo esperaba – pensé en voz alta.
-¿A qué te refieres?-.
-Nunca creí que disfrutaría tanto irme contigo-.
-Yo tampoco – confesó – pero ahora pienso que, de una forma relativa, fue lo mejor que me pudo pasar-.
Le sonreí. Seguí desempacando, encontré el regalo que me había dado Daniel el día de mi cumpleaños, la foto de nosotros 5, sonreí con un poco de nostalgia.
-Es una linda foto – habló Freddy.
-Muy linda – la puse en mi tocador.
-Voy a extrañar a Bryan – suspiró.
-Todos – lo abracé. - ¿Vas a llamar a tu hermana? – dije para cambiar de tema.
-Sí, más tarde la llamaré para hablar de cuando se vendría a vivir aquí-.
-¿Y si te pide que tú te vayas con ella? – me dio un poco de miedo la posibilidad de que se fuera de mi vida.
-Si temes que me vaya, – dijo leyendo mis pensamientos – olvídate de esa idea. Me voy a quedar aquí, algo me dice que Karla se vendrá a vivir aquí y si no ya encontraremos una forma de arreglarlo-.
Asentí.
Freddy me abrazó, me aferre a él. Separó mi rostro de su pecho, donde estaba recargada, me levantó la barbilla y me hizo verlo directo a los ojos. Sus ojos eran hermosos, brillaban, me hipnotizaban.
-Te amo – susurró.
-También te amo – le sonreí.
Juntamos nuestros labios en un tierno y lindo beso.
Caímos a la cama aún abrazados, nos seguimos besando. Freddy bajo a mi cuello y deposito pequeños besos húmedos en él, solté un pequeño gemido de placer.
-Si quieres que pare solo dilo – habló.
-Mmm...-.
-Fernanda... - su tono fue en advertencia.
-No te detengas – no era mi mente la que mandaba las palabras a mi boca, era mi cuerpo el que respondía a las acciones de Freddy.
Freddy siguió besando mi cuello, pude respirar el olor de su cabello. Embriagante, como todo él. Subió de nuevo a mi boca y volvió a besarme, le correspondí sin dudarlo. Mis manos subieron a su pecho y se arrastraron hasta el borde de su playera, en un impulso, metí mis manos y toque su sexy abdomen que tanto me gustaba, piel con piel, el calor se volvió más intenso, la ropa comenzaba a molestar. Sin pensarlo dos veces le quite la playera dejando al desnudo su delicioso abdomen.
-¿Segura? – cuestionó.
Asentí.
-¿Y tú? – pregunte.
En respuesta volvió a besarme el cuello, se apartó un momento para poder quitar mi blusa dejando mi sostén al descubierto. Besó mi boca, bajando por mi cuello, la clavícula hasta llegar al valle de mis senos. Tomó uno de ellos y comenzó a masajearlo, solté un gemido. Freddy llevó sus manos hasta el botón de mis jeans, lo desabrochó y bajó el cierre, fue jalando los jeans lentamente por mis piernas sin quitar sus ojos de los míos, los jeans al fin salieron y ahora me encontraba solo en ropa interior.
Llego mi turnó y le quite los jeans, desabroche el botón y baje en cierre lentamente, entreteniéndome en esa zona, rosando "accidentalmente" su miembro un par de veces. Cuando termine con los jeans la erección de Freddy era notable, me aplaudí internamente por eso.
De nuevo en la cama, Freddy liberó mis senos de mi sostén, comenzó a masajear, besar, chupar y morder suavemente mis senos, mientras yo gemía y retorcía de placer.
Besó mis senos y bajó dejando más besos en mi abdomen, llegó a mi sexo, bajó mis bragas hasta sacarlas de mis piernas, también se quito su bóxer y fue ahí cuando me sorprendí.
-No va a entrar – hablé tartamudeando.
- Sí, lo hará – me sonrió divertido ante mi comentario – tranquila-.
Tomó sus jeans y de uno de los bolsillos sacó un empaque; pequeño, cuadrado y plateado. Puso el condón en su miembro, subió de nuevo a la cama y separó mis piernas.
-¿Lista? – preguntó.
Asentí un poco nerviosa.
-Si quieres que paré, solo dilo y lo haré-.
Volví a asentir.
Sentí la punta de su miembro en mi sexo y se deslizaba lentamente. Grite, dolía, dolía como... como... no tenía algo con que compararlo.
-¿Estás bien? – su voz era preocupada.
Asentí.
-Solo sigue – esa era la forma de calmar el dolor.
Freddy siguió moviendo su miembro dentro y fuera de mi, el dolor era cada vez menos intenso, paso de ser un dolor tolerable a un dolor placentero hasta el punto en que dejo de ser dolor y ahora solo había placer.
Nuestras respiraciones eran aceleradas y ambos gemíamos de placer, el calor era cada vez más intenso dentro de mí, sentí que cada parte de mi cuerpo se tensaba.
-Solo déjate llevar – dijo Freddy.
Y fue ahí cuando exploté, libere el orgasmo y caí agotada, Freddy llegó al orgasmo segundos después. Ambos nos abrazamos con nuestras respiraciones agitadas, Freddy alcanzó las sabanas de la cama y nos cubrió con ellas.
-Le dijimos a tus hermanos que no haríamos nada estúpido – habló Freddy una vez que nuestras respiraciones se normalizaron.
-No creo que esto haya sido estúpido-.
-Yo tampoco – me sonrió, le devolví la sonrisa.
Me acurruque cerca de él y recargue mi cabeza en su pecho.
-¿Sabías que íbamos a hacerlo? ¿Por qué traías el condón?-.
-No lo sabía. Soy hombre ¿No se supone que todos llevan un condón en su bolsillo por si acaso?-.
Sonreí ante su respuesta, supongo que tenía razón.
-Mientras no los uses con alguien más-.
-Nunca – me acarició el cabello.
De un momento a otro, ambos caímos dormidos.
*
Escuchamos a mis hermanos en la cochera.
-¿Pueden ayudarnos con las compras? – preguntó Mónica.
Apagamos el televisor de la sala, salimos a la cochera y llevamos las bolsas a la cocina.
-¿Qué hicieron en nuestra ausencia? – preguntó Jorge.
-Nada importante – conteste – solo vimos televisión y hablamos-.
-Lo normal – me apoyó Freddy.
Tomó mi mano y la apretó, le sonreí. Lo que había pasado hacia casi media hora iba a ser nuestro pequeño secreto.
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Amores Peligrosos
FanfictionFreddy Leyva el chico que le dio un giro de 360° a mi vida. La pregunta aquí es ¿lo hizo para bien...o para mal? Esta novela es 100% mía. Esta prohibida la copia o adaptación de la novela.